EL PAPA APRUEBA EL MILAGRO DE LA BEATA MARIE-LÉONIE Y LAS VIRTUDES HEROICAS DE CINCO SIERVOS DE DIOS
El Papa Francisco
autorizó este miércoles, durante la audiencia concedida al cardenal Marcello
Semeraro, Prefecto del Dicasterio de las Causas de los Santos, la
promulgación de los decretos de santidad de la beata Marie-Léonie Paradis,
y de cinco nuevos venerables, entre los que destacan las vidas de un mártir del
comunismo en Polonia, la del perseguido obispo de origen armenio que murió a
finales del siglo XX y la de un sacerdote español.
EL
GENERAL "FASCISTA" QUE SUBIÓ A LOS ALTARES
El Siervo de Dios Gianfranco
Chiti nació el 6 de mayo de 1921 en Gignese (Italia). A los 15 años ya había
entrado a formar parte de la escuela militar de Roma. Antes de recibir su
primer diploma en el liceo, como signo de su gran amor a su patria y su fe,
hizo una promesa a la Virgen. Le pidió aprobar los exámenes y
a cambio él dedicaría el tiempo de sus vacaciones a los pobres.
Desde entonces la Virgen lo
acompañó toda la vida. Y allá donde estaba siempre quería una imagen o una
estatuilla de la Virgen María para dedicarle un pequeño altar y poder rezarle.
A los 22 años, desde octubre de 1941 a mayo de 1943, fue combatiente
en los frentes croata, griego y rusos.
GIANFRANCO CHITI RECUERDA ESOS AÑOS ASÍ:
"Cuando
durante la retirada, veía los cuerpos de mis jóvenes compañeros tirados sin
vida, me venía el instinto de arrodillarme y besarlos porque
morían en vano por las culpas de otros, habían sido arrancados a sus familias y
llevado a territorios lejanos a morir. Veía en ellos la imagen del Redentor
porque la guerra es efecto de los pecados del mundo. Cuando nos encontrábamos
con nuestros enemigos, sin las armas, entre nosotros no había ni odio ni
violencia, solo respeto. ¿Cómo habríamos vuelto con vida a Italia, si no fuera
por las mujeres rusas que nos dieron de comer lo poco que les quedaba? ¿Quizás
veían en nuestros rostros, el de sus hijos y maridos que estaban del otro
lado?".
Vivió grandes momentos de sufrimiento
cuando trataba por todos los medios de llevar vivos a los soldados de ambas
partes. Gracias a ellos nació en él el insistente deseo de entrar en la orden
de los capuchinos. El 8 de septiembre de 1943 se incorporó a la República
Social Italiana (Rsi) -estado títere de la Alemania Nazi- convencido de que
trabajaba por el bien de su país. Por esta elección, al final del
conflicto, es internado y juzgado en los campos de
concentración de Coltano y Laterina.
Pero en 1946, la comisión
establecida para juzgar a los militares de la RSI, lo absuelve. El comandante
Chiti había actuado siempre manteniendo fe al juramento hecho. Fueron muchos
los líderes partisanos y civiles que declararon a su favor. El Padre Flavio
Ubodi, vice-postulador de la causa, recordó que gracias a su grado en la RSI,
Chiti pudo salvar a cientos de personas, impidió redadas y
se opuso a la destrucción de localidades enteras.
En 1944 salvó a más de 200
partisanos del fusilamiento reclutándolos a un curso especial que nunca había
existido en su compañía de Granaderos. Los "preparó"
y luego los hizo regresar a sus hogares. Y su nombre se encuentra
escrito en el "Libro de los justos"
de la Sinagoga de Turín por haber salvado algunas familias judías.
Un testimonio importante dijo
sobre él: "El teniente Chiti logró salvar al
hijo del poeta Giulio Segre tomándolo bajo su protección, sabiendo
bien que era judío sin importar de las dificultades y
oposiciones puestas por sus superiores".
