Quizás
la cosa más importante que está sucediendo en este momento en la iglesia es la
generalización de la apostasía. O sea la pérdida de la fe. Es un secreto a
voces que buena parte de los católicos, quizás una mayoría, desestima la
presencia real de Jesucristo en la hostia consagrada. Desestiman la existencia
del infierno y del purgatorio. Y hasta a veces la vida eterna.
Como si se estuviera construyendo una religión cuyo
objetivo central es mejorar la vida humana en la tierra.
.
Relegando cualquier elemento sobrenatural.
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Basada en las ideas simbólicas de un rabino revisionista que vivió hace 2000 años y fue crucificado.
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Relegando cualquier elemento sobrenatural.
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Basada en las ideas simbólicas de un rabino revisionista que vivió hace 2000 años y fue crucificado.
Esto está a la vista de todos y no necesitamos abundar más en lo que sucede. El que tiene ojos que vea.
¿QUÉ
ES LO QUE EXPLICA LA APOSTASÍA EN EL CRISTIANISMO?
El cristianismo está en declive en occidente
básicamente porque ha perdido de vista el drama de la salvación eterna.
Se ha ido erosionando el temor de perder la salvación
eterna. Y es aquí entonces cuándo podemos reflexionar que la pérdida de credibilidad en la existencia del
infierno ha llevado a que muchos cristianos no hagan esfuerzos de
conversión. Por un lado tenemos que la creencia en la existencia del infierno
es un tema complicado, porque para
muchos es difícil imaginar que un alma sea condenada para siempre. Y el
solo hecho de pensar en que esto puede pasar crea miedo, inseguridad y ansiedad en algunos. Al punto que no quieren hablar del tema. Y se
aferran muchas veces a quienes les abren puertas a una seguridad ficticia. Sugiriéndoles
que lo que la Iglesia opina sobre la
existencia del infierno y sobre la condenación eterna no es tan así. O
simplemente callando ante sus temores; sin explicar el fundamento de la
doctrina. Esto entonces se abre la
puerta para que dejen de creer en la totalidad de las enseñanzas de la
Iglesia y empiecen a ser selectivos. Arman
así su menú de cosas en las que creen y en las que no creen. Lo que se
llama cristianismo de baja intensidad. Y con el tiempo las cosas en las que no creen sobre la doctrina van aumentando y
se llega al final a la pérdida total de fe. Esto no es un invento teórico. Es
ni más ni menos lo que ha sucedido y está
sucediendo con las denominaciones más liberales de los protestantes en Europa.
Que poco a poco dejado de lado creencias básicas del cristianismo. Hasta que al
final algunas de ellas han terminado
primero negando que Jesús sea el hijo de Dios y luego dejando de creer en la
propia existencia de un Dios. Por otro lado sienten en los funerales que los pastores dicen
siempre que el fallecido “se ha ido a un lugar
mejor”, de modo que no hay
riesgo de ir a un lugar peor que la Tierra. Y los católicos también han oído
decir a teólogos y sacerdotes que si bien el infierno existe, es razonable esperar que esté vacío, porque
Dios es tan misericordioso que no enviaría a nadie a allí. En los hechos
esto significa que se entienda que no
hay riesgo de caer en el infierno.
Entonces, se haya conocido y aceptado o no a Jesús,
al final del túnel hay una vida espléndida.
En segundo lugar la prosperidad material que ha penetrado en occidente hace difícil vender la idea de la
necesidad de Dios para vivir en la Tierra. Ya no es tan necesario aferrarse a Dios en esta vida ni apostar
todo a otra vida para pasarla razonablemente bien. De modo que ya sea porque se
tenga miedo al infierno y no se quiere hablar de él, o porque se crea que no
existe o que está vacío, o porque no se tenga necesidad de Dios en esta vida,
entonces no tiene real sentido hablar
sobre el pecado y del juicio de Dios. ¿Qué sentido tiene ir a misa donde se
repite siempre lo mismo? ¿Qué sentido
tiene rememorar el santo sacrificio de Jesús por nuestra salvación, si
nadie será condenado al infierno? ¿De
qué nos salvó realmente Jesús? ¿Qué
sentido tiene confesar los pecados sin ningún pecado que hagamos nos
hará perder la vida eterna?
Si la Iglesia no está orientada a salvar almas ante
el riesgo del infierno, entonces simplemente es un club de amigos para
compartir buenos momentos.
