Antes de dirigir el rezo del Ángelus este 21 de febrero, primer Domingo de Cuaresma, el Papa Francisco alentó a no tener miedo de dedicar momentos a la oración en silencio para escuchar la Palabra de Dios.
Al reflexionar en el pasaje
del Evangelio de San Marcos que relata las tentaciones de Jesús en el
desierto, el Santo Padre señaló que “la Palabra de
Dios nos indica el camino para vivir fructuosamente los cuarenta días que
conducen a la celebración anual de la Pascua” y alentó a pensar en el
desierto, “en este entorno, natural y simbólico,
tan importante en la Biblia”.
“El desierto es
el lugar donde Dios habla al corazón del hombre, y donde brota la respuesta de
la oración, es decir, el desierto de la soledad, el corazón apartado de otras
cosas, solo en esa solitud se abre a la Palabra de Dios”.
Además, el Santo Padre explicó
que el desierto también es “el lugar de la prueba
y la tentación, donde el tentador, aprovechando la fragilidad y las
necesidades humanas, insinúa su voz engañosa, una voz alternativa a la de
Dios, alternativa que te hace ver otro camino, de engaño” porque “el tentador seduce”.
En esta línea, el Papa
reconoció que “durante los cuarenta días vividos
por Jesús en el desierto, comienza el ‘duelo’ entre Jesús y el diablo, que
terminará con la Pasión y la Cruz” y añadió que “todo
el ministerio de Cristo es una lucha contra el maligno en sus múltiples manifestaciones: curaciones de enfermedades,
exorcismos de los endemoniados, perdón de los pecados, es una lucha”.
Incluso, el Santo Padre
advirtió que en un momento de la vida de Jesús “parece
que el diablo prevalezca cuando el Hijo de Dios es rechazado, abandonado y
finalmente capturado y condenado a muerte, parece que venció el diablo, parece
que el vencedor es él, pero en realidad, la muerte era el último ‘desierto’ a
atravesar para derrotar definitivamente a Satanás y liberarnos a todos de su
poder” y agregó que “y así Jesús
venció en el desierto de la muerte, para vencer en la Resurrección”.
Por ello, el Santo Padre
alentó a estar atentos en
la presencia del diablo en nuestras vidas para defendernos de él con la Palabra de Dios y nunca dialogando
con él.
En este sentido, el Papa dijo
que “en el tiempo de Cuaresma, el Espíritu Santo
nos empuja también a nosotros, como a Jesús, a entrar en el desierto” y
añadió que “no se trata -como hemos visto- de un lugar físico, sino de una
dimensión existencial en la que hacer silencio y ponernos a la escucha de la
palabra de Dios, para
que se cumpla en nosotros la verdadera conversión”.
“No tengan miedo
al desierto, busquen momentos de más oración, de silencio, para entrar en si
mismos, no tengan miedo”, invitó el Papa quien invitó a encomendarse “a
la intercesión maternal de la Virgen María”.
POR MERCEDES DE LA
TORRE | ACI Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario