Como es habitual en la fiesta del Bautismo del
Señor, el Papa Francisco presidió la Misa en la Capilla Sixtina en el Vaticano
en la que bautizó esta vez a 27 bebés: 12 niños y 15 niñas.
A continuación, la homilía que el Santo Padre
pronunció de manera improvisada:
Al inicio de la ceremonia se les hizo una pregunta: “¿Qué piden para vuestros hijos?” Y todos ustedes
han dicho: “La fe”. Ustedes piden a la
Iglesia la fe para vuestros hijos, y hoy ellos recibirán el Espíritu Santo y el
don de la fe cada uno en el propio corazón, en la propia alma. Pero esta vez
luego debe desarrollarse, debe crecer.
Sí, alguno puede decirme: “Sí, sí, deben
estudiarla”. Sí, cuando vayamos al catecismo estudiaremos bien la fe,
aprenderemos la catequesis. Pero antes que estudiarla, la fe es transmitida, y
esto es un trabajo que les toca a ustedes. Es una tarea que ustedes reciben:
transmitir la fe, la transmisión de la fe. Y esto se hace en casa porque la fe
siempre va transmitida “en dialecto”: el dialecto
de la familia, el dialecto de la casa, en el clima de la casa.
Esta es vuestra tarea: transmitir la fe con el ejemplo, con las
palabras, enseñando a hacer la señal de la cruz. Esto es importante. Vean, hay
niños que no saben hacer la señal de la cruz. “Haz
la señal de la cruz”, y hacen una cosa así, que no se entiende qué cosa
es. Para comenzar enséñenles esto.
Pero lo importante es transmitir la fe con vuestra vida de fe: que vean el amor de los esposos, que vean la paz de la
casa, que vean que Jesús está allí. Y me permito un consejo –perdónenme,
pero les aconsejo esto– no peleen nunca delante de los niños, nunca. Es normal
que los esposos peleen, es normal. Sería extraño lo contrario. Háganlo, pero
que ellos no escuchen, que ellos no vean.
Ustedes no saben la angustia que recibe un niño cuando ve pelear a sus
padres. Esto, me permito, es un consejo que los ayudará a transmitir la fe. ¿Es malo pelear? No siempre, pero es normal, es
normal. Pero que los niños no vean, no escuchen, por la angustia.
Y ahora continuaremos la ceremonia del Bautismo, pero tengan esto en
mente: vuestra tarea es transmitirles la fe. Transmitirla en casa, porque allí
se aprende la fe, luego se estudia en la catequesis, pero en casa se recibe la
fe.
Y antes de seguir quisiera decirles otra cosa: ustedes saben que los
niños se sienten hoy en un ambiente que es extraño: un poco caluroso, están
cubiertos. Y sienten el aire sofocante. Luego lloran porque tienen hambre. Es
un tercer motivo para llorar, es un “llanto
preventivo”. Una cosa extraña: no saben qué
cosa sucederá y piensan: “Yo lloro primero, luego veremos”. Es una
defensa.
Les digo, que estén cómodos. Estén atentos a no cubrirlos demasiado. Y
si lloran por hambre, amamántelos. A las madres les digo: Amamanten a los niños, tranquilas, el Señor quiere esto
porque, ¿dónde está el peligro? En que ellos también tienen una vocación
polifónica: comienza a llorar uno y el otro hace el
contrapunto, y luego otros ¡y al final tenemos un coro de llanto!
Y así continuamos en esta ceremonia, en paz, con la consciencia de que
les toca a ustedes la transmisión de la fe.
Redacción ACI
Prensa
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