Tuvimos ya ocasión de pelearnos con las comillas en
algunas de las entradas que hemos dedicado a estas dudas del idioma que
resuelve la Academia, razón por la cual he decidido coger el toro por los
cuernos y ver que sobre las mismas dice el docto colegio de académicos de la
lengua. La solución la encuentro en el Diccionario panhispánico de dudas, de 2005
de la Real Academia de la Lengua, que dedica una amplia entrada al tema, que
voy a intenar resumir un poco y sintetizar para Vds.
Lo primero que hace el Diccionario es diferenciar entre los distintos tipos de comillas en tres tipos:
1º) Las comillas angulares, también llamadas latinas o españolas (« »).
2º) Las comillas inglesas (“ ”).
3º) Las comillas simples (‘ ’).
Para luego especificar la relación que debe regir entre ellas:
«En los textos impresos, se recomienda utilizar en primera instancia las comillas angulares, reservando los otros tipos para cuando deban entrecomillarse partes de un texto ya entrecomillado. En este caso, las comillas simples se emplearán en último lugar».
Y aporta este ejemplo:
«Antonio me dijo: “Vaya ‘cacharro’ que se ha comprado Julián”».
Nos habla a continuación de los diferentes usos de las comillas, que agrupa en seis.
PRIMERO
«Para enmarcar la reproducción de citas textuales. Si el texto que se reproduce consta de varios párrafos, antes era costumbre colocar comillas de cierre al comienzo de cada uno de ellos (salvo, claro está, en el primero, que se inicia con comillas de apertura):
«En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos -vándalos, suevos y alanos- atravesaba el Pirineo y caía sobre España [...].
»Así quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando desde el Rhin y el Danubio».
Hoy, lo normal es reproducir la cita con sangrado respecto del resto del texto y generalmente en un cuerpo menor. En ese caso, ya no son necesarias las comillas:
Lo primero que hace el Diccionario es diferenciar entre los distintos tipos de comillas en tres tipos:
1º) Las comillas angulares, también llamadas latinas o españolas (« »).
2º) Las comillas inglesas (“ ”).
3º) Las comillas simples (‘ ’).
Para luego especificar la relación que debe regir entre ellas:
«En los textos impresos, se recomienda utilizar en primera instancia las comillas angulares, reservando los otros tipos para cuando deban entrecomillarse partes de un texto ya entrecomillado. En este caso, las comillas simples se emplearán en último lugar».
Y aporta este ejemplo:
«Antonio me dijo: “Vaya ‘cacharro’ que se ha comprado Julián”».
Nos habla a continuación de los diferentes usos de las comillas, que agrupa en seis.
PRIMERO
«Para enmarcar la reproducción de citas textuales. Si el texto que se reproduce consta de varios párrafos, antes era costumbre colocar comillas de cierre al comienzo de cada uno de ellos (salvo, claro está, en el primero, que se inicia con comillas de apertura):
«En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos -vándalos, suevos y alanos- atravesaba el Pirineo y caía sobre España [...].
»Así quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando desde el Rhin y el Danubio».
Hoy, lo normal es reproducir la cita con sangrado respecto del resto del texto y generalmente en un cuerpo menor. En ese caso, ya no son necesarias las comillas:
En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos
-vándalos, suevos y alanos- atravesaba el Pirineo y caía sobre España [...].
Así quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando desde el Rhin y el Danubio.
Así quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando desde el Rhin y el Danubio.
Cuando se
intercala un comentario del transcriptor de la cita, este debe enmarcarse entre
rayas, sin necesidad de cerrar las comillas para volverlas a abrir después del
inciso:
«Es imprescindible -señaló el ministro- que se refuercen los controles sanitarios en las fronteras».
Señala el Diccionario que «también se encierran entre comillas las palabras textuales que se reproducen dentro de un enunciado en estilo indirecto:
“Desde Medicus Mundi reconocieron ayer sentir ‘impotencia y congoja’ por este asesinato”».
SEGUNDO
«Para encerrar, en las obras literarias de carácter narrativo, los textos que reproducen de forma directa los pensamientos de los personajes:
“‘¡Hasta en latín sabía maldecir el pillastre!’, pensó el padre”.
Cuando los pensamientos del personaje ocupan varios párrafos, se colocan comillas de cierre al comienzo de cada uno de ellos (salvo, claro está, en el primero, que se inicia con comillas de apertura)».
TERCERO
«Para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar, procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido especial:.
“Dijo que la comida llevaba muchas ‘especies’”.
A este respecto señala la Academia que «en textos impresos en letra redonda es más frecuente y recomendable reproducir los extranjerismos crudos en letra cursiva que escribirlos entrecomillados».
CUARTO
«Cuando en un texto manuscrito se comenta un término desde el punto de vista lingüístico, este se escribe entrecomillado:
“La palabra ‘cándido’ es esdrújula.”
En los textos impresos, en lugar de usar las comillas, se escribe el término en un tipo de letra diferente al de la frase en que va inserto (en cursiva si el texto normal va en redonda, o en redonda si el texto normal va en cursiva)».
QUINTO
«En obras de carácter lingüístico, las comillas simples se utilizan para enmarcar los significados: La voz apicultura está formada a partir de los términos latinos apis ‘abeja’ y cultura ‘cultivo, crianza’».
