La aportación de Juan Julio al
tema del post de ayer fue inmensamente relevante. Muchas gracias. He seguido
viendo la película en la cena y en el desayuno. Me he dado cuenta de que el esquema
del escritor del guion ha sido presentar dos bandos enfrentados (Iglesia
cerrada e Iglesia moderna) y, tras eso, ir mostrando puntos aspectos humanos,
tratando de que el espectador se involucre con los personajes. El guion
presenta un Benedicto cerrado y anquilosado ante el mundo actual, y después lo
va redimiendo al mostrarlo como favorable a la elevación de Bergoglio al
papado. La historia de la película es eso y solo eso. Muchas cosas narradas que
únicamente conducen a eso.
Sinceramente, es una simplificación
tanto de Benedicto como de Francisco. Incluso la mente del papa Francisco (la
película está a favor de él, como si fuera un partido de fútbol), no está
reflejada en las simplificaciones ofrecidas.
Es curioso, en 1989, en el
seminario, pensaba que el cristianismo sería irrelevante en la sociedad
secularizada del futuro. Pensaba que nadie se acordaría de nosotros. Ha
resultado todo lo contrario. No hay día que no nos den un sermón a través de
una película o una serie o un periódico. El cristianismo está más presente que
nunca en los medios. Pero está presente para cambiarle la esencia.
Esta sociedad nos exigirá que cambiemos el núcleo. Y lo hará en nombre
de la libertad. Los dos papas es solo otro eslabón de la cadena. Su veneno está
diluido, pero es veneno. Por muy dulcificado que esté, uno de sus ingredientes
es veneno.
P. FORTEA
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