El Obispo de Marquette (Estados Unidos), Mons. John Doerfler, publicó un innovador documento pastoral para acompañar con dignidad y respeto a las personas con atracción al mismo sexo y con disforia de género, sin dejar de ser fiel a las enseñanzas de la Iglesia.
La instrucción titulada “Creado a imagen
y semejanza de Dios: Instrucción sobre algunos aspectos de la pastoral de
personas con atracción hacia personas del mismo sexo y disforia de género” se publicó el 29 de julio de 2021 y desde
entonces ha sido proporcionada a muchos pastores, directores de escuela y otras
personas que evangelizan en la diócesis.
“Hoy en día existe una necesidad cada vez mayor del
cuidado pastoral de las personas con atracción por el mismo sexo y las personas
con disforia de género. Abramos nuestro corazón al amor de Dios para que
rebosemos de amor, bondad y respeto por los demás”, señala la introducción del escrito.
La instrucción precisa que si bien su contenido “no
pretende ser una explicación completa del tema”, sí “proporciona algunas
consideraciones orientadoras para el cuidado pastoral”.
Entre los temas tratados se encuentra: “El
arte del acompañamiento pastoral, el significado y propósito de la sexualidad
humana, enfoques generales para el acompañamiento de personas con atracción por
el mismo sexo y personas con disforia de género, y orientación para
determinadas circunstancias pastorales”.
El documento, uno de los primeros en su tipo elaborado por una Iglesia
particular, afirma que “para acompañar a otros, es
insuficiente simplemente enunciar la enseñanza de la Iglesia”, sino que “debemos esforzarnos por conocer a las personas y
guiarlas, paso a paso, mientras todos caminamos hacia la plenitud de la
verdad”.
“El acompañamiento requiere docilidad al Espíritu
Santo y discernimiento de los pasos del camino. El discernimiento requiere la
virtud de la prudencia pastoral y debe realizarse en fidelidad a las enseñanzas
de la Iglesia. El acompañamiento no diluye las enseñanzas de la Iglesia, sino
que, animados por la caridad, debemos anunciar el Evangelio en su plenitud”, explica.
La instrucción recuerda a las personas con atracción por el mismo sexo y
disforia de género que “experimentar sentimientos y
deseos que no están de acuerdo con el verdadero significado y propósito de la
sexualidad no es pecado”, pero sí lo es cuando se tiene conocimiento de “que algo está mal y elegir libremente hacerlo”.
“Cometemos un pecado si actuamos libre y
deliberadamente sobre deseos desordenados, es decir, deseos que no están
ordenados”, acotó.
Sin embargo, el escrito subraya que “no nos
definen ni nos identifican nuestras atracciones sexuales o conflictos sobre la
identidad sexual”, sino que “nuestra identidad fundamental es como un amado
hijo o hija de Dios”.
La instrucción recuerda que “solo en el
contexto del matrimonio entre un hombre y una mujer pueden las relaciones
sexuales expresar un amor que es permanente, porque se han entregado toda su
vida por las promesas que se hicieron el día de su boda. Fuera del matrimonio,
la actividad sexual no puede expresar amor permanente”.
El documento elaborado para la Diócesis de Marquette explica que “el camino del acompañamiento conduce primero a un
encuentro más profundo con Jesús y al anuncio del kerigma, el mensaje central
del Evangelio”, ya que, “a la luz de la
experiencia del amor de Dios y con la fuerza de su gracia, las personas pueden
abordar el comportamiento pecaminoso”.
“A los seguidores de Jesús nos corresponde
acompañarnos y ayudarnos en el camino de la fe para no ceder a nuestros deseos
desordenados. Cuando tropezamos y caemos en el camino, debemos ayudarnos unos a
otros a levantarnos por la gracia de Dios y comenzar de nuevo. Al acompañar a
personas con atracción por el mismo sexo, reconocemos que nosotros también
necesitamos acompañamiento”, reitera.
Además, precisa que “aquellos que
experimentan incongruencia entre su sexo corporal y lo que perciben como su
sexo, merecen nuestro amor, compasión y nuestro cuidado”.
“Una buena analogía es cómo ayudaríamos a las
personas que sufren de anorexia. En este trastorno existe una incongruencia
entre cómo las personas se perciben a sí mismas y su realidad corporal (...).