Y
eventualmente para hacer contactos o
buscar orientación para solucionar algunos problemas que se presentan en
la vida en la Tierra, pero a unos pocos. Si la gente deja de creer en el
pecado, y sus consecuencias ¿porque va creer en el resto de la doctrina? De modo que poco a
poco esta presunción de que todos
seremos salvados erosiona definitivamente el andamiaje general de la doctrina
cristiana y produce pérdida de la fe tal como la estamos viendo en este
momento. Probablemente la insistencia
que Nuestra Señora de Fátima hizo a los pastorcitos sobre la existencia del
infierno, que incluso los llevó allí a visitarlo, sea la punta de la
madeja para comprender que los mensajes de la Santísima Virgen nos han
prevenido de la apostasía que luego iba a venir. ¿Y cuál es el momento en que estas cosas tuvieron su
eclosión? Parecería que fue en
la década de 1960 donde coincidieron tres hechos muy significativos.
Por un lado la revolución sexual y liberal
simbolizada a través del Mayo de París de
1968.
En segundo lugar el culmen de la influencia Comunista
Soviética en el mundo, a través de la Guerra Fría y la guerra de
sunversión en diversos continentes.
Y por otro lado el Concilio
Vaticano II qué dio inició en 1962 y culminó en 1965.
Estas cosas
marcaron al mundo e influyeron sobre la Iglesia católica. Están muy relacionadas, porque a
partir del Concilio Vaticano II las
cosas que sucedían en el mundo empezaron a fluir mucho más intensamente en la
Iglesia y parte del clero tomó una visión marxista, por ejemplo a través
de la Teología de la Liberación. Ante todo esto hay una cosa que llama la
atención.
¿PUEDE
SER POSIBLE QUE LA SANTÍSIMA VIRGEN NO NOS HAYA AVISADO?
¿Cómo las principales apariciones de la Santísima
Virgen no nos hayan advertido que esto, tan importante iba a pasar dentro de la
Iglesia y a la fe? ¿O sí lo hizo?
Posiblemente la Santísima Virgen si nos advirtió y
en la principal aparición moderna qué fue la de Fátima.
Allí Nuestra Señora dio tres secretos. El último
casualmente debería haber sido revelado precisamente en 1960. Pero Juan XXIII
no lo hizo y ningún otro Papa lo hizo hasta el año 2000. En el
pontificado de Juan Pablo II se publicó
el tercer secreto de Fátima. Pero llamativamente el texto no habla directamente de gran tema de la iglesia hoy, que es la
apostasía. ¿O si
habló? Hoy todavía hay una la polémica
sobre la existencia de un texto oculto del tercer secreto que nunca se
publicó o de un cuarto secreto.
Y llamativamente, el contenido de no revelado
hablaría precisamente de esta apostasía.
Recientemente
Maicke
Hickson hace referencia a un artículo sobre la muerte del cardenal Silvio Oddi (en el año
2001) en el periódico The Telegraph.
El diario hace mención de una entrevista
al cardenal Oddi publicada en 1990, sobre su relación con el papa Juan
XXIII. Él dice que a principios de la década de 1960, cuando actuaba como
secretario de Juan XXIII, le dijo “santo padre hay una cosa por la cual no puedo perdonarle”. Y
el Papa le preguntó que era, respondiendo Oddi “que no haya revelado el tercer secreto de Fátima”. El
Papa le respondió “no
hablemos de eso, te dije que no lo mencionaras”.
La
interpretación del cardenal Oddi
de esa contestación de Juan XXIII es que: “De la actitud que el Papa Juan mostró durante
nuestra conversación, deduje, pero es solo una hipótesis, que el Secreto podría contener una parte que
podría tener un tono bastante desagradable. Juan XXIII había convocado
al Concilio con la intención precisa de dirigir las fuerzas de la Iglesia hacia
la solución de los problemas que preocupan a toda la humanidad, comenzando
desde adentro. Es decir, tenía la
intención de que el trabajo comenzara con la perfección evangélica
perseguida por las personas consagradas… Pero todos sabemos que, a pesar de los grandes méritos del Concilio,
muchas cosas tristes también han tenido lugar. Estas cosas tristes no se
deben al Concilio, pero se llevaron a
cabo junto con el Concilio. Estoy pensando, por ejemplo, en el número de
sacerdotes que abandonaron el
sacerdocio: se dice que ha habido 80,000.”
