Miles de enfermos, pero no sólo, son sumergidos en las piscinas de Lourdes.
Desde 1858 se han
reconocido 70 milagros y 7.200 sanaciones inexplicables.
Este
jueves 11 de febrero la Iglesia celebra la festividad de la Virgen de Lourdes porque justo este día hace 163 años, es
decir, en 1858, María se aparecía por primera vez en la cueva de Massabielle a
una jovencita Bernardette Soubirous.
La que a
día de hoy es una de las mayores advocaciones marianas del mundo está muy vinculada a los enfermos y a las curaciones físicas y
espirituales. De
hecho, la primera de ellas se produjo el 1 de marzo de 1858 cuando Catherine
Latapie sumergió su brazo herido en el manantial y quedó sanado.
Desde
entonces millones de personas han peregrinado hasta Lourdes, y sin contar este
extraño tiempo de pandemia, hasta seis millones de personas
visitan cada año el santuario, entre
ellos decenas de miles de enfermos.
En estos
163 años la Iglesia Católica ha reconocido un total de 70 milagros y casi 7.200
curaciones inexplicables, siempre
desde una exhaustiva investigación científica. De hecho, en Lourdes hay una
Oficina Médica encargada de estudiar estas sanaciones y para ello utilizan 7 exigentes criterios.
Desde
1999 a 2018, en dos décadas, se han reconocido los últimos
cinco milagros producidos en Lourdes, donde
la tecnología y la ciencia avanzada han debido rendirse ante la evidencia.
Estos son los últimos cinco milagros, que tienen como protagonistas a
dos franceses y tres italianos:
JEAN-PIERRE
BÉLY, MILAGRO TRAS RECIBIR LA UNCIÓN DE ENFERMOS
Este
hombre de 51 años sufría esclerosis múltiple y llevaba ya dos
años en silla de ruedas cuando llegó a Lourdes el 9 de octubre de
1987. Si bien había perdido su capacidad de andar, después de haber recibido el sacramento de los
enfermos se dio cuenta de que podía volver a mover los
brazos y las piernas.
Jean-Pierre
Bély decía que adquirió una fuerza espiritual desconocida en él
cuando recibió los tres sacramentos de sanación de la Iglesia: la Reconciliación, la Eucaristía y la Unción de
enfermos. Aseguraba que esta energía recibida se difuminó por todo su
organismo provocando su curación instantánea. Se liberó en el acto de dolencias
que sufría desde los 16 años.
Fue sólo
después de once años de investigación que su curación fue reconocida como "correspondiente a un hecho inusual e inexplicable”
y declarado milagro el 9 de febrero de 1999.
ANNA
SANTANIELLO, LA MUJER QUE SALIÓ ANDANDO DE LA PISCINA
Esta
mujer italiana de 41 años llegó a Lourdes el 19 de agosto de 1952 víctima de una descompensación cardíaca por enfermedad
mitral, consecuencia de una artritis reumatoide
aguda, y a quien los médicos no veían cura.
Esta malformación le impedía caminar y hablar claramente. Asimismo, le causaba cianosis en la cara y edemas
en las extremidades inferiores. Según dijo al diario de «La Città» de Salerno, “ya casi no
lograba respirar y le dije a mi hermano que mi último deseo era ir a Lourdes”,
a donde llegó “viva aunque en camilla”.
Conducida
a las piscinas en camilla, salió por su propio pie: “el
agua estaba helada, pero sentí inmediatamente algo que hervía en el
pecho, como si me
hubieran restituido la vida. Después de pocos segundos, me levanté con mis
propias fuerzas y comencé a caminar, rechazando la ayuda de los camilleros, que
me miraban con incredulidad”. El 21 de septiembre de 2005 su curación
fue declarada "milagrosa" por la
Iglesia.
HERMANA
LUIGINA TRAVERSO, LA MONJA QUE SINTIÓ “UN CALOR FUERTE”
La monja
italiana tenía 30 años cuando en julio de 1965 llegó a Lourdes por primera vez.
Afectada por una parálisis de la pierna izquierda, participó en las
celebraciones tumbada en una camilla. El quinto día de la peregrinación,
durante la adoración, sintió un fuerte
calor que la invitó a enderezarse. Inmediatamente pudo mover
los miembros inferiores paralizados y el dolor desapareció.
Reconocido
como milagro 11 de octubre de 2012, esta salesiana aún vive en su monasterio.
DANILA
CASTELLI, MILAGRO EN LAS PISCINAS
La
italiana Danila Castelli
tenía 35 años y cuatro hijos. Se le diagnosticó un cáncer
extraordinariamente virulento que le producía tumores en cualquier
parte del cuerpo. Sufrió ocho operaciones y vivía atiborrada a pastillas para
soportar los dolores.
En 1989 los médicos se rindieron y le aconsejaron buscar tranquilidad
para sus últimos días. Fue con
su marido a Lourdes, no buscando un milagro (ya habían ido otras veces con la
esperanza de la curación) sino para estar ante la Virgen en un último "viaje de novios". Iba a morir con 43
años: quería pedir a la Virgen "que Ella
estuviese siempre cerca de mis hijos". Pero tras formular su
oración, de inmediato se sintió tan aliviada que el dolor desapareció. Y toda
la enfermedad.
HERMANA
BERNADETTE MORIAU, INVITADA A QUITARSE LOS DISPOSITIVOS
Esta
francesa, religiosa de Bresles (Oise), se curó a los 69 años, el 11 de julio de 2008 tras padecer una
patología en la llamada cola de caballo o cauda equina, agrupación nerviosa en
el extremo de la médula espinal fundamental para la movilidad de las
extremidades inferiores y la funcionalidad de los órganos pélvicos. Fue operada
cuatro veces de la columna vertebral y se veía obligada a tomar morfina para el
dolor.
Rezando
en la capilla de su comunidad pocos días después de una peregrinación diocesana
a Lourdes, revive en su corazón un momento fuerte vivido en la Basílica de San
Pío X durante el sacramento de los enfermos: luego se
siente invitada a quitarse el corsé y la férula que ha usado durante casi
veinte años, y descubre que su pie ha vuelto a su posición normal. Después
de los exámenes médicos, su curación fue reconocida como el 11 de febrero de
2018, precisamente día de la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes.
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