jueves, 23 de enero de 2020

LA AVENTURA DE LA VIDA FELIZ


¡Nacemos para vivir una aventura llena de circunstancias, luego morir, y luego…..!
Esta aventura comienza en el lugar donde nacemos, con unas personas que nos atienden que por lo general son nuestros padres y nos comienzan a enseñar los primeros fundamentos de la vida. Es impresionante la infinita gama de posibilidades que tiene cada persona al nacer. Prácticamente cada persona en el mundo nace en medio de ambientes y circunstancias muy diferentes.
Luego comienza a escribirse una nueva historia en cada ser humano cuyo final va a depender en un alto grado del medio ambiente en el que nace y lo que suceda en su vida, especialmente en sus primeros años. Todos los seres humanos tenemos que enfrentar una cantidad de circunstancias de las cuales muchas serán difíciles y otras agradables. ¡Algunos les toca más difíciles que a otros!
La vida humana fue creada por Dios, el diseñador y creador del Universo y de todo cuanto existe. En su plan de la creación, EL decidió darle libertad a cada ser humano para que cada quien escogiera como vivir. Él ya sabía todo lo que iba a pasar en el mundo y en la vida de cada persona, pero por haberle entregado la responsabilidad de su propia vida a cada ser humano, debe respetar sus decisiones.
Dios se manifiesta a nosotros como nuestro Padre Celestial y nos deja saber su plan por medio de la Biblia para que sepamos qué es lo mejor para nosotros. De esta manera queda en evidencia que Dios no controla a ninguna persona, sino que nos deja su palabra para que cada persona decida si quiere vivir conforme a su plan o si decide vivir bajo su propia voluntad.
Salmo 1:1-3: Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
Josue 1:8: Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Los seres humanos tenemos que adaptarnos a las circunstancias que nos ha tocado vivir a cada uno. Pero Dios tiene un plan para los seres humanos, que está por encima de los problemas y circunstancias de la vida. Llegamos entonces a la conclusión de que los problemas y circunstancias de la vida son esencialmente oportunidades para crecer como hijos de Dios.
La verdadera esperanza de los seres humanos está en la vida que esta después de la muerte en este mundo. Dios nos advierte en la Biblia, que no nos concentremos en lo que pasa en este mundo, porque aquí nada es seguro. No vale la pena hacer planes como si el mundo actual fuera eterno. Un día terminará nuestra aventura por la vida y pasaremos a otro nivel que de acuerdo a la Biblia, dependerá de varias decisiones que tomemos en este mundo.
La primera y más importante decisión es la de aceptar el plan de Dios y decidir obedecerlo. Esto implica reconocer a Jesucristo como el verdadero hijo de Dios y aceptarlo como el Señor de nuestra vida. En la medida que vamos conociendo el plan bíblico de Dios, estaremos mejor capacitados para mejorar nuestro estilo de vida y a la vez garantizar nuestro siguiente paso a una vida eterna con nuestro Padre Celestial.
El Matrimonio es una relación diseñada por Dios para que un hombre y una mujer se unan como compañeros de la aventura de la vida, para que se apoyen, se ayuden, se levanten el uno al otro, se atiendan y se sirvan mutuamente. También para que se ocupen de motivarse y crecer espiritualmente para alcanzar el propósito de Dios como matrimonio y familia.
Es en el Matrimonio donde tenemos la mejor oportunidad de crecer como hijos de Dios, ya que es el ambiente más apropiado en el que debemos ejercer el amor, la humildad, la paciencia, el perdón, la mansedumbre, la paz y el control emocional. Todo eso nos hace crecer espiritualmente!
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. ¡Cuídalo!
Luis Y Hannia Fernandez.

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