La comunidad de Huacho tuvo en don Ernesto Ausejo Pintado uno de sus mejores alcaldes. Presidió el Concejo Provincial de Chancay por más de tres períodos.
Hombre
nacido para el mando, le venía de herencia su carácter fuerte. Sus ancestros
poseyeron varias haciendas y otras propiedades. Pero, al nacer él, sus mayores
dilapidaron la fortuna, dejándolo en la más completa miseria. Su abuelo materno
don José María Pintado lo tomó a su cuidado, poniéndolo a trabajar como
ayudante de la piara de burros que tenía para el transporte de piedras de sal
de las Salinas y carga del Puerto de Huacho a la ciudad. Su instrucción sólo
llegó al segundo año de Primaria.
Don Ernesto,
desde muy tierna edad, fue templando su carácter. Entre la piara de burros que
guiaba también habían mulas. Pobre del burro que se echara en el camino, de
cansado; al tercer pencazo ya estaba levantado. Sin embargo, con quienes tenía
que emplear toda su energía era con las mulas. Todos sabemos lo tercos que son
estos animales. Retorciéndoles la cola y tirando fuertemente de ella las hacía
levantar y seguir la marcha.
Todo
hombre enérgico y resuelto triunfa en algunos aspectos de la vida. Debido a sus
relaciones familiares es nombrado capitán de la Capitanía del Puerto de Supe.
Luego se lanza a los negocios y a la vida bohemia. Un día en el Hotel Pacífico,
por motivos a una alusión a su vida privada, -lo titulaban el capitán pirata-
el joven Ernesto se desata y como un huracán todos los que le ofendieron van
cayendo de sendos puñetes; entre ellos el Comisario, quién hace llamar a los
gendarmes en su auxilio. Estos también van rodando uno a uno de bajo de las
mesas del comedor del hotel. Dominado y llevado a la Comisaría, le dieron una
soberana paliza, por el hecho extraordinario de fortaleza y osadía de lanzar al
Comisario y a seis gendarmes bajo las mesas. El pueblo lo tituló: "el siete machos".
Veinte
años después, Ernesto Ausejo se convierte en don Ernesto Ausejo Pintado. ¿Cuál es la razón? De criador de chanchos y vacas
y arrendatario, se convierte en propietario y gran capitalista. Empieza a
comprar terrenos y fincas; deja las vacas y los chanchos y el caballo con el
que se paseaba en la ciudad y se compra un hermoso Cadillac. ¿Tendrá pacto con el diablo, se preguntan las viejas
beatas?
En Huacho
se han encontrado fabulosos "tapados" en
moneda española. Se encontró uno, en el lugar donde hoy está el pasaje Ricardo
Palma, según cuentan fue en un tiempo cuartel de los chilenos. Apariciones
inesperadas alarmaban a los centinelas y dispersaban los caballos. Donde se
ubica el Club Tennis una familia judía que abastecía el mercado con verduras el
año 1925, en que se produjo el Fenómeno del Niño en Huacho, al derribarse un
alto pino, en sus raíces se encontraron incrustadas monedas españolas.
Leyendas
se tejían donde aparecía luces y corrían bolas de fuego. Como lo tuvo el fundo
ganadero a la entrada de la ciudad, llamado: "La
Era". Don Ernesto puso a trabajar en "La
Era" a uno de sus hijos. El muchacho bohemio, muchas veces dormía
dentro de un antiguo corral colonial. Una noche vio correr una bola de fuego
que salía del corral. Esta noticia sólo fue conocida por los peones, quienes
creyeron, dada su vida divertida, que había visto visiones. Empezaron a
burlarse de él y le pusieron el apelativo de "bola".
Una madrugada Bola ve claramente de
donde sale la llamarada, le cuenta a su padre y señala el sitio. Días después
don Ernesto Ausejo con dos peones nuevos recién llegados de la sierra cavan en
la zona indicada por Bola y encuentran un
gran tapado, en barras de oro. Este relato lo contó un hermano de don Desiderio de los Santos, que trabajaba en la
granja: "La Era".
Los gases
tóxicos que emiten los metales enterrados de tiempo en tiempo emergen en forma
de llamaradas. Fueron absorbidas por don Ernesto Ausejo y los dos peones. Este
viajó a curarse a los Estados Unidos y los peones bien gratificados viajaron a
su tierra...
