El Papa Francisco recordó que hace noventa años Jesús se manifestó a Santa Faustina Kowalska y le confió el mensaje de la Divina Misericordia.
Al finalizar el rezo del Ángelus dominical este 21 de febrero, el
Santo Padre saludó desde la ventana del palacio apostólico a los peregrinos
reunidos en la plaza de San Pedro y dedicó un mensaje especial a los fieles
polacos.
“Hoy mi pensamiento va al Santuario de Płock, en
Polonia, donde hace noventa años el Señor Jesús se manifestó a Santa Faustina
Kowalska, confiándole un mensaje especial de la Divina Misericordia”, dijo el Papa.
En esta línea, el Pontífice recordó que “a
través de San Juan Pablo II, ese mensaje ha llegado a todo el mundo” y
añadió que el mensaje de la Divina Misericordia “no
es otro que el Evangelio de Jesucristo, que murió y resucitó de entre los
muertos, quien nos da la misericordia del Padre”.
“Abramos a Él nuestro corazón, diciendo con fe:
Jesús, en Ti confío”, invitó el Santo Padre.
Santa Faustina Kowalska relató que tuvo la primera revelación de la
Divina Misericordia el 22 de febrero de 1931 estando sola en su habitación en
el convento de Plock.
La escena de dicha revelación y las palabras que escuchó escritas en su
diario (Diario I, sesiones 47, 48 y 49) en donde cuenta que Jesús le pidió que
pintara una imagen suya, fiel a la imagen que se mostraba ante ella, vestido de
blanco y que de su corazón emanasen haces de luz roja y blanca y la imagen
debía contener la inscripción: “Jesús, en Ti
confío”.
DEVOCIÓN DE SAN JUAN
PABLO II
En 1967, el entonces Cardenal Karol Wojtyla presidió la sesión solemne
que puso punto final al proceso diocesano que recopiló los datos y testimonios
sobre la vida de Santa Faustina Kowalska, vidente del Señor de la Divina
Misericordia.
En noviembre de 1980, San Juan Pablo II, publicó su carta encíclica
titulada “Dives in Misericordia”, sobre la misericordia divina, en la que animó a
los fieles a regresar la mirada al misterio del amor misericordioso de Dios.
“Es conveniente ahora que volvamos la mirada a este
misterio: lo están sugiriendo múltiples experiencias de la Iglesia y del hombre
contemporáneo; lo exigen también las invocaciones de tantos corazones humanos,
con sus sufrimientos y esperanzas, sus angustias y expectación", escribió entonces.
Años después, el Papa Juan Pablo II beatificó en 1993 y canonizó en el
año 2000 a Santa Faustina, justamente en el segundo domingo de Pascua. Durante
la ceremonia de canonización declaró que cada segundo domingo de Pascua se
celebraría en toda la Iglesia el Domingo de la Divina Misericordia.
En 2002 el Santo Padre viajó al Santuario de la Misericordia Divina en
Cracovia (Polonia) en donde consagró el mundo a Jesús de la Divina
Misericordia.
“Dios, Padre misericordioso, que has revelado tu
amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu
Santo, Consolador, te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre”, fueron algunas de las palabras de su oración.
San Juan Pablo II murió el 2 de
abril de 2005, la
noche previa al Domingo de la Divina Misericordia de aquel año, Fiesta de la
Misericordia que él instituyó siguiendo el pedido de Jesucristo a Santa
Faustina.
El Papa Benedicto XVI beatificó a Juan Pablo II el 1 de mayo de 2011, en
el segundo domingo de Pascua, y el Papa Francisco lo canonizó el 27 de abril de
2014, también Fiesta de la Misericordia.
POR MERCEDES DE LA
TORRE | ACI Prensa
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