sábado, 11 de diciembre de 2021

DIÓCESIS ELABORA INNOVADORA INSTRUCCIÓN PASTORAL SOBRE HOMOSEXUALIDAD Y DISFORIA DE GÉNERO

El Obispo de Marquette (Estados Unidos), Mons. John Doerfler, publicó un innovador documento pastoral para acompañar con dignidad y respeto a las personas con atracción al mismo sexo y con disforia de género, sin dejar de ser fiel a las enseñanzas de la Iglesia.

La instrucción titulada Creado a imagen y semejanza de Dios: Instrucción sobre algunos aspectos de la pastoral de personas con atracción hacia personas del mismo sexo y disforia de género se publicó el 29 de julio de 2021 y desde entonces ha sido proporcionada a muchos pastores, directores de escuela y otras personas que evangelizan en la diócesis.

“Hoy en día existe una necesidad cada vez mayor del cuidado pastoral de las personas con atracción por el mismo sexo y las personas con disforia de género. Abramos nuestro corazón al amor de Dios para que rebosemos de amor, bondad y respeto por los demás”, señala la introducción del escrito.

La instrucción precisa que si bien su contenido “no pretende ser una explicación completa del tema”, sí “proporciona algunas consideraciones orientadoras para el cuidado pastoral”.

Entre los temas tratados se encuentra: “El arte del acompañamiento pastoral, el significado y propósito de la sexualidad humana, enfoques generales para el acompañamiento de personas con atracción por el mismo sexo y personas con disforia de género, y orientación para determinadas circunstancias pastorales”.

El documento, uno de los primeros en su tipo elaborado por una Iglesia particular, afirma que “para acompañar a otros, es insuficiente simplemente enunciar la enseñanza de la Iglesia”, sino que “debemos esforzarnos por conocer a las personas y guiarlas, paso a paso, mientras todos caminamos hacia la plenitud de la verdad”.

“El acompañamiento requiere docilidad al Espíritu Santo y discernimiento de los pasos del camino. El discernimiento requiere la virtud de la prudencia pastoral y debe realizarse en fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia. El acompañamiento no diluye las enseñanzas de la Iglesia, sino que, animados por la caridad, debemos anunciar el Evangelio en su plenitud”, explica.

La instrucción recuerda a las personas con atracción por el mismo sexo y disforia de género que “experimentar sentimientos y deseos que no están de acuerdo con el verdadero significado y propósito de la sexualidad no es pecado”, pero sí lo es cuando se tiene conocimiento de “que algo está mal y elegir libremente hacerlo”.

“Cometemos un pecado si actuamos libre y deliberadamente sobre deseos desordenados, es decir, deseos que no están ordenados”, acotó.

Sin embargo, el escrito subraya que “no nos definen ni nos identifican nuestras atracciones sexuales o conflictos sobre la identidad sexual”, sino que “nuestra identidad fundamental es como un amado hijo o hija de Dios”.

La instrucción recuerda que “solo en el contexto del matrimonio entre un hombre y una mujer pueden las relaciones sexuales expresar un amor que es permanente, porque se han entregado toda su vida por las promesas que se hicieron el día de su boda. Fuera del matrimonio, la actividad sexual no puede expresar amor permanente”.

El documento elaborado para la Diócesis de Marquette explica que “el camino del acompañamiento conduce primero a un encuentro más profundo con Jesús y al anuncio del kerigma, el mensaje central del Evangelio”, ya que, “a la luz de la experiencia del amor de Dios y con la fuerza de su gracia, las personas pueden abordar el comportamiento pecaminoso”.

“A los seguidores de Jesús nos corresponde acompañarnos y ayudarnos en el camino de la fe para no ceder a nuestros deseos desordenados. Cuando tropezamos y caemos en el camino, debemos ayudarnos unos a otros a levantarnos por la gracia de Dios y comenzar de nuevo. Al acompañar a personas con atracción por el mismo sexo, reconocemos que nosotros también necesitamos acompañamiento”, reitera.

Además, precisa que “aquellos que experimentan incongruencia entre su sexo corporal y lo que perciben como su sexo, merecen nuestro amor, compasión y nuestro cuidado”.

