Y una mujer que sostenía un niño contra su seno pidió: háblanos de los hijos.
Y él dijo:
Tus hijos no son tus hijos, son
hijos e hijas de la -vida deseosa de sí misma-.
No vienen de ti, sino a través de
ti y aunque estén contigo no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no
tus pensamientos, pues, ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos, pero
no sus almas, porque ellas, viven en la casa del mañana, la que no puedes
visitar ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como
ellos, pero no procures hacerlos semejantes a ti porque la vida no retrocede,
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco desde el que tus
hijos como flechas vivientes son lanzados hacia adelante.
El arquero ve el blanco en la
senda del infinito y te doblega con su poder para que su flecha vaya veloz y
lejana.
Deja, alegremente, que la mano
del arquero te doblegue, porque así como él ama la flecha que vuela, así ama
también el arco que es estable.
Tú eres el arco del cual tus
hijos, como flechas vivas, son lanzados.
Deja que la inclinación, en tu
mano de arquero, sea para la felicidad.
Khalil Gibran, poeta, filósofo y artista libanés
Alejandro Smith Bisso
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