Debo reconocer que hay una persona que me cae peor que Donald J. Nero Trump, y ese es Steve Jobs.
Lo digo
porque acabo de perder una hora de mi tiempo tratando de solventar cómo pasar
un vídeo del iphone a mi PC. Si miramos vídeos de Youtube que tratan del
aburrido tema de cómo resolver ese problema, y vamos sumando la cantidad de
visualizaciones de esos vídeos nos daremos cuenta de la magnitud del problema.
A diferencia de los vídeos de gatos, hurones y erizos, seguro que nadie visiona
un vídeo sobre ese tema técnico si no tiene ese problema.
Millones
de personas perdiendo cada uno más de una hora, solo porque Apple decidió, a
ciencia y conciencia, ponerlo difícil a todo aquel que no usara un ordenador
Apple para sus teléfonos Apple.
Las
dificultades no se deben a otra cosa que a una política deliberada no a ninguna
necesidad del sistema. Quedaba muy feo decirle a la gente que no podría pasar
sus fotos y vídeos de su teléfono móvil a su PC. Así que, hace años, Apple dijo
que lo permitía, pero, eso sí, ya se encargaron de hacer la vida lo más difícil
posible a los usuarios.
Dicho
ahora de otra manera, Apple es el ejemplo
perfecto (por otras razones más que no voy a comentar) de cómo una
multinacional siempre ha antepuesto sus beneficios económicos por encima del
bien de sus usuarios. La codicia de esta empresa, desde el principio, me
resultó llamativa por infinidad de detalles. Y no es que los de la competencia
fueran unos santos.
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Cambiando
de asunto, he visto los nuevos vídeos en que se ve a una legión de
manifestantes entrando de el Congreso de Estados Unidos. Resulta paradójico que
entren alegando que es nuestra casa. En realidad, es la casa de sus
representantes.
Uno de
esos irruptores se sentó en un asiento y un policía le dijo que se levantara.
Un guardia solo en medio de muchos de los otros, lo cual ya tuvo mérito. El
manifestante le dijo que era su asiento, se refería a que era el asiento del
Pueblo. Y el policía le contestó con toda calma: No,
es el asiento del vicepresidente de Estados Unidos.
Esa
respuesta tan sencilla era perfecta. Ese sujeto que había irrumpido no era el
Pueblo. Una persona ni cien personas ni mil son el Pueblo, son solo parte del
Pueblo. Mientras que el lugar donde entraron por la fuerza sí que era el lugar
de los representantes de todo el Pueblo.
En esos
asientos, mejor o peor escogidos, dignos o no, sí que estaban los
representantes de todo el Pueblo. Ellos sí, los que entraron no.
Deseo,
pido al Señor, imploro, que el único precio de tanta irresponsabilidad
presidencial sean solo esas pobres cinco personas muertas. Me parece una
cantidad pequeña para lo que podía haber pasado.
Aunque
los idus de marzo no han pasado y habrá que ver si las causas sembradas no
germinan con nuevos efectos. Habrá que ver si el precio de haber dado el poder
a Trump se queda solo en cinco muertos.
P. FORTEA
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