domingo, 21 de enero de 2024

LA ORACIÓN

El diálogo con Dios, pero ¿cómo debemos orar? La oración debe ser espontánea, personal y llena de fe.

Por: Felipe Santos | Fuente: Libro: Vivencia Cristiana

Una de las constantes que ayudan a mantener el alma y la vida en continuo contacto con Dios es la fuerza de la oración. Oración es pensar en Dios amándolo. Es un compromiso entre la relación del hombre y Dios. Es la expresión del amor de Dios en cada hombre. La oración es esencial en la vida de los cristianos.

Para un cristiano, una vida sin oración corre el riesgo de convertirse en ár0ida. Pero orar, no es tan simple como uno se pueda imaginar. El tedio, el desaliento, la repetición o la costumbre pueden hacer la oración difícil.

La comunicación de Dios se compara a menudo con la comunicación humana: no es nada. El que ora, piensa que Dios permanece sordo a su plegaria, mientras que Dios mira al ser humano con amor siempre.

Repetir una oración, meditarla, comprobar todo su sabor, vibrar con ella para que se convierta en una respiración, es entrar en el misterio del diálogo entre Dios y el hombre. Es como dejarse guiar paso a paso por un mejor conocimiento del misterio de Dios.

Frecuentemente, el diálogo con Dios es ante todo tema de silencio, lo que, de por sí, no es muy gratificante. Sin embargo, Santa Teresa nos dice que es en el silencio en donde se encuentra el alma disponible, en el abandono a la confianza y a la fe. Ahí se puede encontrar a Dios.

La oración toma una forma diferente según el tiempo, los lugares, las ocupaciones y las preocupaciones de cada uno, la cultura y la experiencia vividas. La oración puede nacer espontáneamente con palabras de todos los días; ella toma prestado igualmente aquellas otras de las Escrituras. Puede ser personal o comunitaria.

Los monjes y las monjas y también los religiosos ( sas), sacerdotes, laicos, cristianos normales, acompasan sus jornadas con la oración de la Iglesia o la“Liturgia de las Horas”.

Repartidos en cuatro semanas, los Salmos constituyen el corazón de la oración de la Iglesia.

El Salmo es un grito antes de que haya sido escrito. Es una voz que llama, murmura, invoca, un cuerpo que se pliega ante la dureza de la prueba. En los Salmos, el pueblo de Israel habla a Dios cuando se encuentra sumido en la culpabilidad después de una falta, sumergido bajo las pruebas y también cuando goza y se alegra tras una victoria.

El creyente que no se oxigena con la fuerza de la oración, está llamado a perecer o a llevar una vida lánguida y mortecina.

La oración es la fuerza que, unida a Dios, lanza al creyente a la acción apostólica. Ya que la oración no es un refugio.

TEXTOS:

En el Antiguo y Nuevo Testamento, descubriréis diferentes formas de expresiones de oración: petición, adoración, alabanza, acción de gracias, ofrenda...

Antiguo Testamento:
. Job maldice el día de su nacimiento (Job 3,1-31)
. Abrahám pide la gracia para los justos de la ciudad de Sodoma ( Génesis 28,23-33)
. Salomón pide a Dios la gracia de la Sabiduría

Nuevo Testamento:
Jesús mismo ora al Padre: (Juan 17,1-26).
. Jesús enseña a sus discípulos ( Mateo 6,7-13).
. Zacarías dice una oración de alabanza
. Magnificat

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