El cardenal
Silvio Oddi, que sirvió a 6 papas como diplomático y luego como Prefecto de la
Congregación para el Clero, no creía
que el tercer secreto se tratara de los acontecimientos de Rusia y la
Perestroika como se ha dicho popularmente.
Y
lo dice de esta manera: “Creo que conocí a Juan XXIII bastante bien, ya que
pasé varios años a su lado cuando estaba en la nunciatura de París. Si el Secreto se hubiera referido a
realidades que consuelan a la Iglesia como la conversión de Rusia o el
renacimiento religioso de Europa del Este, creo que habría ejercido presión para hacer público el Secreto. Por temperamento,
no dudó en comunicar cosas alegres (se ha revelado que el Cardenal
Roncalli en una serie de cartas a amigos prácticamente anunció su elección al
papado). Pero cuando le pregunté durante una audiencia por qué en 1960, cuando
la obligación de guardar el secreto había llegado a su fin, no había hecho
pública la última parte del mensaje de Fátima, respondió con un suspiro de
cansancio. Luego dijo: ‘No traigan ese
tema conmigo, por favor…’”
Y
abunda en su teoría sobre el tercer
secreto de Fátima de la siguiente forma: “¿Qué
sucedió en 1960 que se pudo haber visto en relación con el Secreto de
Fátima? El evento más importante es sin duda el lanzamiento de la fase
preparatoria del Concilio Vaticano II.
Por lo tanto, no me sorprendería si el Secreto
tuviera algo que ver con la convocación del Vaticano II…”.
Y
todavía avanza más diciendo: “No me sorprendería si el Tercer Secreto aludiera a tiempos oscuros para
la Iglesia: graves confusiones y apostasías problemáticas dentro del
catolicismo mismo… Si consideramos la grave crisis que hemos vivido
desde el Concilio, las señales de que
esta profecía ha sido cumplida no parecen faltar”.
Esto se
entronca también con una entrevista que le hizo The Catholic
World Report el historiador Kevin Symmons sobre el tercer secreto
refiriéndose a una carta que Sor Lucía
escribió al papa Pablo VI en 1944.
Symmons
dice:
“En su carta, Sor Lucía habló sobre una “revuelta
diabólica” que estaba siendo “promovida por los poderes de las tinieblas” con
“errores” cometidos contra Dios, su Iglesia, sus doctrinas y dogmas.
Ella
dijo que la Iglesia atravesaba una “agonía en Getsemaní” y que había una “desorientación mundial que martirizaba a
la Iglesia””.
Agrega
aún más:
“La discusión de la Hna. Lucía sobre la “agonía de
la Iglesia en Getsemaní” y su martirio por una “desorientación mundial” parecía
similar a la tercera parte del secreto, que describe un martirio global de la
Iglesia mientras hace su camino hacia una cruz.
¿Qué
causa este martirio? En la segunda parte del secreto, Nuestra Señora advirtió acerca de la propagación de los
“errores” de Rusia.
Esos errores
causaron exactamente lo que Nuestra Señora predijo: guerras,
persecuciones de la Iglesia y sufrimiento para el Santo Padre que fueron
provocados por el Comunismo y su haciendo ascender el ateísmo a través de la
revolución. En junio de 1958, Sor Lucía le escribió al Papa Pío XII y le dijo
que el comunismo alcanzaría su apogeo
en la década de 1960. Los errores del Comunismo hicieron infectar al
mundo, llevando a la gente a rebelarse contra Dios y todo lo que es santo”.
Esto nos
lleva a las evidencias presentadas por
el periodista Antonio Socci en su libro El cuarto
secreto de Fátima. La posición de Antonio Socci es que en la revelación vaticana del año 2000 faltó una
parte del tercer secreto. O más
seguramente hay una parte que era un anexo al tercer secreto, entregado
por Sor Lucía, que él llama cuarto secreto.
CÓMO
SURGIÓ LA HIPÓTESIS DE UN CUARTO SECRETO
Socci
escribe en la introducción de su libro que fue movido a la duda por un artículo del periodista italiano Vittorio Messori
a propósito de la muerte de Sor Lucia. Allí Messori hablaba de los numerosos
escritos y “Cartas a los papas” que Sor
Lucía habría dejado en su celda.
Messori
aludía a la revelación vaticana del
Tercer Secreto del 26 de junio de 2000 diciendo: “Que en lugar de resolver el misterio, ha abierto
otros: en lo referido a sus interpretaciones, sus contenidos y sobre la
integridad del texto revelado”.
