Lo pongo en tus manos, Señor.
Tú, Padre
amoroso, que velas por mí y estás por encima de los límites del tiempo y del
espacio, sabes lo que necesitaré en este año que inicia.
Me
abandono a tu misericordia, a tu providencia.
Que sea
lo que Tú dispongas, Señor.
Aumenta
mi fe, que sea capaz de descubrir tu presencia a mi lado.
No
permitas que nada me separe de Ti.
Dame
fortaleza y perseverancia en las pruebas, y ayúdame cada día a recordar que
nunca sucederá nada que Tú y yo juntos, no podamos superar.
Tu divina
providencia se extienda a cada momento para que nunca nos falte casa, vestido y
sustento ni los santos sacramentos en el último momento.
Amén
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