La asombrosa historia
de conversión de Jessica Echeverry.
Jessica
Echeverry es hoy una católica
convencida, activista provida y trabajadora social con niños pobres
desde 1999 en el sur de California. Pero hace diez años Jessica aún no era
católica. Y acababa de pasar por una experiencia más que peculiar: había encontrado a Jesucristo en un templo "new age". O, más exactamente, Jesús salió a encontrarla a ella, según
explica.
UNA
INFANCIA DE MALTRATO Y TRISTEZA
En la
actualidad Jess Echeverry acude a parroquias y colegios a hablar de su
experiencia de infancia y juventud, una experiencia llena de dolor. Sus padres
se divorciaron siendo ella niña. A los
10 años había adultos que la tocaban sexualmente; unos años más tarde fue
violada. Quedó embarazada a los
16 años y fue forzada a abortar. Vivió sola, sin techo, 3 años en las
calles del sur de Florida. Cayó en el alcoholismo.
¿Quién
puede sacar a una mujer de un agujero así? El amor de hombre bueno.
En 1997 Jess conoció a Charlie. Él tenía una familia
buena y sana, padres que se querían, parientes llenos de amor. Jess hizo
un descubrimiento que la asombró: lo que ella había
vivido, los maltratos, el abandono, la falta de amor... ¡no era normal! Efectivamente,
todas esas desgracias, de alguna manera, pensaba que eran "lo normal", "lo
que les pasa a todos". Ahora descubría que vivir siendo amada, acogida, en una familia era posible. "Al ver cómo era la familia de mi esposo, entendí lo
disfuncional que había sido mi infancia", recuerda.
Contar
ahora con una familia amorosa y unos cuantos años de terapia la ayudaron a
superar el síndrome de estrés post-traumático que le diagnosticaron. La terapia le había ayudado a tratar con sus
heridas del pasado. Ahora buscaba serenidad y fuerza para afrontar el
futuro.
DEJANDO
A LOS CHICOS EN MISA
Hacia
2006, Jess, Charlie y sus tres hijos
iban a misa por una única razón: el hermano de Charlie era el director musical
de la parroquia. Más en concreto, Jess los llevaba a misa, los dejaba
allí, y ella conducía 30 minutos más en su coche hasta un templo new age (nueva era) en cuyos
jardines paseaba y meditaba. También podía allí escuchar una charla de "autorrealización"
y meditar junto al estanque.
Jess leía
libros de new age, más en concreto de "autorrealización",
muchos de ellos ligados a la controvertida organización Self-Realization
Fellowship (SRF), o Fraternidad de la Autorrealización, fundada por el gurú
Paramahansa Yogananda. Esta organización habla de 6 "profetas" o "maestros": su gurú, el maestro
de su gurú y otros personajes, entre ellos Jesús.
Un día
Jess acudió al templo hexagonal. Nunca había llegado a entrar, se solía quedar
meditando fuera o escuchar las charlas en el exterior. Esta vez decidió entrar.
LA
EXPERIENCIA QUE CAMBIÓ SU VIDA
El lugar
estaba vacío. En la amplia sala hexagonal había 6 grandes tapices con imágenes de los seis profetas. Justo
en el centro estaba la de Jesús. Jess miró las imágenes. De repente, la imagen de Jesús salió "como si fuera un holograma". "Caí de rodillas y las lágrimas brotaban de mis
ojos. Me miró y sonrió y oí muy claro: '¡bienvenida!, veo que encontraste a mis amigos. Me estás buscando a mí.
Yo soy a quien buscas'. Era la voz amable pero fuerte de un
hombre". "¿Me estaré volviendo loca?", se preguntó Jess.
Pero sabía que no era su imaginación y, efectivamente, se dio cuenta, tuvo la
certeza, de que ahora sabía que lo que buscaba era a Jesús. La imagen
desapareció tras su mensaje. Jess volvió a casa, impactada, transformada por
este encuentro. Lo primero que hizo fue quitar
el cartel con la imagen de los "seis
profetas" y poner solo una imagen de Jesús con escenas de la
crucifixión y el Calvario. "Tenéis a Jesús en
vuestra iglesia todo el rato, ¿no?". "Le dije a Charlie lo que había pasado, que estaba buscando a Jesús ahora y que quería ir
a misa con él el domingo siguiente". "Vosotros tenéis a Jesús
en vuestra iglesia todo el rato, ¿no? Voy a ir y empezar a prestar
atención", le dijo. Y eso hizo. El domingo siguiente, como una niña pequeña, no hacía más que preguntar
cosas en la iglesia: "¿y esto qué es?",
"¿y esto por qué?",
"¿por qué el cura lleva esa ropa?", "¿qué hacéis ahora?"...
Charlie
era de familia católica, pero no se sabía muchas respuestas. Precisamente la
sed de su esposa fue lo que le animó a él mismo a querer entender mejor esa fe
adormecida de su infancia. Y ambos empezaron un camino de crecimiento en la fe.
En mayo de 2008 Jess entró en plena comunión con la Iglesia Católica. Casi diez
años después, en 2017, Charlie fue
ordenado como diácono permanente de la diócesis de Los Ángeles.
En la
Iglesia Jess encontró mucha más sanación. La encontró en el sacramento de la
Confesión, y al entender más y más sobre el poder de perdonar y de recibir
perdón. "Aprendí a
llevar mis heridas a Dios y a confiar que Él las va a abrir, redimir y hacer
algo hermoso y nuevo", dice en
el National Catholic Register. A través de la ayuda de un sacerdote y en
retiros de Rachel's VInyard (la Viña de Raquel, programa católico de retiros
para mujeres que han abortado) encontró sanación y perdón por todas sus heridas
asociadas a la maternidad.
"Me arrepiento de mi aborto"; Jess, que sabe lo que es ser
dañada por el aborto, a menudo acude a manifestaciones próvida.
Dos de
sus hijos ya crecieron y se fueron de casa; otros dos siguen en ellos. Da
gracias a Dios por su vida transformada e imparte charlas en parroquias y
medios de comunicación cristianos para fortalecer las familias, prevenir el
divorcio y sanar las relaciones. Cuenta muchas de sus ideas en su blog www.mommaletics.com . Acude a
manifestaciones provida, reza y prepara un libro contando su experiencia: la de
un mujer transformada por Cristo.
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