Vichama fue una deidad, era hijo del dios Sol con una mujer creada, pero dejada en abandono, sin qué comer, por el dios Pachacamac. Al nacer el pequeño Vichama, Pachacamac lo mató. Lo hizo porque el Sol no respetó lo que él había creado con su poder.
De los
dientes enterrados de Vichama nació el maíz, de las costillas y huesos la yuca;
de sus carnes enterradas nacieron los pepinos, los pacaes y otras frutas. La
madre de Vichama no dejaba de llorar su muerte.
El Sol buscó a Pachacamac para enfrentarlo pero
este se ocultó donde su luz no llega.
El dios Sol resucitó a Vichama, a partir del ombligo, y lo entregó al cuidado de su madre. Vichama se convirtió en un bellísimo joven con habilidades portentosas. Él partió de viaje como su padre.
Y cuenta este relato que Vichama era veguetano, un territorio con hermosos cultivos, cerca de Huaura. A su regreso, él encontró que Pachacamac había matado a su mamá. Vichama enfurecido castigó a toda la gente que encontró convirtiéndola en piedra.
El prodigioso Vichama buscó los restos de su madre y moldeó su cuerpo con barro, pidió al dios Sol que le devolviera la vida y fue así que ella también resucitó. Vichama buscó a Pachacamac para pedirle cuentas por la vida de su mamá, pero éste huyó y se ocultó en el mar, donde hasta ahora aparece como una isla, al sur de Lima.
Vichama pidió a su padre el dios Sol que repoblara nuevamente el mundo, pues él mismo había convertido la gente en piedra. Entonces el dios Sol le entregó tres huevos: uno de oro, otro de plata y otro de cobre. Del huevo de oro salieron los sacerdotes y gobernantes, del huevo de plata salieron sus esposas, del huevo de cobre salieron los hombres que hacen trabajo rudo con sus esposas. Vichama también le pidió a su padre el Sol que regalara ídolos de piedra en los cuales se pudiera confiar el bien vivir, en huacas e islas.
Este mito fue recogido por fray Antonio de La Calancha, clérigo y cronista nacido en Bolivia, en 1638, afirmando que los habitantes originarios del Norte Chico del Perú, creían en Vichama, -tal como si fuera una figura bíblica del mundo cristiano de hoy-.
De Alejandro Smith Bisso (2019).
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