¡Nacemos para vivir una aventura llena de circunstancias,
luego morir, y luego…..!
Esta
aventura comienza en el lugar donde nacemos, con unas personas que nos atienden
que por lo general son nuestros padres y nos comienzan a enseñar los primeros
fundamentos de la vida. Es impresionante la infinita gama
de posibilidades que tiene cada persona al nacer. Prácticamente cada persona en el mundo nace en
medio de ambientes y circunstancias muy diferentes.
Luego
comienza a escribirse una nueva historia en cada ser humano cuyo final va a
depender en un alto grado del medio ambiente en el que nace y lo que suceda en
su vida, especialmente en sus primeros años. Todos los seres humanos tenemos
que enfrentar una cantidad de circunstancias de las cuales muchas serán difíciles
y otras agradables. ¡Algunos les toca más
difíciles que a otros!
La
vida humana fue creada por Dios, el diseñador y creador del Universo y de todo
cuanto existe. En su plan de la creación, EL decidió darle libertad a
cada ser humano para que cada
quien escogiera como vivir. Él ya sabía
todo lo que iba a pasar en el mundo y en la vida de cada persona, pero por
haberle entregado la responsabilidad de su propia vida a cada ser humano, debe respetar sus decisiones.
Dios
se manifiesta a nosotros como nuestro Padre Celestial y nos deja saber su plan
por medio de la Biblia para que sepamos qué es lo mejor para nosotros. De esta
manera queda en evidencia que Dios no controla a ninguna
persona, sino que nos deja su palabra para que cada persona decida
si quiere vivir conforme a su plan o si decide vivir bajo su propia voluntad.
Salmo 1:1-3: Bienaventurado
el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está
su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado
junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y
todo lo que hace, prosperará.
Josue 1:8: Nunca se
apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás
en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;
porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Los
seres humanos tenemos que adaptarnos a las circunstancias que nos ha tocado
vivir a cada uno. Pero Dios tiene un plan para los seres humanos, que está por encima de los problemas y circunstancias de la vida.
Llegamos entonces a la conclusión de que los problemas y circunstancias de la
vida son esencialmente oportunidades para crecer como
hijos de Dios.
La verdadera esperanza de
los seres humanos está en la vida que esta después de la muerte en este mundo.
Dios nos advierte en la Biblia, que no nos concentremos en lo que pasa en este
mundo, porque aquí nada es seguro. No vale la pena hacer planes como si el
mundo actual fuera eterno. Un día terminará nuestra
aventura por la vida y pasaremos a otro
nivel que de acuerdo a la Biblia, dependerá de varias decisiones que tomemos en
este mundo.
La
primera y más importante decisión es la de aceptar el plan de Dios y
decidir obedecerlo. Esto
implica reconocer a Jesucristo como el verdadero hijo de Dios y aceptarlo como
el Señor de nuestra vida. En la medida que vamos conociendo el plan bíblico de
Dios, estaremos mejor capacitados para mejorar nuestro estilo de vida y a la
vez garantizar nuestro siguiente paso a una vida eterna con nuestro Padre
Celestial.
El
Matrimonio es una relación diseñada por Dios para que un hombre y una mujer se
unan como compañeros de la aventura de la vida,
para que se apoyen, se ayuden, se levanten el uno al otro, se atiendan y se
sirvan mutuamente. También para que se ocupen de motivarse y crecer
espiritualmente para alcanzar el propósito de Dios como matrimonio y familia.
Es en
el Matrimonio donde tenemos la mejor
oportunidad de crecer como hijos de Dios, ya que es el
ambiente más apropiado en el que debemos
ejercer el amor, la humildad, la paciencia, el perdón, la mansedumbre, la paz y
el control emocional. Todo eso nos hace crecer
espiritualmente!
Tu
matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso
que Dios te ha dado. ¡Cuídalo!
Luis Y Hannia Fernandez.
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