La Iglesia celebra el 22 de febrero la Fiesta de la Cátedra de San Pedro para recordar la autoridad del Vicario de Cristo en la tierra; por tal motivo, el sacerdote, escritor y funcionario de la Secretaría de Estado del Vaticano, Mons. Florian Kolfhaus, reflexionó sobre su importancia para Iglesia Católica.
“La Santa Sede, cuyo concepto se remonta al banco
de madera de un pescador, a quien el Señor nombró Pastor de su Iglesia, es
la más alta autoridad moral en todo el mundo actual. También los no cristianos
prestan atención a las palabras del Papa sobre la paz, migración y protección
climática”, escribió Mons. Kolfhaus en una
columna publicada en CNA
Deutsch –agencia alemana del Grupo ACI–.
El Papa “goza del reconocimiento de
alrededor de 170 estados y 20 organizaciones internacionales” y “es reconocido
en virtud de sus relaciones de siglos con otros estados”, añadió el
experto, al recordar que el Pontífice es también un soberano sujeto de derecho
internacional.
“El Papa, y solo él entre todos los demás líderes
religiosos, es quien goza de la autoridad de un jefe de estado, equiparada a la
de los presidentes. Y todo esto se lo debe, por así decir, al banquillo
de madera sobre el que se sentó San Pedro, cuando enseñaba a la
comunidad de Roma”, agregó.
No obstante, el sacerdote dijo que más importante que los temas
políticos es “la preservación y auténtica interpretación de
la fe, que le fue confiada a
Pedro y a sus sucesores”.
“A él le fue prometida –tal como bellamente muestra
el altar en San Pedro– la especial asistencia del Espíritu Santo al explicar el
Evangelio de Cristo desde la Tradición de la Iglesia y sus padres”.
“El Papa, y solamente él, tiene la potestad de las
llaves, para atar y desatar. Él tiene poder directo, inmediato, limitado solo
por la Ley Divina sobre toda la Iglesia. Él es el pastor supremo a quien le es
confiado la totalidad del rebaño del Señor. La Iglesia celebra hoy este
elevado servicio del servidor de los siervos de Dios”, enfatizó.
A pesar de estas características, Mons. Kolfhaus recordó que cada Papa
debe tener conciencia de que es un “hombre frágil y
débil” y “necesita constantemente
purificación y conversión”.
“Pero debe tener también conciencia de que del
Señor le viene la fuerza para confirmar a sus hermanos en la fe y mantenerlos
unidos en la confesión de Cristo crucificado y resucitado”, añadió.
Por otra parte, el sacerdote indicó que el Obispo de Roma se
sienta en su cátedra para dar “testimonio de Cristo” y que ese poder conferido por Cristo a Él y a sus
sucesores “es, en sentido absoluto, un mandato para servir”.
“La potestad de enseñar, en la Iglesia,
implica un compromiso al servicio de la obediencia a la fe”, recalcó.
Finalmente, Mons. Kolfhaus recordó que el Papa “no
es un soberano absoluto cuyo pensamiento y voluntad son ley”.
“Al contrario: el ministerio del Papa es
garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra. No debe proclamar
sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y la Iglesia a la
obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y
alteración, así como frente a todo oportunismo”, concluyó.
Redacción ACI Prensa
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