domingo, 31 de mayo de 2020

HISTORIAS Y RELATOS "LEYENDAS"


BUDDY
Cuando falleció mi madre, el mundo se derrumbó para mí, a pesar de tener a mi padre; pero el trabajo lo absorbía totalmente; solo, durante las tardes, me la pasaba encerrado en la casa, o salía al pequeño parquecito junto a la casa, a ver a los otros niños jugar con su madre o padre, y esto me entristecía de sobremanera, mis lágrimas resbalaban por mis mejillas...

Fue una tarde, que al sentarme en una banca de ese parquecito, escuché un gemido apagado, lastimoso, debajo de la banca, yo al agacharme, encontré a un perrito, escondido y temeroso, al parecer abandonado.

- ¡No temas, no te haré nada!-
No me hizo caso, pero me acerqué un poco más y le toqué su cabecita, acariciándola, esto pareció tranquilizarlo un poco.
- ¡Anda ven a jugar conmigo!.-
Pero no salía de ahí, corrí a casa y tomé leche del refrigerador y la llevé a donde el perrito; se la acerque y este aún con miedo salió a tomarla con recelo...
- ¡Anda tómala toda, para que veas que soy tu amigo!-

En cuanto termino, me miró de una manera, que parecía que me daba gracias; y volvió a esconderse debajo de la banca.

Yo corrí a una tienda cercana, donde yo había visto, cajas vacías de cartón; tome una y volví con el perrito, la coloqué cerca de él y le dije:
- ¡Mira te traje una casita anda entra para que estés calientito!-
El solo me miraba desconfiado, en eso vi a mi padre venir y corrí a casa, y me metí a mi cuarto; llegó mi padre y me pregunto:
- ¿Que hacías afuera?.-
- ¡Nada papá, yo solo jugaba en el parque!-.
- bien, ahora lávate y vamos a comer.-

Temí que se molestaría si le mencionaba del perrito, antes yo le había pedido un perrito, para que me acompañara y muy molesto, me había dicho rotundamente no, que era muy complicado tener uno, no, no y no; y si le decía que había hallado uno...

Al día siguiente volví y busqué al perrito, este había aceptado entrar en la caja, quizás por el frío de la noche, yo estaba feliz de verlo ahí; busque en casa alimentos para el, que los devoró en segundos, y así logré que fuera mi amigo.

Ese se volvió mi secreto, esperaba con ansías el salir de la escuela, para correr a jugar con el perrito, a quien llame, ''Buddy''; de quien había ganado su confianza y ya también me esperaba, para que le llevara de comer y después jugar, y ya después yo volvía a casa a cenar con mi padre.

Un sábado, en mi cumpleaños, mi papá me dijo:
- ¡Feliz cumpleaños, hijo!, está pelota es para ti; cuando vuelva del trabajo, compraremos un pastel y lo partiremos ¿eh?-

Y se fue a trabajar, en cuanto se fue, yo corrí a buscar a buddy, para mostrarle mi pelota, él le gustó tanto, que corría tras de ella, sin parar, reímos toda la tarde.

El domingo por la mañana, mi papa, dormía hasta tarde, y yo no aguantaba las ganas de salir a jugar con buddy y la pelota, aproveché que mi papá dormía, y salí al parque a buscar a Buddy, este se mostró feliz de estar conmigo y jugar otra vez, estábamos tan felices jugando, cuando de repente, sentí como alguien me jalaba de mi brazo.

- ¿Qué haces jugando con ese perro callejero hijo?, ¡te he dicho que nada de perros!-

Era mi papá, quién me tomaba del brazo jalandome hacia la casa; yo le quise explicar pero en eso, mi pelota se me escapó, y rodó hacia la calle, hacía los autos; buddy corrió tras ella sin mirar y.... Un auto lo arrolló, y lo golpeó fuertemente, la pelota reventó, y yo me solté de la mano de mi padre, corrí hacia donde estaba buddy tirado, sangrando, llorando lo levanté, mirando suplicante a mi padre:
- ¡Papá, mataron a buddy!-
- ¿Él es buddy?, ¿tú le pusiste ese nombre?-
- ¡Si papá es el mi amigo, el único que tengo y ahora está muerto!-

Mi papá lo tomó de mis brazos, y lo reviso y me dijo:
- ¡Él todavía vive, pero está grave, lo llevaremos a un médico!.-

Fueron horas amargas para mí, el médico no salía a decir nada, yo mientras le conté a mi papá todo sobre Buddy, pasaban horas y nada, hasta que salió el médico y dijo:
- ¡El perrito se ha salvado, aunque está muy delicado!-

Yo estaba feliz con la noticia, mi papá me miró con ternura y me dijo:
- ¡Hijo desde que murió tu mamá, no te había visto tan contento, y veo que he estado equivocado al respecto, y por lo que me contaste, has cuidado del perrito bastante bien, y creo que me has demostrado que puedes tenerlo!-

¡Yo lo abrace emocionado, feliz de escucharlo, y amándolo como nunca!
Desde entonces, Buddy vive con nosotros y somos una familia feliz.

Erickson Castellanos.

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