En 1948 Chiti fue reinstalado en
el nuevo ejército italiano y luego fue enviado a Somalia con la ONU. A los 50
años le nombraron primero coronel y luego comandante de la prestigiosa escuela
de suboficiales de Viterbo. Formó generaciones enteras que
todavía lo recuerdan con admiración y devoción por la
disciplina firme y rígida con la que enseñaba pero también por su generosidad,
siempre presente en los momentos felices y tristes de sus estudiantes.
Ayudaba mucho a los pobres y él
mismo era muy pobre. También era muy conocida su gran devoción a la Virgen de
Gracia de Pesaro. A la edad de 57 años es ascendido al rango de general de
brigada. Y al año siguiente deja sus condecoraciones para
vestir el sayo franciscano agregando
a su nombre el nombre de María.
Su nombre se encuentra escrito en
el "Libro de los justos" de la Sinagoga de Turín.
Fue ordenado como Gianfranco
Maria, con las condecoraciones de los granaderos debajo de su vestidura. En
1990 fue enviado a Orvieto para reconstruir las ruinas del convento de San
Crispín, que había sido profanado y cubierto con escritos blasfemos. Instaló
una carpa militar bajo las ruinas y sus viejos granaderos vinieron
a ayudarlo, convirtiéndola en un oasis de paz y acogida para los más pobres.
Muere el 20 de noviembre del
2004. Quiso que enterraran su cuerpo en el cementerio de Pesaro. Y el 8 de mayo
de 2015, el obispo de Orvieto, Benedicto Tuzia, abrió la fase diocesana del
proceso de beatificación. Para Fray Gianfranco Maria su mérito más grande
fue "cambiar el uniforme de soldado de la patria
por la de soldado de Jesús".
MICHAL
RAPACZ: MÁRTIR POR NO DEJAR A SU REBAÑO
El Siervo de Dios Michał Rapacz
(1904-1946) fue un sacerdote católico polaco, administrador de la parroquia de
Płoki, que fue asesinado por una milicia comunista. El 1 de febrero de
1931 fue ordenado sacerdote mientras estudiaba en la Facultad de Teología de la
Universidad Jagellónica. Como en su día su compatriota Juan Pablo II, se ocupó
de asociaciones juveniles, fundó un teatro de aficionados y pastoreó a enfermos
y pobres.
Después de la ocupación de
Polonia por el Ejército Rojo, los comunistas fortalecieron su influencia en la
zona de Chrzanów, donde se encuentra Płoki. Se reclutó a los activistas locales
y la sección local comunista solicitó la adhesión de Polonia a la URSS. El sacerdote se convirtió en blanco de ataques y comenzó a recibir amenazas.
La sentencia para Michał Rapacz
probablemente se dictó en abril de 1946 en una reunión del partido comunista en
Trzebinia. El sacerdote fue advertido por uno de los participantes y lo
convencieron de que abandonara Płoki, pero el sacerdote se negó, alegando deber
pastoral y conciencia. Dijo durante uno de sus últimos sermones: "Aunque tuviera que caer muerto, no dejaré de
predicar este Evangelio y no renunciaré a mi propia cruz".
La noche del 11 al 12 de mayo de
1946, una milicia compuesta por unos 20 activistas comunistas irrumpió en el
edificio de la rectoría, siendo testigo la hermana del sacerdote, que dirigía
su granja. Encerrada en su habitación por los atacantes, escuchó las palabras
más fuertes del sacerdote. Le leyeron la sentencia de muerte, y cuando lo sacaron seguía repitiendo: "Hágase tu voluntad,
Señor".
Primero arrastraron al padre
Rapacz con una cuerda alrededor de la iglesia, lo golpearon y luego lo llevaron
al bosque. Allí lo golpearon en la cabeza con un
objeto duro y le dispararon cuatro tiros. Para evitar que nadie pidiera ayuda, los
miembros de la casa fueron retenidos hasta las 3 de la madrugada. La
Arquidiócesis de Cracovia inició su proceso de beatificación en 1992.
MADRE
MARIE-LÉONIE: LA SANTA DE LOS CURAS EDUCADORES
Madre Marie-Léonie (1840-1912)
fue la fundadora del Instituto de las Hermanitas de la Sagrada Familia, dedicadas al cuidado material y espiritual de los sacerdotes dedicados a
la enseñanza.
