domingo, 20 de julio de 2014

DE SEMILLAS Y COSAS PEQUEÑAS...


"Jesús les contó esta otra parábola: El reino de los cielos puede compararse a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras todos estaban durmiendo, llegó un enemigo que sembró mala hierba entre el trigo, y se fue. Cuando creció el trigo y se formó la espiga, apareció también la mala hierba. Entonces los labradores fueron a decirle al dueño:

- Señor, si la semilla que sembraste en el campo era buena, ¿cómo es que ha salido mala hierba?

El dueño les dijo:

- Un enemigo ha hecho esto.

Los labradores le preguntaron:

- ¿Quieres que vayamos a arrancar la mala hierba?

Pero él les dijo:

- No, porque al arrancar la mala hierba podéis arrancar también el trigo. Es mejor dejarlos crecer juntos, hasta la siega; entonces mandaré a los segadores a recoger primero la mala hierba y atarla en manojos, para quemarla, y que luego guarden el trigo en mi granero.

Jesús les contó también esta parábola: El reino de los cielos se puede comparar a una semilla de mostaza que un hombre siembra en su campo. Es sin duda la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es más grande que las otras plantas del huerto; llega a hacerse como un árbol entre cuyas ramas van a anidar los pájaros.

También les contó esta parábola: El reino de los cielos se puede comparar a la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina para que toda la masa fermente.

Jesús habló de todo esto a la gente por medio de parábolas, y sin parábolas no les hablaba, para que se cumpliera lo que había dicho el profeta:

Hablaré por medio de parábolas;

diré cosas que han estado en secreto

desde la creación del mundo.

Jesús despidió a la gente y entró en la casa. Sus discípulos se acercaron a él y le pidieron que les explicase la parábola de la mala hierba en el campo.

Él les respondió:

- El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre, y el campo es el mundo. La buena semilla representa a los que son del reino; la mala hierba, a los que son del maligno; y el enemigo que sembró la mala hierba es el diablo. La siega representa el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. Así como se recoge la mala hierba y se la quema en una hoguera, así sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre mandará sus ángeles a recoger de su reino a todos los que hacen pecar a otros y a los que practican el mal. Los arrojarán al horno encendido, donde llorarán y les rechinarán los dientes. Entonces, aquellos que cumplen lo ordenado por Dios brillarán como el sol en el reino de su Padre. Los que tienen oídos, oigan."

 

En muchas parroquias se leerá únicamente la primera parábola, pero esas pequeñas parábolas nos describen cómo es el Reino de Dios.

La primera parábola nos muestra un mundo en el que el bien y el mal se encuentra entremezclado. Y es importante que nos fijemos en que Jesús nos dice, que nosotros somos incapaces de distinguir quién es bueno y quién es malo. Pero nosotros seguimos juzgando, condenando y arriesgándonos a destruir lo bueno creyendo que es malo.

Las otras dos parábolas, la de la semilla pequeña y la de la levadura, nos dicen claramente que el Reino de Dios no se encuentra en la grandeza, el poder y el boato, sino en la sencillez. Es aquella pequeña semilla que, poco a poco, ha de trasformar la sociedad. Es aquella minúscula cantidad de mostaza, que hace que las masas avancen hacia la fraternidad.

Nosotros seguimos creyendo que necesitamos grandes medios para evangelizar, que hemos de gastar mucho dinero para que la Iglesia se vea. Cuando la Iglesia sea esa pequeña semilla, o la pequeña cantidad de mostaza, es cuando realmente lograremos transformar la sociedad y hacer que el Reino de Dios esté ya en este mundo.

 

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