Esto desató
una vorágine de preguntas en la mente de Socci.
¿Por qué insinuaría un hombre como Messori,
“un gran periodista, extremadamente preciso… el columnista católico más
traducido en todo el mundo”, una sospecha tal sobre el Vaticano? ¿Cómo
podría una persona como Messori, tan cercana al ambiente del Vaticano, estar persuadido que la versión oficial del
Tercer Secreto no es convincente?
Esto era especialmente incomprensible porque cinco años antes, cuando la publicación de la Visión del
Secreto, Messori no expresó reserva alguna sobre lo que el Vaticano había
dicho. Ahora parece tener dudas.
Ahora parece tener cuestionamientos que formular. Socci respondió tomando parte
en una amable disputa con Messori defendiendo la posición del Vaticano.
Pero
luego, dice Socci: “Fui golpeado
por un artículo escrito por un joven autor católico, Solideo Paolini”. Que fue
publicado en una revista tradicionalista, la cual participó del debate entre
Socci y Messori.
Paolini,
dice Socci: “Proponía una lista de argumentos contra la
versión oficial del Vaticano (que era la mía también, en ese momento)”.
Él argumentaba que el Vaticano estaba reteniendo la
parte principal del Tercer Secreto “debido a su contenido explosivo”.
Paolini
había investigado el tema de Fátima intensamente, y había escrito un libro
sobre el Tercer Secreto, “Fátima: no despreciéis
las Profecías”, que fue publicado
en Italia. Para su propia sorpresa, Socci
encontró los argumentos de Paolini dignos de consideración. Socci
expresa que fue un error que la Curia y los medios ignorasen el desafío de los
católicos tradicionalistas que sostenían que el Tercer Secreto no había sido
revelado en su totalidad.
“Por
ejemplo, en el libro editado por el padre Paul Kramer [La Batalla Final del
Diablo] que reunía los trabajos y artículos de varios autores, hay una denuncia de que el Vaticano no ha cumplido
con los pedidos de Nuestra Señora de Fátima.
Y se afirma que ‘el precio de la indecisión del
Vaticano bien puede ser extremadamente alto y que será pagado por toda la
humanidad’”.
En síntesis,
Socci reconocía que había muchas preguntas sin respuestas, muchos puntos enigmáticos en torno al
Secreto. Y en su libro menciona muchas pruebas.
HABLAN
LOS EXPERTOS
El fallecido padre Joaquín Alonso (+1981), quien por dieciséis años fue el archivista oficial de Fátima,
y que había tenido numerosas entrevistas con la Sor Lucía, testifica lo
siguiente:
“Por lo tanto es completamente probable que el
texto haga referencias concretas a la crisis de fe dentro de la Iglesia y a la
negligencia de los pastores mismos [y a las] luchas internas en el seno de la
Iglesia y a una grave negligencia pastoral de la alta jerarquía…
En
el período precedente al gran triunfo
del Inmaculado Corazón de María han de suceder cosas terribles. Esto es
lo que forma parte del Secreto. ¿Cuáles son? Si en ‘Portugal se preservara siempre el dogma de la Fe’… puede
claramente deducirse que en otras partes de la Iglesia estos dogmas se
oscurecerán o inclusive se perderán totalmente… ¿Acaso el texto no
publicado habla de circunstancias concretas? Es muy posible que hable no solo
de una crisis en la fe en la Iglesia durante el período precedente, sino que
como en el caso del Secreto de La Salette, por ejemplo, haya referencias más concretas a las luchas
internas de los católicos o a la caída de los sacerdotes y la religión. Quizás inclusive se refiera a las defecciones
de la alta jerarquía de la Iglesia. Puesto que ese asunto no es para
nada extraño a otras comunicaciones que Sor Lucía ha recibido en este tema.”
Mons. Amaral, tercer obispo de Fátima, dijo lo siguiente sobre el Secreto en una conferencia en Viena,
Austria, el 10 de septiembre de 1984: “Su contenido concierne a la fe.
Identificar el [Tercer] Secreto con anuncios catastróficos o con un holocausto
nuclear es deformar el sentido del mensaje. La pérdida de la fe de un continente es peor que la aniquilación
de una nación; y es verdad que la fe está continuamente disminuyendo en
Europa.”
