FRANCISCO: «NO HAY AMOR VERDADERO SIN UNA CRUZ»
Ayer domingo el Papa rezó la
oración del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico que da a la Plaza
de San Pedro. En su alocución el Pontífice afirmó que «Jesús
pide a sus discípulos que tomen en serio las exigencias del Evangelio, incluso
cuando esto requiere sacrificio y esfuerzo».
(Vatican.news) El Papa Francisco
retomando el Evangelio de Mateo 10, 37-42 afirmó que «Jesús
pide a sus discípulos que tomen en serio las exigencias del Evangelio, incluso
cuando esto requiere sacrificio y esfuerzo». De esta afirmación se
desprenden tres planteamientos para aquellos que quieren seguirle: situar el amor a Jesús por encima del amor familiar; seguir a
Jesús implica cargar con la propia cruz y la libertad que
surge la renuncia a sí mismo, permite experimentar la generosidad y gratitud de
Dios.
EL AMOR A JESÚS POR
ENCIMA DEL AMOR FAMILIAR
El Papa al referirse al texto
del versículo 37, «El que ama a su padre o a su
madre, […] a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí», explica
que «Jesús ciertamente no pretende subestimar el amor a
los padres y a los hijos, pero sabe que los lazos de parentesco, si se ponen en
primer lugar, pueden desviarse del verdadero bien. Lo vemos: algunas
corrupciones en los gobiernos, vienen precisamente porque el amor al parentesco
es mayor que el amor al país y ponen a los familiares a cargo. Cuando, por
el contrario, el amor a los padres y a los hijos está animado y purificado por
el amor del Señor, entonces se hace plenamente fecundo y produce frutos de bien
en la propia familia y mucho más allá de ella».
En este contexto, el Papa nos
invita a tener presente un detalle importante que ya aparece en el Evangelio:
«Recordemos
también cómo Jesús reprocha a los doctores de la ley que hacen
que a los padres les falte lo que necesitan con el pretexto de darlo al altar,
de darlo a la Iglesia. ¡Él les reprocha! [...] El verdadero amor a Jesús
requiere el verdadero amor a los padres, a los hijos, pero si desde el
principio buscamos el interés de la familia, esto siempre nos lleva por el
camino equivocado».
NO HAY AMOR
VERDADERO SIN UNA CRUZ
En segundo lugar, Francisco,
citando el versículo 38, «El que no toma su cruz y
me sigue no es digno de mí» afirma: «Se
trata de seguirlo por el camino que Él mismo ha recorrido, sin buscar
atajos. No hay amor verdadero sin una cruz, es decir, sin un precio a pagar en
persona. Llevada con Jesús, la cruz no da miedo, porque Él siempre
está a nuestro lado para apoyarnos en la hora de la prueba más dura».
El Papa nos advierte de las
posibles actitudes temerosas y egoístas que buscan preservar la vida propia por
sobre todas las cosas y cita el verso 39: «El que
encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará». Seguidamente
plantea: «La plenitud de la vida y la alegría se
encuentra al entregarse por el Evangelio y por los hermanos, con apertura,
aceptación y benevolencia».
LA GENEROSIDAD Y
GRATITUD DE DIOS
En este momento, el Papa cita
los versículos 40 y 42: «Quien a vosotros recibe, a
mí me recibe, […]. Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca
a uno de estos pequeños […] no perderá su recompensa». Dios es generoso:
La generosa gratitud de Dios Padre tiene en cuenta
hasta el más pequeño gesto de amor y servicio a nuestros hermanos y hermanas.
Es una gratitud contagiosa que nos ayuda a cada uno de nosotros a mostrar
gratitud hacia aquellos que se preocupan por nuestras necesidades».
El Papa enfatizó la donación generosa de sí mismo
afirmando:
«Muchos
servicios se hacen gratis. Piensa en el voluntariado, que es una de las cosas
más grandes que tiene la sociedad italiana. Los voluntarios... Y cuántos de
ellos han dejado sus vidas en esta pandemia. Se hace por amor, simplemente por
servicio».
El Obispo de Roma concluyó la reflexión afirmando:
«La gratitud, el reconocimiento, es en primer
lugar un signo de buenos modales, pero también es una insignia del cristiano.
Es un simple pero genuino signo del reino de Dios, que es el reino del amor
gratuito y generoso».
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