Tiene el huachano unos gustos, que nunca olvida en la vida: uno es el maní sancochao, otro la anchoveta seca, la chapanita de yuca y la aceituna exprimida.
Puede ser
pata en el suelo o un famoso doctor, una persona muy blanca, o de modesto
color; en eso todos se igualan, como lo quiere El Señor.
Pero el
que sea alimeñao hace ver que no lo gusta y bien que come a escondidas; y a mí
lo que me disgusta, es gente que siendo chusca trata de hacerse pulida.
Tuavía
más me calienta quia tragado mis pobrezas, y ahora, al final de cuentas, viene
a salirme son esas; antes pedía chapana, también anchoveta seca, y el muy cholo
palangana ni se limpiaba la jeta.
Sabe lo
que dice ahora, que diaquí se jue muchacho, que ni siquiera sia acuerda
de las
costumbres de Huacho.
Otras
veces se me viene, también gente interesada, que de la tierra sia acuerda solo
pa sacar tajada, y a mí me creen muy tonta, de tonta no tengo nada, porque si
están de subida, yo ya vengo de bajada.
Pero
quedan por fortuna, tuavía netos huachanos, como ese guen chaquilano que lo
dicen el pollito, resulta, como es chiquito, yo para hablarlo, mia agacho, pero
con gusto lo digo, ¡Qué viva Huacho, caracho!
De: Flor de María Drago (+).
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