Don
Ernesto Ausejo Pintado, con esta fortuna se lanzó a la política. Es el hombre
fuerte de la Provincia de Chancay. Con su propio peculio postula la candidatura
del doctor Manuel Prado, instalando una casa
política en Huacho. Donde llegan políticos como el doctor Cisneros Sánchez, comen y organizan comités en
toda la provincia a costa de don Ernesto; se cree que esta campaña costó,
cuando menos, un cuarto de millón de soles de esa época.
Llega a
ser Alcalde, se codea en Lima con Cisneros
que es el brazo derecho de Prado. Habla más
de lo convenido. Son cosas que se toleraban antes, y menos después de tomar el
mando. Y don Ernesto es desembarcado en sus pretensiones de ser Senador de la
república y ocupar un curul en esa cámara. Por último lo destituyen de alcalde
de la provincia de Chancay. Esta fue la amarga verdad que tuvo de los
políticos, y la razón para formar su partido llamado "Independiente".
Teniendo como asesor al poeta Leónidas
Yerovi, que dirigía el programa radial: “Yo
soy el pueblo”.
Don
Ernesto como Alcalde impone orden en el comercio. Contra los grandes
comerciantes, entre ellos Simón Chang. Este
millonario de gran influencia en Lima, socaba su base, hasta que al fin lo
derriba. En el período del Presidente Belaúnde,
es elegido por el pueblo. Sus concejales son hombres que lo dejan hacer, él
realiza el trabajo de todos. Se hacen obras sin dirección técnica. Vienen
nuevas elecciones, don Ernesto sale nuevamente elegido. Los partidos coaligados
forman mayoría para limitarlo. Don Ernesto hombre de acción, tiene que esperar
que estos se pongan de acuerdo para emprender cualquier obra. Como buenos
políticos pasan el tiempo deliberando sin decidirse por una gran obra. Ni
porque la propia naturaleza les indica el camino a seguir, con el catastrófico
terremoto del 17 de octubre de 1966. Con Huacho semi-destruido, era el momento
de hacer el Plan regulador de la ciudad. Y
emplear toda la energía de don Ernesto en la reconstrucción. Como viene siempre
sucediendo, prima el interés político antes que el del pueblo, y la ciudad se
reconstruye en las mismas áreas.
El 23 de
enero de 1966, con motivo del Centenario de la Ciudad de Huacho el Alcalde Ernesto Ausejo Pintado preparó un bello programa
con inauguración de diversas obráis públicas: la
apertura de jirones con varias cuadras, como son jirón Nicolás de Piérola y
Juan Barreto, la avenida Leguía, prolongación Av. San Martín, jirón Manuel
Domingo Torero y Guillermo Velásquez Jordán, prolongación del Jirón La Merced,
prolongación Adán Acevedo, ensanche del jirón Leoncio Prado; además
prolongación Atahualpa que ha unido San Martín con Nicolás de Piérola. Siendo
su principal obra la construcción del mercado "Centenario", en un
área de ocho mil metros cuadrados y con mil ochocientos puestos con todas sus
comodidades de comerciantes y público consumidor. El acto fue apadrinado
por el Presidente de la república arquitecto Fernando
Belaúnde Terry. En el programa de festejos hubo un corso con
participación de reinas de la ciudad de Lima, Huacho y todas las principales
instituciones. Terminaron las festividades con un gran baile de gala en el Club
Tennis.
La
presencia del Presidente de la República, la concurrencia de conocidas y
antiguas familias huachanas residentes en Lima y diversas ciudades del país;
las obras realizadas e inauguradas y los grandes y alegres festejos donde
participó el pueblo dieron brillo a la cita. Actualiza y reafirma el Decreto
Ley del 23 de enero de 1886 que declaró a la ciudad de Huacho como capital de
la Provincia de Chancay. Dejando como ratificatoria la Ley del 10 de noviembre
de 1874.
