Dejé de insistir donde no había lo que buscaba.
Dejé de
pedir con las manos cerradas.
Dejé de
esperar en sillas ocupadas.
Dejé de
poner mis expectativas en personas ocupadas.
Dejé de
pretender que el otro entendiera.
Dejé de
poner los ojos y la esperanza en corazones que no querían latir al lado mío.
Y
entonces, magia…
Magia
Volví́ a mí,
como único destino posible
Volví́ a mí,
como único camino disponible
Volví́ a mí,
como el único reencuentro pendiente
Volví́ a mí
y pude verme las costillas, los dolores y mi alma deshidratada, pidiendo agua
Y me recibí́.
Me acaricié. Me perdoné. Me recosté́ sobre mi hombro. Me nombré con mi
propia voz. Y me encontré́. Distinta pero intacta. Me tuve otra vez. Me tengo
otra vez.
Y
entonces, magia.
Tengo las
llaves de las puertas que quiero abrir.
Acá́,
adentro.
Afuera solo
están las cerraduras.
Pero yo
decido dónde y de mí depende cómo.
Yo decido
dónde...
Yo elijo como...
Yo elijo
con quien...
Yo decido
qué quiero...
Yo decido
qué merezco...
Y
la magia volvió a mí, porque nunca se fue, porque siempre habitó en mí pero
no me permitía verla, por rechazarme y así bajé a mis sombras y resucité, me
abracé me acepté y seguí viva.
¡Hermoso
y bendecido día!
Abrazos
con luz y amor
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