La Arquidiócesis de Córdoba (Argentina) celebró el 7 de noviembre la coronación pontificia de Nuestra Señora de la Merced de los Maitines, advocación mariana que además fue declarada “patrona y protectora de la libertad y la vida amenazada”.
La ceremonia comenzó con la llegada de la imagen mariana en andas hasta
la basílica de la Merced. En los días previos la Virgen de la Merced peregrinó
por las comunidades arquidiocesanas.
Nuestra Señora de La Merced de los Maitines fue declarada “patrona y protectora de la libertad y la vida amenazada”
por decreto del Arzobispado de Córdoba y a solicitud de los frailes mercedarios
de Argentina, la Junta de Religiosos de Córdoba y la Red Kawsay.
La Virgen de la Merced fue instalada en la explanada de la iglesia y los
fieles, religiosos, sacerdotes diocesanos y mercedarios, celebraron el
acontecimiento con una Misa presidida por el Administrador Apostólico de
Córdoba y delegado papal para la coronación pontificia, Mons. Carlos Ñáñez; y
concelebrada por el Arzobispo electo de Córdoba, Mons. Ángel Rossi; obispos
auxiliares, eméritos y el superior provincial de la Orden de la Merced en
Argentina, fray Ricardo Guzzo.
También estuvieron presentes las autoridades locales, los responsables
de la restauración y conservación de la imagen mariana, entre otros
representantes de agrupaciones cercanas a la Iglesia local.
En su homilía, Mons. Ñañez afirmó que la Virgen María es “mediadora de todas las gracias” y su realeza tiene
carácter de servicio y no de dominio, porque participa “íntimamente de la
ofrenda del rey, su Hijo, sobre la cruz”.
En el anuncio del Ángel, la Virgen María “se
declara la servidora del Señor y en el Magníficat nuevamente se declara la
servidora del Señor”; y “la reina Madre, la
madre del Rey Mesías, al pie de la cruz recibe el encargo de ser la Madre de
los discípulos del Rey", recordó el Administrador Apostólico.
Mons. Ñañez también destacó a la Virgen María como mujer. “Muestra patente de una sensibilidad especial por todo lo
que es bello y bueno, por todo lo que dignifica y ennoblece la condición
humana”, esa ternura de mujer y de madre que acoge a todos, afirmó.
También destacó su fortaleza “firme y serena
en las vicisitudes de la vida diaria, especialmente en la prueba y el dolor”,
“al pie de la Cruz, pero de pie”. Además, oró para que esa fortaleza
llegue a quienes han sufrido la pérdida de familiares por el COVID-19, por las
necesidades de las personas y los dolores de la patria.
Luego de la homilía se leyó el decreto pontificio de coronación y se
presentaron los distintos atributos para Nuestra Señora de La Merced de los
Maitines. Un escudo, la aureola con 12 estrellas y la corona.
Mons. Ñañez, delegado papal para la ocasión, coronó
la imagen de la Virgen de la Merced de los Maitines, seguido por repiques de
campanas, aplausos y vítores de los presentes.
POR GISELLE VARGAS | ACI Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario