El Papa Francisco pidió “un enfoque diferente de la pobreza” que permita construir una sociedad donde no se margine a los pobres, “como si fueran los culpables de su condición”, y donde se suscite “una planificación creativa” que ofrezca soluciones.
En su mensaje para la
Jornada Mundial de los Pobres 2021, que se celebrará el
próximo 14 de noviembre con el lema “A los pobres
los tienen siempre con ustedes” y que se difundió este lunes 14 de
junio, el Papa señaló que la pobreza “es un reto
que los gobiernos y las instituciones mundiales deben afrontar con un modelo
social previsor, capaz de responder a las nuevas formas de pobreza que afectan
al mundo y que marcarán las próximas décadas de forma decisiva”.
“Si se margina a los pobres, como si fueran los
culpables de su condición, entonces el concepto mismo de democracia se pone en
crisis y toda política social se vuelve un fracaso”, recordó.
Por eso, señaló que “con gran humildad
deberíamos confesar que en lo referente a los pobres somos a menudo
incompetentes. Se habla de ellos en abstracto, nos detenemos en las
estadísticas y se piensa en provocar conmoción con algún documental”.
“La pobreza, por el contrario, debería suscitar una
planificación creativa, que permita aumentar la libertad efectiva para poder
realizar la existencia con las capacidades propias de cada persona. Pensar que
la libertad se concede e incrementa por la posesión de dinero es una ilusión de
la que hay que alejarse”.
Explicó que “servir eficazmente a los pobres
impulsa a la acción y permite encontrar los medios más adecuados para levantar
y promover a esta parte de la humanidad, demasiadas veces anónima y sin voz,
pero que tiene impresa en sí el rostro del Salvador que pide ayuda”.
El Papa Francisco, en su mensaje, destacó que “permanece
abierto el interrogante: ¿cómo es posible dar una solución tangible a los
millones de pobres que a menudo sólo encuentran indiferencia, o incluso
fastidio, como respuesta? ¿Qué camino de justicia es necesario recorrer para
que se superen las desigualdades sociales y se restablezca la dignidad humana,
tantas veces pisoteada?”.
Para dar respuesta a la pregunta, recordó que “un
estilo de vida individualista es cómplice en la generación de pobreza, y a
menudo descarga sobre los pobres toda la responsabilidad de su condición. Sin
embargo, la pobreza no es fruto del destino sino consecuencia del egoísmo. Por
lo tanto, es decisivo dar vida a procesos de desarrollo en los que se valoren
las capacidades de todos”.
Más en el ámbito pastoral, indicó que “los
pobres de cualquier condición y de cualquier latitud nos evangelizan, porque
nos permiten redescubrir de manera siempre nueva los rasgos más genuinos del
rostro del Padre”.
Hizo hincapié en la invitación de Jesús: “Conviértanse
y crean en la Buena Noticia”. El Papa enseñó que “esta conversión consiste, en primer lugar, en abrir nuestro corazón
para reconocer las múltiples expresiones de la pobreza y en manifestar el Reino
de Dios mediante un estilo de vida coherente con la fe que profesamos”.
“A menudo los pobres son considerados como personas
separadas, como una categoría que requiere un particular servicio caritativo.
Seguir a Jesús implica, en este sentido, un cambio de mentalidad, es decir,
acoger el reto de compartir y participar”.
Lamentó que “parece que se está imponiendo
la idea de que los pobres no sólo son responsables de su condición, sino que
constituyen una carga intolerable para un sistema económico que pone en el
centro los intereses de algunas categorías privilegiadas. Un mercado que ignora
o selecciona los principios éticos crea condiciones inhumanas que se abaten
sobre las personas que ya viven en condiciones precarias”.
Además, al problema de la pobreza se le añadió el de la pandemia de
coronavirus, que lo ha agravado: “El año pasado,
además, se añadió otra plaga que produjo ulteriormente más pobres: la
pandemia”.
“Esta sigue tocando a las puertas de millones de
personas y, cuando no trae consigo el sufrimiento y la muerte, es de todas
maneras portadora de pobreza. Los pobres han aumentado desproporcionadamente y,
por desgracia, seguirán aumentando en los próximos meses”.
“Algunos países, a causa de la pandemia, están
sufriendo gravísimas consecuencias, de modo que las personas más vulnerables
están privadas de los bienes de primera necesidad. Las largas filas frente a
los comedores para los pobres son el signo tangible de este deterioro”.
Por ello, “es urgente dar respuestas
concretas a quienes padecen el desempleo, que golpea dramáticamente a muchos padres
de familia, mujeres y jóvenes”.
El Papa Francisco concluyó su mensaje deseando “que
la Jornada Mundial de los Pobres, que llega a su quinta edición, arraigue cada
vez más en nuestras Iglesias locales y se abra a un movimiento de
evangelización que en primera instancia salga al encuentro de los pobres, allí
donde estén”.
POR MIGUEL PÉREZ
PICHEL | ACI Prensa
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