Tengo mi cama de dos plazas de esas de madera, cuatro listones, cuatro patas, travesaños atravesados un colchón que pesa como diablos con su funda tres almohadas no me puedo sentir mal duermo bien.
Cuando de
noche no como, si me atraganto es fatal y me duele la cabeza, soy adicto al
paracetamol genérico como muchos de ustedes pienso.
Pero
cuando comparo mi actual lecho con el catre de alambre con colchón de paja que
alguna vez fue el que conservaba mis sueños o mi cuna de metal con su baranda para
no caerme cuando era muy pequeñito pero que igualmente la trepaba.
Hubo si
en comunidades campesinas un cuero de carnero que intentó ser cómodo sobre
suelo de tierra estas cosas recuerdo e imagino si alguna vez tendré cama con
dosel dorado y un escudo real en la parte de encima
¿Será
verdad que así mis sueños serán majestuosos?, cubrecamas
rellenos con plumas de ganso sábanas de seda… es tan lindo imaginar y sentirse
casi un rey durmiendo con corona y diez atentas damas que se ocupen de mi ropa,
mi baño, y desayuno faisán en fuente de plata.
Pero todo
esto es solo un cuento que a mí mismo me cuento y me aterra pensar que termine durmiendo
en una estera sobre el suelo y sin techo que de la lluvia y el frío me proteja y
también de los ladrones aunque no hay nada que robar salvo mis pantalones parchados
por todos lados y con un olor del que prefiero no contar.
Gonzalo Suárez
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