Una antigua novena destaca las lecciones que podemos aprender de los Reyes Magos para adorar y recibir a Cristo Eucaristía.
La “Novena
preparatoria a la festividad de la Epifanía en obsequio de los santos reyes
magos Gaspar, Melchor, y Balthasar” data de 1773 y fue
impresa en Guatemala, y ha sido recopilada en la Enciclopedia Católica de ACI
Prensa.
En el noveno día de la novena,
se asegura que “los Santos Reyes en su adoración
nos dan las reglas y que hemos de observar para llegar a comulgar”.
El texto de la novena destaca la “humildad” con
la que los Reyes Magos
“llegan a la presencia de su Dios” en la Epifanía.
Los Reyes Magos, señala, se presentan “con
tal conocimiento de su miseria, que siendo soberanos se postran en tierra, y
ponen a sus pies sus coronas”.
“Si reflexionan en la grandeza de este Señor, le
dan las más profundas adoraciones, y con la mayor veneración y respeto
arrodillados le adoran”.
Los Magos, continúa el texto, “hacen al
mismo tiempo ver lo encendido de su fe, pues confiesan por su Dios a aquel
niño, sin tener ninguna apariencia de su divinidad”.
“Y encendidos en su amor le ofrecen sus corazones,
entregándose todos a su servicio, poniendo toda su esperanza en tan gran
Señor”.
La novena asegura que “dichoso tú si
procuras imitar a estos Santos Reyes, llegando a comulgar con conocimiento de
tu miseria, y de la grandeza de tu Dios: avivando tu fe, y adorando por tu Dios
aquel Señor que te muestra el Sacerdote, creyendo lo que no ves, alentando tu
esperanza, deseoso de que produzca en ti este pan sus admirables efectos”.
“Y abrazado en el amor de este Señor, sacrifícate
todo a su servicio, y preséntale como los Santos Reyes incienso en la oración
fervorosa, oro en los afectos del corazón, y mirra con la consideración de sus
tormentos”.
“Para que recibiéndolo, como lo adoraron los Santos
Reyes, logres los efectos que experimentaron”, expresa.
La novena alienta además a agradecer a Dios “por
tan singulares beneficios, que no solo te igualó a los Santos Reyes, sino que
saliste ventajoso, pues estos en aquella ocasión solo lo vieron, y lo adoraron,
y tú además de esto te alimentas con su mismo cuerpo”.
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
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