Está luego
la cita famosa del Cardenal Luigi
Ciappi, teólogo personal de cuatro papas, incluyendo a Juan Pablo II:
“En el Tercer Secreto se anticipa, entre otras
cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comienza por lo más alto”.
EL
SEGUNDO TEXTO O CUARTO SECRETO
Los
católicos también tienen buenas razones para sospechar la existencia de un
segundo texto por la evidencia que
presenta Mons. Venancio en Fátima. En 1957, cuando el Santo Oficio del
Cardenal Ottaviani solicitó al obispo de Fátima se enviara el Secreto al
Vaticano, el obispo de Fátima, Mons. da Silva confió la tarea a su obispo
auxiliar, Mons. Venancio. En determinado momento, cuando Mons. Venancio estuvo
solo con el Secreto, miró el sobre al
trasluz. Pudo reconocer dentro del sobre grande del obispo otro más
pequeño, de Sor Lucía. Y dentro de este sobre había una hoja de papel común con
márgenes en sus cuatro costados de unos tres cuartos de centímetro. Mons.
Venancio se tomó el trabajo de anotar
el tamaño de todo. Es Mons. Venancio quien nos revela que el Secreto
final estaba escrito en una pequeña
hoja de papel en la que había unas 25 a 30 líneas.
Sin embargo el Tercer Secreto del Vaticano,
revelado el 26 de junio estaba escrito por la Sor Lucía en cuatro hojas de
papel que contienen 62 líneas de texto.
Aquí,
nuevamente, se puede encontrar evidencia
de dos textos del Secreto.
“AUNQUE
YO SUPIERA MÁS SOBRE ESTO…”
El Arzobispo Capovilla admitió la existencia de dos textos. Paolini le entregó
generosamente a Socci todos los descubrimientos sobre el Secreto provenientes
del ex secretario de Juan XXIII, Arzobispo Loris Francesco Capovilla. Solideo
Pasolini visitó a Capovilla el 5 de julio de 2006 en la casa que el Arzobispo
tiene en Sotto il Monta.
“Dado
que Ud. es una fuente de información de primer nivel”, le dijo
Paolini, “me gustaría preguntarle
algunas cosas”, particularmente sobre el Tercer Secreto.
El Arzobispo
Capovilla respondió inicialmente: “Aunque yo
supiera más sobre esto, debemos atenernos a lo que se ha dicho en documentos
oficiales”.
Esto es
considerado por Paolini como una pista del Arzobispo insinuando: “Si, yo sé más sobre esto pero
no hablo”.
El Arzobispo
luego de la conversación sonrió y dijo: “Por
favor, escríbame sus preguntas y yo las
responderé”.
Dijo que
buscaría entre sus papeles, si es que todavía conservaba alguno. Tres días más tarde, Paolini remitió
por correo electrónico una lista de preguntas al Arzobispo Capovilla. El 18 de
julio Paolini recibió un paquete de su parte en el que estaban las respuestas y algunos papeles de sus archivos. Y Paolini encontró una bomba de tiempo en los
documentos.
“Comparando
el folleto publicado por el Vaticano con los documentos de los archivos
enviados por el secretario de Juan XXIII”, afirma Paolini, “aparece inmediatamente una contradicción muy significativa en las ‘notas
reservadas’ a los ojos del investigador. Con el sello de autenticidad
bien impreso sobre el papel queda certificado que el Papa Paulo VI leyó el Secreto la tarde del 27 de junio de 1963,
mientras que el documento oficial del Vaticano afirma que ‘Paulo VI leyó el contenido el 27 de marzo de
1965 y envió el sobre a los archivos del Santo Oficio, después de
decidir que no se publicaría el texto’”
Tenemos
pues, una discrepancia de fechas.
Los documentos oficiales de Capovilla dicen que
Paulo VI leyó el secreto el 27 de junio de 1963, mientras que el documento del
Vaticano del 26 de junio de 2000 afirma que el mismo papa leyó el Secreto el 27
de marzo de 1965.
Paolini
telefoneó inmediatamente al Arzobispo Capovilla para pedir una explicación de esta contradicción de
fechas. Capovilla, un poco evasivo al principio, respondió con frases
como “no
estamos hablando de las Escrituras”.
A
lo cual Paolini respondió inmediatamente: “Si, Excelencia, pero mi referencia es
un texto oficial escrito (el documento oficial del Vaticano), ¡que es claro y
se basa en otro documento de archivo!”.
