martes, 29 de enero de 2019

VARIOS ASUNTOS EN ESTE DÍA


UN CORREO

Me ha escrito Fernando Nodirée Lapellido esta mañana sobre una cuestión eclesial. Sí, concuerdo contigo. La Iglesia ha sido confiada a manos de los hombres. Pero la Iglesia no ha sido abandonada a las manos de los hombres.

Dios calla y permite, pero interviene: saca a unos, promueve a otros, permite que otros lleguen y que, desgraciadamente, otros se queden en el camino. Pero, a través de tantos renglones torcidos, en medio de tantas causas, Dios calla y actúa.

UN COMENTARIO
Los errores en moral, a veces, tienen en consecuencia en una persona; otras veces, en una nación entera. El buenismo, con todo lo bueno y aterciopelado que parece, tiene consecuencias. Un error en moral, con todo lo bueno que pueda parecer, al final, tiene un precio.

En moral las cosas son como son. Y no aplicar a los problemas el remedio adecuado en intensidad y calidad siempre lo paga alguien o muchos.
La lucha contra el Mal no tiene otro camino que la verdad. El sentimentalismo (y hay hasta exégesis sentimentalistas) se paga con dolor.

LOS VIEJOS LIBROS DE MORAL
En el hospital no solo se cura, tal como esto se entiende por el que no sabe medicina. También se cortan de forma habitual dedos, pies y piernas, casi siempre de octogenarios con diabetes.

Con cinco años de capellán en el hospital, he aprendido a distinguir bastante bien cuando una infección ya no tiene cura y ha derivado en gangrena.
Si algún día me tienen que cortar el pie, me parece que lo voy a aceptar con una flema británica. Miraré el pie y reconoceré que ya hemos llegado a ese momento en que no cabe otra posibilidad de cercenar el miembro de un modo sangriento. No me resistiré. Y no conozco otro modo de cortar un pie que de un modo sangriento. Si alguien sabe cómo cortar un pie limpiamente con una novena, por favor, que se ponga en contacto conmigo.

Pero he oído que dialogar con la gangrena sí que ofrece resultados notables, así como hablar a las zanahorias o poner música de Mozart a las vacas. Hay almas cándidas que aseguran que con Mozart las vacas dan leche merengada.

P. FORTEA

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