BUDDY
Cuando
falleció mi madre, el mundo se derrumbó para mí, a pesar de tener a mi padre;
pero el trabajo lo absorbía totalmente; solo, durante las tardes, me la pasaba
encerrado en la casa, o salía al pequeño parquecito junto a la casa, a ver a
los otros niños jugar con su madre o padre, y esto me entristecía de
sobremanera, mis lágrimas resbalaban por mis mejillas...
Fue una
tarde, que al sentarme en una banca de ese parquecito, escuché un gemido
apagado, lastimoso, debajo de la banca, yo al agacharme, encontré a un perrito,
escondido y temeroso, al parecer abandonado.
-
¡No temas, no te haré nada!-
No me
hizo caso, pero me acerqué un poco más y le toqué su cabecita, acariciándola,
esto pareció tranquilizarlo un poco.
-
¡Anda ven a jugar conmigo!.-
Pero no
salía de ahí, corrí a casa y tomé leche del refrigerador y la llevé a donde el
perrito; se la acerque y este aún con miedo salió a tomarla con recelo...
-
¡Anda tómala toda, para que veas que soy tu amigo!-
En cuanto
termino, me miró de una manera, que parecía que me daba gracias; y volvió a
esconderse debajo de la banca.
Yo corrí
a una tienda cercana, donde yo había visto, cajas vacías de cartón; tome una y
volví con el perrito, la coloqué cerca de él y le dije:
-
¡Mira te traje una casita anda entra para que estés calientito!-
El solo
me miraba desconfiado, en eso vi a mi padre venir y corrí a casa, y me metí a
mi cuarto; llegó mi padre y me pregunto:
- ¿Que hacías afuera?.-
-
¡Nada papá, yo solo jugaba en el parque!-.
- bien, ahora lávate y vamos a comer.-
Temí que
se molestaría si le mencionaba del perrito, antes yo le había pedido un
perrito, para que me acompañara y muy molesto, me había dicho rotundamente no,
que era muy complicado tener uno, no, no y no; y si le decía que había hallado
uno...
Al día siguiente
volví y busqué al perrito, este había aceptado entrar en la caja, quizás por el
frío de la noche, yo estaba feliz de verlo ahí; busque en casa alimentos para
el, que los devoró en segundos, y así logré que fuera mi amigo.
Ese se
volvió mi secreto, esperaba con ansías el salir de la escuela, para correr a
jugar con el perrito, a quien llame, ''Buddy'';
de quien había ganado su confianza y ya también me esperaba, para que le
llevara de comer y después jugar, y ya después yo volvía a casa a cenar con mi
padre.
Un sábado,
en mi cumpleaños, mi papá me dijo:
- ¡Feliz cumpleaños, hijo!, está pelota es para ti; cuando vuelva del
trabajo, compraremos un pastel y lo partiremos ¿eh?-
Y se fue
a trabajar, en cuanto se fue, yo corrí a buscar a buddy, para mostrarle mi
pelota, él le gustó tanto, que corría tras de ella, sin parar, reímos toda la
tarde.
El
domingo por la mañana, mi papa, dormía hasta tarde, y yo no aguantaba las ganas
de salir a jugar con buddy y la pelota, aproveché que mi papá dormía, y salí al
parque a buscar a Buddy, este se mostró feliz de estar conmigo y jugar otra
vez, estábamos tan felices jugando, cuando de repente, sentí como alguien me
jalaba de mi brazo.
- ¿Qué haces jugando con ese perro callejero hijo?, ¡te he dicho que
nada de perros!-
Era mi
papá, quién me tomaba del brazo jalandome hacia la casa; yo le quise explicar
pero en eso, mi pelota se me escapó, y rodó hacia la calle, hacía los autos;
buddy corrió tras ella sin mirar y.... Un auto lo arrolló, y lo golpeó
fuertemente, la pelota reventó, y yo me solté de la mano de mi padre, corrí
hacia donde estaba buddy tirado, sangrando, llorando lo levanté, mirando
suplicante a mi padre:
-
¡Papá, mataron a buddy!-
- ¿Él es buddy?, ¿tú le pusiste ese nombre?-
-
¡Si papá es el mi amigo, el único que tengo y ahora está muerto!-
Mi papá
lo tomó de mis brazos, y lo reviso y me dijo:
- ¡Él todavía vive, pero está grave, lo llevaremos a un médico!.-
Fueron
horas amargas para mí, el médico no salía a decir nada, yo mientras le conté a
mi papá todo sobre Buddy, pasaban horas y nada, hasta que salió el médico y
dijo:
- ¡El perrito se ha salvado, aunque está muy delicado!-
Yo estaba
feliz con la noticia, mi papá me miró con ternura y me dijo:
- ¡Hijo desde que murió tu mamá, no te había visto tan contento, y veo
que he estado equivocado al respecto, y por lo que me contaste, has cuidado del
perrito bastante bien, y creo que me has demostrado que puedes tenerlo!-
¡Yo
lo abrace emocionado, feliz de escucharlo, y amándolo como nunca!
Desde
entonces, Buddy vive con nosotros y somos una familia feliz.
Erickson
Castellanos.
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