Así como derivaríamos a una persona con anorexia a un experto para que la
ayude, también remitamos a las personas con disforia de género a un consejero
calificado para que las ayude, mientras les mostramos la profundidad de nuestro
amor y amistad”, acota el documento.
MALINTERPRETADA POR UN
MEDIO DE COMUNICACIÓN
Sin embargo, el pasado 5 de diciembre la instrucción pastoral de la
Diócesis de Marquette fue atacada en
un artículo por el medio estadounidense The Washington
Post.
El medio aseguró que la diócesis “ha
instruido a sus pastores a negar el bautismo, la confirmación y otros
sacramentos a las personas transgénero y no binarias a menos que se hayan
‘arrepentido’, [siendo] posiblemente la primera diócesis en los Estados Unidos
en emitir una política tan radical sobre aquellos que se identifican con un
género que no sea el sexo asignado al nacer”.
“La guía emitida por la Diócesis de Marquette
también estipula que las personas transgénero no pueden recibir la Comunión, en
la cual los católicos creen que el cuerpo y la sangre de Jesucristo están
verdaderamente presentes”, fue otra de la acusaciones.
Sin embargo, la instrucción “Creado a imagen
y semejanza de Dios”, que llama a la conversión, trata ampliamente el
tema de la administración de sacramentos.
En principio, explicó que la Iglesia enseña que “una
persona que está viviendo públicamente en una relación sexual del mismo sexo (o
en cualquier relación sexual fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer)
no puede ser bautizada, confirmada o recibida en plena comunión en la Iglesia,
a menos que la persona se ha arrepentido y se ha retirado de la relación”.
“En peligro de muerte, si hay evidencia de
arrepentimiento, estos ritos pueden celebrarse sin apartarse de la relación
aunque la separación formal no sea posible o sea gravemente inconveniente”, agregó.
“De manera similar –continúa
el texto–, una persona que se identifica
públicamente como de un género diferente al de su sexo biológico o que ha
intentado una ‘transición de género’ no puede ser bautizada, confirmada o
recibida en plena comunión en la Iglesia, a menos que la persona se haya
arrepentido”.
La instrucción explica, en este caso particular, que “el arrepentimiento no requiere revertir los cambios
físicos en el cuerpo que la persona ha experimentado”.
“La experiencia de la incongruencia en la propia
identidad sexual no es pecado si no surge del libre albedrío de la persona, ni
se interpone en el camino de la iniciación cristiana. Sin embargo, los
comportamientos deliberados, libremente elegidos y manifiestos para redefinir el
sexo constituyen un obstáculo”, detalló.
Respecto a la recepción de la Sagrada Comunión, la explicación es
similar. La instrucción aclara que no solo no deben presentarse para recibir la
Eucaristía “las personas que viven en una relación
sexual entre personas del mismo sexo”, sino las que viven “en cualquier relación sexual fuera de un matrimonio
reconocido eclesiásticamente entre un hombre y una mujer”.
“De manera similar, las personas que se identifican
como de un género diferente al de su sexo biológico o que han intentado una
‘transición de género’ no deben presentarse para la Sagrada Comunión”, continúa.
El documento de Mons. Doerfler reiteró que “los
pastores deben abordar estas situaciones en privado con las personas y
advertirles que no deben presentarse para la Sagrada Comunión a menos que se
hayan arrepentido y recibido el sacramento de la Penitencia. El arrepentimiento
no requiere revertir los cambios físicos en el cuerpo que la persona ha
experimentado”, precisa el texto.
En la conclusión, Mons. Doerfler, ex capellán de Courage, aseguró que el
haber participado como sacerdote de este apostolado católico para personas con
atracción por el mismo sexo durante varios años, fue un “privilegio” y que aún permanece inspirado por la “fe y el deseo de vivir castamente” de los
miembros, estado que lo llevó a preparar este documento.
“Fue uno de los ministerios más alegres y
significativos que tuve como sacerdote, y un verdadero ejercicio de paternidad
espiritual. Que tú, que acompañas a personas con atracción por el mismo sexo o
disforia de género, te inspiren, como yo, a seguir a Jesucristo con mayor
fidelidad y amor más profundo”, concluyó.
POR DIEGO LÓPEZ
MARINA | ACI Prensa
No hay comentarios:
Publicar un comentario