«Ella me dijo: deja todo en mis
manos»
Un lamentable accidente en
automóvil casi le cuesta la vida a Carolina Toro. En su mente aún quedan
secuelas de aquel 19 de octubre de 2007, cuando quedó al borde de la muerte en
un accidente en el Anillo Periférico que circunda la ciudad de Tegucigalpa y
Comayagüela, en Honduras.
“¿Por qué a mí?", se preguntó Carolina. Recuerda las palabras del doctor que le atendía que fríamente le dijo que “no volvería a caminar”, que su pierna no se podría recuperar.
“¿Por qué a mí?", se preguntó Carolina. Recuerda las palabras del doctor que le atendía que fríamente le dijo que “no volvería a caminar”, que su pierna no se podría recuperar.
“Fue un momento muy duro en mi
vida, realmente no creía lo que estaba viviendo. A la semana después del
accidente me practicaron una cirugía. En esa cirugía me pusieron nueve
tornillos, una placa, esto para saber si en un futuro podía volver a caminar”, agrega
Carolina.
DEPRESIÓN Y DESEMPLEO
La depresión apareció de inmediato. Carolina, una mujer joven y alegre, de buen trato, profesional publicitaria, que disfrutaba de la vida, se veía ahora limitadísima y desanimada.
Se quedó sin empleo. “Yo quería ayudar económicamente a mi familia, pero al verme con bastón y muletas se me cerraban las puertas”. Sí contaba con el sostén de sus padres, incondicional. “Siempre estuvieron conmigo”, señala.
ORACIÓN Y AYUDA
Entre tanto vacío y preguntas sin respuestas encontró soporte espiritual en su grupo de oración. En la Biblia encontraba mensajes que incrementaban sus ánimos.
Además, al poco de ponerse a orar en serio, Carolina afirma que "el Señor mandó un ángel, mi tía Lícida García, que un día llegó a mi casa y me dijo: “yo te quiero ayudar”.
La depresión apareció de inmediato. Carolina, una mujer joven y alegre, de buen trato, profesional publicitaria, que disfrutaba de la vida, se veía ahora limitadísima y desanimada.
Se quedó sin empleo. “Yo quería ayudar económicamente a mi familia, pero al verme con bastón y muletas se me cerraban las puertas”. Sí contaba con el sostén de sus padres, incondicional. “Siempre estuvieron conmigo”, señala.
ORACIÓN Y AYUDA
Entre tanto vacío y preguntas sin respuestas encontró soporte espiritual en su grupo de oración. En la Biblia encontraba mensajes que incrementaban sus ánimos.
Además, al poco de ponerse a orar en serio, Carolina afirma que "el Señor mandó un ángel, mi tía Lícida García, que un día llegó a mi casa y me dijo: “yo te quiero ayudar”.
Después
de dos largos años con complicaciones en su pierna, regresó nuevamente a ser
evaluada por un médico. “Mi tía me llevó al hospital. El doctor dijo que
necesitaba otras cirugías”. Pese a las nuevas operaciones, la rodilla seguía
desviada.
“Emocionalmente no me sentía bien, yo sentía que todas las personas me miraban y me rechazaban, pero por la Gracia de Dios pude caminar nuevamente”.
UNA MUJER BLANCA DE MEJILLAS ROSADAS
Todo cambió a raíz de una experiencia muy especial que Carolina vivió en la cama del hospital, después de una de las cirugías.
Despertó desesperada, porque temía a volver a vivir lo del pasado: horas en cama y dolorosos procesos de recuperación.
“Abrí mis ojos y vi una Mujer blanca con sus mejillas rosaditas, que me quedó mirando fijamente y me dijo: hija, no te preocupes, de ahora en adelante deja todo en mis manos. Esa mujer era la Virgen María, que siempre estuvo a mi lado”, asegura Carolina al Semanario Fides.
Después de ese encuentro, recuerda que se durmió nuevamente. “Vi a Jesús en mis sueños. Él me tendió la mano y me levantó. Y desde ese día mi vida ha cambiado y todo el pasado lo he borrado.”
UNA VIDA NUEVA
Desde ese día, tras esas visiones, Carolina volvió a sonreír y le volvieron las ganas de vivir.
Un tiempo después encontró trabajo y su familia está feliz de verla recuperada.
“Quiero decir a las personas que cuando se pasan por momentos duros en donde se ve todo cuesta arriba, que uno siempre llegará a la cima con la fe puesta en Dios", propone Carolina.
"A mí me dijeron que no volvería a caminar y gracias a Dios aquí estoy, sirviéndole a él. Les digo que confíen en Dios, que lo amen, que lo alaben. Y que confíen en mamita María que siempre intercede por nosotros”.
“Emocionalmente no me sentía bien, yo sentía que todas las personas me miraban y me rechazaban, pero por la Gracia de Dios pude caminar nuevamente”.
UNA MUJER BLANCA DE MEJILLAS ROSADAS
Todo cambió a raíz de una experiencia muy especial que Carolina vivió en la cama del hospital, después de una de las cirugías.
Despertó desesperada, porque temía a volver a vivir lo del pasado: horas en cama y dolorosos procesos de recuperación.
“Abrí mis ojos y vi una Mujer blanca con sus mejillas rosaditas, que me quedó mirando fijamente y me dijo: hija, no te preocupes, de ahora en adelante deja todo en mis manos. Esa mujer era la Virgen María, que siempre estuvo a mi lado”, asegura Carolina al Semanario Fides.
Después de ese encuentro, recuerda que se durmió nuevamente. “Vi a Jesús en mis sueños. Él me tendió la mano y me levantó. Y desde ese día mi vida ha cambiado y todo el pasado lo he borrado.”
UNA VIDA NUEVA
Desde ese día, tras esas visiones, Carolina volvió a sonreír y le volvieron las ganas de vivir.
Un tiempo después encontró trabajo y su familia está feliz de verla recuperada.
“Quiero decir a las personas que cuando se pasan por momentos duros en donde se ve todo cuesta arriba, que uno siempre llegará a la cima con la fe puesta en Dios", propone Carolina.
"A mí me dijeron que no volvería a caminar y gracias a Dios aquí estoy, sirviéndole a él. Les digo que confíen en Dios, que lo amen, que lo alaben. Y que confíen en mamita María que siempre intercede por nosotros”.
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