Nacida en L'Acadie (Canadá), era
la única hija de los seis hijos de Joseph Paradis y Émilie Grégoire. Para
cubrir las necesidades de su familia, el padre de Élodie alquiló un molino
abandonado para serrar madera, moler grano y cardar la lana. Cuando Élodie
cumplió nueve años, su madre decidió enviarla al internado de las hermanas de
la Congregación de Notre-Dame en Laprairie. El mismo año, su
padre se marchó a California en busca de oro.
Tras enterarse por una vecina de
la existencia de una comunidad de monjas cercana, Élodie se presentó en el
noviciado de las Hermanas Marianitas de Sainte-Croix en Saint-Laurent, cerca de
Montreal. Aún no tenía 14 años. Su padre intentó llevarla a
casa de vuelta, pero fue aceptada como novicia con el nombre de
Sor María de Santa Léonie.
En 1862 fue enviada a Nueva York,
donde los marianitas dirigían un orfanato, un taller y una escuela para niños
pobres en la parroquia de San Vicente de Paúl. Ocho años más tarde, se unió a
la rama estadounidense de las Hermanas Marianitas de la Santa Cruz y fue a
Indiana para enseñar francés y costura a hermanas que planeaban convertirse en
maestras.
Asombrada por la precaria
situación material del colegio en el que trabajaba, debido a la falta
de personal de apoyo indispensable para su buen funcionamiento, son Marie-Léonie se reafirmó en su
llamado. El 26 de agosto de 1877, 14 mujeres comenzaron a vestir el nuevo
hábito. En 1880, los Padres de la Santa Cruz aceptaron la idea de una nueva
fundación para las necesidades de sus colegios.
La Madre María Léonie murió el 3
de mayo de 1912, en vísperas de cumplir 72 años. Durante su vida,
presidió 38 fundaciones en
Quebec, New Brunswick, Ontario y en Estados Unidos, la mayoría en universidades
y algunas en obispados. En el momento de su muerte, el instituto contaba con
unos 635 miembros.
Élodie Paradis fue beatificada en
Montreal el 11 de septiembre de 1984, durante la visita del Papa Juan Pablo II
a Canadá. La Iglesia quiso así reconocer a una mujer que
supo responder a las necesidades de su tiempo fundando
el primer instituto destinado a ayudar a los sacerdotes en su labor educativa.
OBISPO
ARMENIO ENCARCELADO, TORTURADO E INCANSABLE
El decreto del Papa reconoce las
virtudes en grado heroico del obispo católico de rito armenio Juan Zohrabián,
de nombre religioso fray Cirilo (Guregh, en armenio), que vivió entre 1881 y
1972, y vivió la Primera Guerra Mundial, el genocidio armenio, cárceles turcas,
cárceles griegas, la Segunda Guerra Mundial y participó en las cuatro
sesiones del Concilio Vaticano II. El cronista y teólogo Heinz Gstrein escribió sobre él el
libro 300 latigazos para el obispo. Güregh
Zohrabian 1881-1972, misionero capuchino católico armenio.
Nació y creció en la ciudad armenia, bajo dominio turco, de Erzurum.
Entró en los capuchinos en Constantinopla en 1894. Tomó el nombre de Cirilo por
San Cirilo de Salónica. De vuelta a Erzurum, fundó un
orfanato, una escuela primaria, una secundaria y un nuevo templo.
Pero con la persecución turca contra los cristianos armenios y orientales en
1914, tuvo que huir.
Los capuchinos le instalaron como capellán y profesor en Constantinopla, pero
en noviembre de 1914 las autoridades turcas cerraron la universidad católica y
expulsaron al clero católico. Intentó quedarse pero los turcos le encontraron y encarcelaron en 1916, en un campo de
prisioneros donde pasó 4 años atendiendo a prisioneros griegos e italianos.
Liberado en 1920 (¡dos años
después de la guerra!) intentó seguir con la pastoral de prisioneros, pero en
1923 le volvieron a arrestar las autoridades turcas (por hacer una misa
clandestina en una barraca) y lo condenaron a muerte en la horca. En la cárcel en Constantinopla le apalizaron y torturaron varias veces, pero cambiaron la pena de muerte por la
expulsión del país.