“Una buena analogía es cómo ayudaríamos a las personas que sufren de anorexia. En este trastorno existe una incongruencia entre cómo las personas se perciben a sí mismas y su realidad corporal (...). Así como derivaríamos a una persona con anorexia a un experto para que la ayude, también remitamos a las personas con disforia de género a un consejero calificado para que las ayude, mientras les mostramos la profundidad de nuestro amor y amistad”, acota el documento.

MALINTERPRETADA POR UN MEDIO DE COMUNICACIÓN

Sin embargo, el pasado 5 de diciembre la instrucción pastoral de la Diócesis de Marquette fue atacada en un artículo por el medio estadounidense The Washington Post.

El medio aseguró que la diócesis “ha instruido a sus pastores a negar el bautismo, la confirmación y otros sacramentos a las personas transgénero y no binarias a menos que se hayan ‘arrepentido’, [siendo] posiblemente la primera diócesis en los Estados Unidos en emitir una política tan radical sobre aquellos que se identifican con un género que no sea el sexo asignado al nacer”.

“La guía emitida por la Diócesis de Marquette también estipula que las personas transgénero no pueden recibir la Comunión, en la cual los católicos creen que el cuerpo y la sangre de Jesucristo están verdaderamente presentes”, fue otra de la acusaciones.

Sin embargo, la instrucción “Creado a imagen y semejanza de Dios”, que llama a la conversión, trata ampliamente el tema de la administración de sacramentos. 

En principio, explicó que la Iglesia enseña que “una persona que está viviendo públicamente en una relación sexual del mismo sexo (o en cualquier relación sexual fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer) no puede ser bautizada, confirmada o recibida en plena comunión en la Iglesia, a menos que la persona se ha arrepentido y se ha retirado de la relación”.

“En peligro de muerte, si hay evidencia de arrepentimiento, estos ritos pueden celebrarse sin apartarse de la relación aunque la separación formal no sea posible o sea gravemente inconveniente”, agregó.

“De manera similar –continúa el texto–, una persona que se identifica públicamente como de un género diferente al de su sexo biológico o que ha intentado una ‘transición de género’ no puede ser bautizada, confirmada o recibida en plena comunión en la Iglesia, a menos que la persona se haya arrepentido”.

La instrucción explica, en este caso particular, que “el arrepentimiento no requiere revertir los cambios físicos en el cuerpo que la persona ha experimentado”.

“La experiencia de la incongruencia en la propia identidad sexual no es pecado si no surge del libre albedrío de la persona, ni se interpone en el camino de la iniciación cristiana. Sin embargo, los comportamientos deliberados, libremente elegidos y manifiestos para redefinir el sexo constituyen un obstáculo”, detalló.

Respecto a la recepción de la Sagrada Comunión, la explicación es similar. La instrucción aclara que no solo no deben presentarse para recibir la Eucaristía “las personas que viven en una relación sexual entre personas del mismo sexo”, sino las que viven “en cualquier relación sexual fuera de un matrimonio reconocido eclesiásticamente entre un hombre y una mujer”.

“De manera similar, las personas que se identifican como de un género diferente al de su sexo biológico o que han intentado una ‘transición de género’ no deben presentarse para la Sagrada Comunión”, continúa.

El documento de Mons. Doerfler reiteró que “los pastores deben abordar estas situaciones en privado con las personas y advertirles que no deben presentarse para la Sagrada Comunión a menos que se hayan arrepentido y recibido el sacramento de la Penitencia. El arrepentimiento no requiere revertir los cambios físicos en el cuerpo que la persona ha experimentado”, precisa el texto.

En la conclusión, Mons. Doerfler, ex capellán de Courage, aseguró que el haber participado como sacerdote de este apostolado católico para personas con atracción por el mismo sexo durante varios años, fue un “privilegio” y que aún permanece inspirado por la “fe y el deseo de vivir castamente” de los miembros, estado que lo llevó a preparar este documento.

“Fue uno de los ministerios más alegres y significativos que tuve como sacerdote, y un verdadero ejercicio de paternidad espiritual. Que tú, que acompañas a personas con atracción por el mismo sexo o disforia de género, te inspiren, como yo, a seguir a Jesucristo con mayor fidelidad y amor más profundo”, concluyó.

POR DIEGO LÓPEZ MARINA | ACI Prensa

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