Mons.
Capovilla respondió:
“Bien, puede ser que el paquete Bertone [documento
del 26 de junio] no sea el mismo que el paquete Capovilla…”
En este
punto brilló una luz en la mente de Paolini y aventuró la pregunta del millón:
“¿Entonces ambas fechas son correctas porque hay
dos textos del Tercer Secreto?”
Después de
una breve pausa, el Arzobispo Capovila respondió
“¡Eso es exactamente!”.
¿COMO
PUDO HABER OCURRIDO?
Socci
plantea una hipótesis de lo que puede
haber pasado en el 2000 tras los muros vaticanos.
Afirma que Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger querían
revelar el Tercer Secreto en su totalidad, pero que el Cardenal Sodano, por
entonces Secretario de Estado, se opuso a la idea.
La oposición
del Secretario de Estado significa una presión formidable. Se llegó pues a una solución de compromiso. La
visión del “Obispo vestido de blanco” que está reproducida en las cuatro páginas
escritas por la Hermana Lucía sería revelada inicialmente por el Cardenal
Sodano, en conjunto con la interpretación de que el Secreto no es nada más que una predicción del intento
de asesinato del Papa Juan Pablo II en 1981. Al mismo tiempo, el 13 de
mayo de 2000, durante la ceremonia de beatificación de Jacinta y Francisco, el
Papa Juan Pablo II “revelaría” la otra parte, la “terrorífica”, del Tercer Secreto oblicuamente, en
su sermón.
Es
por eso que Juan Pablo II habló en su
sermón del Apocalipsis: “Otro portento apareció en el Cielo; un gran
dragón” (Ap. 12, 3). Estas palabras tomadas de la primera lectura de la Misa
nos hacen pensar sobre una gran batalla
entre el bien y el mal, mostrándonos como, cuando el hombre deja de lado a Dios,
no puede alcanzar la felicidad, sino que termina destruyéndose a sí mismo… El mensaje de Fátima es una llamada a la
conversión, una alerta a la humanidad para que no tenga relación alguna con el
“dragón”, cuya “cola barrió un tercio de las estrellas del Cielo, y las
precipitó a la tierra”. (Ap. 12:4).
Los Padres de la Iglesia han interpretado siempre a
“las estrellas del cielo” como el clero, y las estrellas barridas por la cola
del dragón indican un gran número de miembros del clero que caen bajo la
influencia del Demonio.
Este habría
sido el modo en que Juan Pablo explicó que el Tercer Secreto también predice una gran apostasía. Fue una revelación implícita del secreto.
Así, el
Vaticano y el Papa mismo, no podrían
ser acusados de mentir ante la pregunta directa: “¿Se ha revelado completamente el Tercer Secreto”? Respuesta: “Si, ha sido completamente revelado”. Algunos
podrán juzgar esta hipótesis traída de los pelos. Pero hay otras revelaciones
que hace Socci. Tenemos el testimonio
de Mons. Williamson, de la FSSPX que relata que un sacerdote austríaco
de su amistad le dijo que el Cardenal
Ratzinger le había confiado (al sacerdote austríaco) que tenía dos pesos
en su conciencia. Uno era el mal manejo del Mensaje de Fátima del 26 de junio,
el otro el problema con Mons. Lefebvre en 1988.
“Me equivoqué”, habría dicho con respecto a Mons. Lefebvre. “Me
torcieron la mano”, respecto a Fátima.
La hipótesis
de Socci es coherente con la confesión atribuida al Cardenal Ratzinger de
haberse dejado “torcer la mano”. El
libro de Socci contiene muchos otros puntos demasiado numerosos como para
enumerar aquí.
Por ejemplo Socci dice que la parte no publicada
del texto del Secreto muy probablemente contenga advertencias sobre catástrofes
naturales inmensas.
Fuentes:
- https://onepeterfive.com/cardinal-oddi-fatimas-third-secret-second-vatican-council-apostasy/
- http://www.catholicworldreport.com/2017/11/27/the-third-secret-of-fatima-and-the-hermeneutic-of-conspiracy/
- http://www.telegraph.co.uk/news/obituaries/1333505/Cardinal-Silvio-Oddi.html
- http://uncioncatolica.blogspot.com/2012/05/el-tercer-secreto-de-fatima-enteramente.html
- https://www.crisismagazine.com/2018/does-hell-play-a-role-in-evangelization
Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María
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