SUS INTENCIONES APARECEN DESCRITAS EN EL LIBRO DE CARLOS ASTIZ SOBRE EL MULTIMILLONARIO
BILL GATES ES UNO DE LOS MILLONARIOS GLOBALISTAS, Y ENTRE SUS PRINCIPALES RETOS ESTÁ REDUCIR EL TAMAÑO DE LA POBLACIÓN MUNDIAL
La protección del planeta y la
supuesta lucha contra el cambio climático son los argumentos que durante años
llevan utilizado ciertos organismos y algunos personajes muy poderosos para vender la necesidad de reducir la población mundial y extender el aborto
y la anticoncepción, curiosamente siempre en los lugares donde hay
más pobreza.
Posiblemente el rosto más visible
que hay en la actualidad a favor de este control poblacional, conocido como
neomaltusianismo, sea Bill Gates,
multimillonario, fundador de Microsoft, durante muchos años la persona más rica
del mundo y ahora alabado en todo el mundo por su labor filantrópica.
Pero, ¿cómo
puede ser que una persona que defiende la esterilización en la práctica de
millones de personas y la reducción de la población mundial sea alabado por los
que podrían ser víctimas de sus políticas? Organismos supranacionales y
toda una red mediático-cultural reciben millonarias
subvenciones de su parte, lo que ayuda a entender esta complacencia.
No es menos cierto, sin embargo,
que personajes como Gates y otros globalistas disfrazan siempre sus intenciones
con buenas palabras. Su objetivo –asegura- es salvar el planeta. Y para ello es
necesario más aborto, anticoncepción y como consecuencia, muchas menos personas
en el planeta.
Sobre este asunto profundiza el
periodista Carlos Astiz en su nuevo libro Bill Gates Reset! Vacunas, aborto y
control social (Libros Libres) que publica tras el éxito
editorial que cosechó con El proyecto Soros.
Aunque con diferencias de forma,
tanto Gates como Soros coinciden en su “globalismo”,
en su objetivo de transformar el
mundo hacia un “nuevo orden mundial”
donde ellos, grandes magnates, ejerzan una influencia y un gran poder en
la sombra.
Para ello, Gates, Soros y otros
poderosos multimillonarios comparten objetivos comunes. El autor de este libro
asegura que estos globalistas “buscan destruir
las democracias, las naciones que las albergan y las raíces que las hacen
reconocibles. No porque sean malvados sino porque eso les permitirá el
control de sociedades pequeñas, desestructuradas y débiles reduciendo sus
problemas e incrementando sus beneficios”. Los llama los “globalitarios”.
Si necesitan naciones más
débiles, deben romper la institución familiar. De ahí que financien y apoyen todo aquello que socava la vida y la familia: leyes LGTB, aborto,
anticonceptivos, divorcio… Los
individuos solitarios y débiles siempre serán más manejables que las familias
fuertes y con valores. De ahí que otro objetivo sea eliminar el cristianismo y
toda su herencia en Occidente.
Bill Gates y su ya exmujer
Melinda han sido declarados y orgullosos neomalthusianos.
Defienden abiertamente que la población mundial debe disminuir. Evidentemente
ni ellos ni nadie de su entorno sería una de esas víctimas colaterales sino los
habitantes de países pobres.
En 2010, en una charla TED, Gates
afirmaba que para reducir las emisiones de carbono una forma de lograr este
objetivo pasa por reducir la población humana mundial. “Primero,
tenemos la población. El mundo tiene actualmente 6.800 millones de
personas. Y está en camino para llegar a 9.000 millones. Ahora, si
hacemos un gran trabajo en nuevas vacunas, cuidado de la salud, y servicios de
salud reproductivos podríamos disminuir esa cifra, quizás, un 10 o 15%...”,
afirmaba.
Sus palabras parecen una
contradicción pero justamente reflejan cómo funciona su estrategia. Bonitas
palabras e intenciones que ocultan lo que hay detrás, porque pocos podrían
pensar que si se fabrican nuevas vacunas y se aumenta el cuidado de la salud
pueda disminuir la población en cientos de millones. Más bien cabría esperar lo
contrario. La realidad es muy distinta: anticonceptivos hormonales
inyectables, el reparto de otros anticonceptivos y aborto, mucho aborto. Todo con un riego de millones y
millones de dólares.
En su libro, Astiz recuerda que
para los Gates “la reducción del crecimiento de la población
siempre ha sido parte integral de su misión
declarada de ‘mejorar la salud de las
personas y brindarles la oportunidad de salir del hambre y de la pobreza extrema’
porque consideran, como los eugenistas del pasado que los recursos se mantienen
más o menos fijos y que en la ecuación ‘salud=recursos/población’ la respuesta
está en controlar y disminuir el último factor. Pero el siglo XX nos ha
demostrado que el incremento de la población supone un incremento de recursos y
los billonarios nunca hablan de reducir su número de hijos, son siempre los de
los demás, los de los pobres”.
Según asegura el escritor, a una
parte de estas élites les molesta que haya tanta gente sobre la que ejercen un
control precario y que en un momento dado se vuelva contra ellos. “Además –agrega- el
capital financiero no depende tanto de la producción y en consecuencia de la
necesidad de tantos consumidores. La automatización y la globalización permiten
el acceso y el mantenimiento de sus estándares de vida, de sus necesidades y
caprichos, como nunca en la historia”.
El aborto y sobre todo la anticoncepción son
las grandes armas de reducción de la población. Y ahí Bill Gates invierte
cientos de millones. “Reducir el número de los
‘innecesarios’ se había hecho ya a través de las guerras y la represión, pero
eso significaba dotar de armas a una parte de esos prescindibles que podían
volverlas contra los amos. Ahora, se intenta eliminar a los humanos
pobres antes de que nazcan, e incluso antes de ser concebidos. La
generalización del aborto y de los métodos anticonceptivos está siendo un éxito
en casi todo el mundo, especialmente en el occidental (no tanto en
el campo islámico) tras haber invertido miles de millones en organizar
corrientes de opinión que han hecho aceptables esos métodos para la inmensa
mayoría”.
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