martes, 23 de septiembre de 2014

EL PAPA SE CONFIESA CONMOVIDO POR LAS HISTORIAS DE MARTIRIO QUE HA ESCUCHADO EN ALBANIA


«Escuchar hablar a un mártir del propio martirio ¡es fuerte! Creo que todos los que estábamos allí estábamos conmovidos», dijo el Papa durante el viaje de regreso desde Albania. Ésta es la transcripción de la rueda de prensa a bordo del avión:

Noticia digital (22-IX-2014)
 

Padre Lombardi.- Bien, entonces: nosotros estamos muy gratos al Santo Padre por estar con nosotros, incluso al final de una jornada tan ardua. Él ha querido estar a disposición para algunas preguntas, pero pocas, sobre su viaje. Y entonces hemos adoptado como criterio el de que hagan las preguntas nuestros tres colegas albanos, que han hecho todo el viaje con nosotros: han venido a Roma precisamente para viajar con Usted y ahora están regresando de nuevo a Roma para concluir la experiencia con Usted. Ellos son de tres televisiones albanas. Comenzamos con la señora Mira Tuci, que es de la Televisión Nacional albana.

Periodista.- Su Santidad partió con una idea en la mente por los albanos, por Albania. Cómo un albanés ha sufrido, pero cómo es también tolerante. ¿Ha encontrado alguna otra cualidad que ha podido tocar en los albanos? ¿Estas cualidades son justas para hacer volver el águila al nido?

Santo Padre.- Diría que he afinado un poco aquellas cosas que usted dice, pero el sufrimiento que ustedes albanos han tenido lo he visto más de cerca. Aquello de tolerante…cambio la palabra. No es tolerante el albanés, es hermano. Tiene la capacidad de la hermandad y más. Y esto se ve en el convivir, en el colaborar entre los islámicos, los ortodoxos y los católicos. Y colaboran, como hermanos ¿no? Y luego, otra cosa que me ha impresionado desde el comienzo es la juventud del país: me han dicho que es el país más joven de Europa, cuando yo hice este comentario. Pero Albania tiene, se ve verdaderamente, un desarrollo superior en la cultura y también en la gobernanza, gracias a esta hermandad.

Periodista.- Su Santidad, recorriendo el boulevard central de Tirana, bajo los retratos de los clérigos martirizados durante el régimen comunista, en un país al cual ha sido impuesto el ateísmo de Estado hasta hace 25 años, ¿qué emoción personal ha tenido?

Santo Padre.- Yo desde hace dos meses estoy estudiando un poco aquel periodo difícil de Albania, para entenderlo. He estudiado también un poco el inicio. Pero ustedes tienen raíces culturales bellísimas y fuertes, de gran cultura, desde el comienzo. He estudiado este periodo y ha sido un periodo cruel: el nivel de crueldad ha sido terrible. Cuando vi estas fotografías, pero no sólo de los católicos, también de los ortodoxos, también de los islámicos y cuando pensé en las palabras que les dirigieron: «pero tú no debes creer en Dios»…«¡Yo creo!» Y los mataban… Por esto digo que también las tres componentes religiosas han dado testimonio de Dios y ahora dan testimonio de hermandad.

Periodista.- Su Santidad, usted ha visitado Albania que es un país de mayoría musulmana. Pero la visita tiene lugar en un momento precario de la situación global. Usted mismo ha declarado que la tercera guerra mundial ya ha comenzado. ¿El mensaje de su visita es sólo para los albanos y va más allá?

Santo Padre.- No: va más allá. Albania ha recorrido un camino de paz, de convivencia y de colaboración que va más allá, va a otros países que tienen igualmente raíces étnicas diversas. Usted ha dicho: «Es un país de mayoría musulmana»: sí, pero no es un país musulmán. Es un país europeo. Para mí esto ha sido una sorpresa. Albania es un país europeo, precisamente por la cultura, la cultura de convivencia, también por la cultura histórica que ha tenido.

Periodista.- Usted ahora ha realizado este viaje a Albania, que es un país europeo ¿cuáles son los próximos?

Santo Padre.- Sí, la geografía no puedo cambiarla. Los próximos viajes serán el 25 de noviembre a Estrasburgo, Consejo de Europa y Parlamento Europeo, los dos. Y luego el 28 –quizás– Turquía, para estar allí en la fiesta del 30, de San Andrea, con el Patriarca Bartolomé.

Periodista.- Santidad, hemos entendido que usted tiene una visión de Albania un poco distinta de aquella de los europeos, es decir, nosotros miramos a Europa casi como a la Unión Europea. Usted ha elegido como primer país para visitar, un país de la periferia que no pertenece a la Unión Europea. ¿Qué puede decir a aquellos que miran solamente a la Europa de los potentes?

Santo Padre.- Que este viaje mío es un mensaje, es un signo: es una señal que quiero dar.

Periodista.- Lo hemos visto todos, creo, llorar por primera vez, se conmovió mucho en aquel encuentro. Ha sido el momento más conmovedor del viaje.

Santo Padre.- Escuchar hablar a un mártir del propio martirio ¡es fuerte! Creo que todos los que estábamos allí estábamos conmovidos: todos. Y aquellos testigos hablaban como si hablaran de otro, con una naturalidad, una humildad. ¡Me ha hecho muy bien esto! Muchas gracias y buena cena.

RV

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