Don
Ernesto para las nuevas elecciones del año 1967, pese a las obras realizadas,
había perdido popularidad. Pero llega en su ayuda el terremoto del 17 de
octubre. Don Ernesto acude en apoyo de la masa trabajadora, compra esterones y
cañas y personalmente en carros del Concejo los va distribuyendo a las diversas
barriadas que circundan la ciudad; luego reparte cocinas y frazadas. Con su
actividad le gana de mano a sus contendores y con ello la voluntad del pueblo;
además se gana a los universitarios independientes, y seguro de su triunfo, se
sienta a esperar el resultado de las elecciones municipales. Y vuelve a
triunfar, barriendo a todos los representantes de los partidos políticos que
pretendían la alcaldía.
Conociendo
el carácter autoritario de don Ernesto, los representantes de los partidos
políticos antagónicos, antes de las instalaciones se unen y ganan por mayoría
los principales puestos, y después se atraen a la minoría que acompaña al
alcalde. A don Ernesto Ausejo Pintado lo dejan solo y desde allí empezó a
padecer el Cristo del 67, como el mismo lo
tituló.
Los
alcaldes distritales donde han triunfado partidos políticos se unen también
para hacerle la vida imposible. Por radio se dice lo que no debe decirse. Al
alcalde de Sayán le dice haberle comprado un terno que usa con tanta galanura.
Este ofendido le responde en tono subido a don Ernesto, quien manifiesta ser el
único hombre que le hizo sonrosarse. Los concejales coaligados para deshacerse
de él, lo acusan de haber hecho un contrato ilícito en el Concejo, con el fin
de beneficiarse. Es el proyecto de una casa para ancianos. La denuncia es
expuesta al Jurado Nacional de Elecciones, que lo destituye del honroso cargo
de alcalde de la provincia de Chancay.
Don
Ernesto pide al Jurado Nacional de Elecciones rectifique esta sentencia, por
ser una trama política para despojarlo del cargo de Alcalde. Ante el silencio,
falta de respuesta, cita al pueblo a un Cabildo Abierto para que se pronuncie: si sigue o no en el cargo de burgomaestre. El
pueblo varias veces sale a las calles en apoyo de su alcalde. Los coaligados
políticos comprendiendo la impotencia de la policía local para contener al
pueblo hace venir para el día del Cabildo tropas de asalto de Lima. Se impide
la concentración en la plaza de armas, dispersándolos por las boca calles. La
gente corre por todas partes, hasta que llega la noticia que don Ernesto se
está dirigiendo por radio en un techo de una casa en la calle 28 de Julio.
Ante la
presencia repentina de las tropas de asalto que lanzan bombas para dispersar a
los manifestantes. El alcalde "siete
machos" ofuscado sufre una confusión... y exclama por la radio a
todo pulmón: "En estos momentos la tropa de
asalto venida de Lima, nos está lanzando bombas atómicas".
Al "Cristo del 67" lo crucificaron. Empezando
los políticos por ponerle piedras en el camino para impedirle llegar a la
alcaldía. Como sabían que sólo tenía segundo año de Primaria, lograron del
Congreso de la República una Ley, estableciendo que para ser candidato a
Alcalde Provincial debía tener la Instrucción Media completa:
Don
Ernesto Ausejo en los pocos meses que faltaban para su inscripción, se
matriculó en una escuelita, donde en cursos acelerados, terminó la Primaria y
concluyó la instrucción media con nota sobresaliente, certificado que incluyó
en su postulación.
Para
conseguir nuevas rentas y continuar realizando obras como el nuevo Municipio y
un gran Centro Cívico, levantaron a la masa de comerciantes en la venta de
puestos en el nuevo mercado y el alquiler de las tiendas, alegando precios
elevados; igualmente apoyaron a los trabajadores municipales, en sus
pretensiones de mayores sueldos. Cuando llegaba el presidente Belaúnde a inaugurar la ampliación del muelle de
Huacho, grupos dirigidos por los políticos se hicieron presentes en el puerto
con el fin desprestigiar al alcalde. Todos estos hechos y mucho más fue el
calvario del Cristo del 67. Hasta que al fin
lo crucificaron destituyéndolo.
Para borrar toda huella de su
actuación edilicia, hasta el Centenario de la Ciudad, celebrado tan dignamente
el 23 de enero de 1966, lo anularon, alegando que una Ley tiene más valor que
un Decreto. Cambiándolo por el 10 de noviembre.
Por Alberto Bisso Sánchez (1992).
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