Se me mostró un motor al que habían olvidado de
poner lubricante. Al poco rato de su funcionamiento, empezó a humear, a
chirriar y acabó por pararse. Y escuché estas palabras:
- No olvides de poner en todas tus acciones el
lubricante del amor, si no, serán completamente estériles.
Enviat per Joan Josep Tamburini
No hay comentarios:
Publicar un comentario