SEXTO
Ojo al sexto porque es muy curioso. «Se usan las comillas para citar el título de un artículo, un poema, un capítulo de un libro, un reportaje o, en general, cualquier parte dependiente dentro de una publicación; los títulos de los libros, por el contrario, se escriben en cursiva cuando aparecen en textos impresos en letra redonda (o viceversa, en redonda si el texto normal va en cursiva):
“Ha publicado un interesante artículo titulado ‘El léxico de hoy’ en el libro El lenguaje en los medios de comunicación, libro en el que han participado varios autores”».
Algo en lo que este columnista no está muy de acuerdo con el criterio de la Academia, pues las comillas ayudan mucho a enmarcar los títulos en aquellos casos en los que, pongo por ejemplo, se han de citar muchas obras. Bien que uno reconozca no haber compilado los méritos que otros sí han para ser académicos, por lo que se limita a exponer su discrepancia a modo de comentario, pidiendo los oportunos permisos y ofreciendo las pertinentes disculpas para ello.
Aún dice el Diccionario más cosas sobre las comillas, pero no es cosa de resolverlas todas las cuestiones que les afectan aquí y ahora. Así que por hoy, les voy a dejar una vez más, no sin desearles como cada día, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos, y no sin darles las soluciones a las adivinanzas que planteábamos ayer cuando comentábamos la película “La vida es bella”. Por cierto, oportunamente entrecomilladas:
«¿Qué es aquello que cuanto más grande menos lo ves?». La oscuridad.
«Si me llamas me rompes». El silencio.
«Tanto es lo que Blancanieves le sirve a los enanitos en la comida, como lo que tarda en hacerlo». Siete segundos.
Dedicado a mi amiga Begoña Lumbreras, profesora de lengua siempre atenta a la buena gramática y a las indicaciones de la Real Academia de la Lengua, de una interesante conversación con la cual nació este artículo.
«Es imprescindible -señaló el ministro- que se refuercen los controles sanitarios en las fronteras».
Señala el Diccionario que «también se encierran entre comillas las palabras textuales que se reproducen dentro de un enunciado en estilo indirecto:
“Desde Medicus Mundi reconocieron ayer sentir ‘impotencia y congoja’ por este asesinato”».
SEGUNDO
«Para encerrar, en las obras literarias de carácter narrativo, los textos que reproducen de forma directa los pensamientos de los personajes:
“‘¡Hasta en latín sabía maldecir el pillastre!’, pensó el padre”.
Cuando los pensamientos del personaje ocupan varios párrafos, se colocan comillas de cierre al comienzo de cada uno de ellos (salvo, claro está, en el primero, que se inicia con comillas de apertura)».
TERCERO
«Para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar, procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido especial:.
“Dijo que la comida llevaba muchas ‘especies’”.
A este respecto señala la Academia que «en textos impresos en letra redonda es más frecuente y recomendable reproducir los extranjerismos crudos en letra cursiva que escribirlos entrecomillados».
CUARTO
«Cuando en un texto manuscrito se comenta un término desde el punto de vista lingüístico, este se escribe entrecomillado:
“La palabra ‘cándido’ es esdrújula.”
En los textos impresos, en lugar de usar las comillas, se escribe el término en un tipo de letra diferente al de la frase en que va inserto (en cursiva si el texto normal va en redonda, o en redonda si el texto normal va en cursiva)».
QUINTO
«En obras de carácter lingüístico, las comillas simples se utilizan para enmarcar los significados: La voz apicultura está formada a partir de los términos latinos apis ‘abeja’ y cultura ‘cultivo, crianza’».
SEXTO
Ojo al sexto porque es muy curioso. «Se usan las comillas para citar el título de un artículo, un poema, un capítulo de un libro, un reportaje o, en general, cualquier parte dependiente dentro de una publicación; los títulos de los libros, por el contrario, se escriben en cursiva cuando aparecen en textos impresos en letra redonda (o viceversa, en redonda si el texto normal va en cursiva):
“Ha publicado un interesante artículo titulado ‘El léxico de hoy’ en el libro El lenguaje en los medios de comunicación, libro en el que han participado varios autores”».
Algo en lo que este columnista no está muy de acuerdo con el criterio de la Academia, pues las comillas ayudan mucho a enmarcar los títulos en aquellos casos en los que, pongo por ejemplo, se han de citar muchas obras. Bien que uno reconozca no haber compilado los méritos que otros sí han para ser académicos, por lo que se limita a exponer su discrepancia a modo de comentario, pidiendo los oportunos permisos y ofreciendo las pertinentes disculpas para ello.
Aún dice el Diccionario más cosas sobre las comillas, pero no es cosa de resolverlas todas las cuestiones que les afectan aquí y ahora. Así que por hoy, les voy a dejar una vez más, no sin desearles como cada día, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos, y no sin darles las soluciones a las adivinanzas que planteábamos ayer cuando comentábamos la película “La vida es bella”. Por cierto, oportunamente entrecomilladas:
«¿Qué es aquello que cuanto más grande menos lo ves?». La oscuridad.
«Si me llamas me rompes». El silencio.
«Tanto es lo que Blancanieves le sirve a los enanitos en la comida, como lo que tarda en hacerlo». Siete segundos.
Dedicado a mi amiga Begoña Lumbreras, profesora de lengua siempre atenta a la buena gramática y a las indicaciones de la Real Academia de la Lengua, de una interesante conversación con la cual nació este artículo.
Luis
Antequera
No hay comentarios:
Publicar un comentario