Fue a Roma y de allí a Grecia (en parte por casualidad, por una tormenta
navegando), donde había muchos refugiados armenios. Allí permanecería hasta
1936 como capellán principal de los armenios católicos en Grecia, y ofreciendo ayuda a todos, católicos u ortodoxos, impulsando escuelas y orfanatos en Atenas y otras ciudades. Pero
el clero ortodoxo griego era muy anticatólico e instigaba a las autoridades
civiles griegas para entorpecer su trabajo.
Finalmente, el Gobierno griego lo expulsó en 1936. Sirvió como misionero
armenio en Siria hasta que las autoridades le expulsaron en 1949. En 1940 fue
nombrado obispo auxiliar en Cilicia. En 1953 Turquía reafirmó su prohibición a
dejarle entrar en el país, por lo que pasó a servir a los
armenios de Europa y América Latina, visitando Argentina, Uruguay,
Brasil, Venezuela y Colombia. Escribió en 1965 sus "Memorias
de una vida misionera". Murió en la comunidad capuchina de Palermo,
en Italia, en 1972, y el obispado de Palermo abrió su causa de beatificación.
SEBASTIÁN
GILI VIVES, PIONERO SOCIAL EN MALLORCA, FUNDÓ LAS AGUSTINAS DEL AMPARO
El Papa reconoce también las
virtudes heroicas de un sacerdote diocesano de Mallorca, Sebastián Gili Vives
(Artá, 1811-Palma de Mallorca, 1894), que fue un pionero en
la acción social y fundó las Agustinas Hermanas del Amparo, que tienen 8 colegios hoy en Baleares y
comunidades en Perú, Honduras, Nicaragua, Panamá y varios lugares de la España
peninsular.
A mediados del siglo XVIII, como sacerdote joven, fue
el responsable de la casa de la diputación provincial para recoger bebés
abandonados en Palma
(tenía hasta 250 niños, que amamantaban en casas unas amas de cría campesinas
que cobraban algo por la lactancia). A veces las amas aceptaban adoptar al
niño, otras veces el niño, a los 6 años, pasaba a una casa de misericordia. Las
malas cosechas, la viruela y la crisis de 1846 y 1847 golpearon especialmente a
la sociedad de la isla.
En 1859 fundó las Agustinas Hermanas del Amparo, para ayudar a los necesitados.
En 1868, al implantarse la Primera República, el sacerdote fue destituido de
sus cargos caritativos (tras 24 años de servicios sociales eficaces), y se dedicó a fortalecer la congregación que había fundado, que se extendió por Mallorca e Ibiza. Cuando
murió a los 83 años, las Agustinas del Amparo contaban con 18 casas y 113
hermanas.
MAGDALENA
ROSA VOLPATO: INTERCESORA POR LA UNIDAD, MUERTA A LOS 28 AÑOS
Magdalena Rosa Volpato
(1918-1946) nació, octava de nueve hijos, en una familia campesina cerca de
Treviso, Italia. En su parroquia fue catequista
y responsable de Jóvenes de Acción Católica.
Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943, la aceptaron, pese a su mala salud,
en la Congregación de las Hijas de la Iglesia, fundada poco antes. Tomó el
nombre de Magdalena de Santa Teresa del Niño Jesús. Oraba especialmente por la
unidad de la Iglesia y por ella ofrecía sus sufrimientos y su enfermedad.
Hizo ofrecimiento explícito de su
vida por la unidad de la Iglesia. Al final de la octava de oración por este
motivo, quedó bloqueada en la cama, con dolor. El hospital, en plena guerra, no
podía hacer mucho por ella. Durante año y medio ofreció esos sufrimientos a
Dios. El Patriarca de Venecia aceptó sus votos y murió pocos días después en el
Hospital del Mar de Venecia. Muchos
la recuerdan en la Semana de
Oración por la Unidad de los Cristianos y la consideran una intercesora en esta
intención. Su proceso de beatificación empezó en 1968. Ahora el Papa
reconoce su virtud en grado heroico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario