He leído hoy en el antiguo Ceremonial
de Obispos el ritual que se usaba en la Iglesia para reconciliar un lugar
sagrado, cuando éste había sido profanado. Un ritual solemne y que respira
seriedad. Parte de las oraciones se hacían delante de la puerta principal de la
iglesia, parte delante del lugar donde se colocó la primera piedra cuando se
erigió. Después hay una postración ante el altar.
Se recorre tres veces la iglesia
por dentro, aspergiendo las paredes en la parte superior la primera vez, en la
parte inferior la segunda, y el pavimento de la iglesia en la tercera. Se
aspergen especialmente los lugares contaminados, cuando la iglesia ha sido
manchada o violada.
Después, en voz normal (no con
solemnidad) el obispo pronuncia una oración con las manos extendidas, pero a la
altura del pecho.
Cambiando de tema. Si tenéis
tiempo, escuchad esta magnífica conferencia sobre las cruzadas:
P.
FORTEA
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