jueves, 7 de mayo de 2020

SECUESTRADA, CASI INVISIBLE


Del Oficio de Lecturas de hoy, sábado 25 de abril:
La Iglesia, habiendo recibido, como hemos dicho, esta predicación y esta fe, aunque esparcida por todo el mundo, la guarda con diligencia, como si todos sus hijos habitaran en una misma casa; y toda ella cree estas mismas verdades, como quien tiene una sola alma y un solo corazón, y, en consecuencia, las predica, las enseña y las transmite, como quien tiene una sola boca. Porque, si bien en el mundo hay diversidad de lenguajes, el contenido de la tradición es uno e idéntico para todos.
Y lo mismo creen y transmiten las Iglesias fundadas en Germania, así como las de los iberos, las de los celtas, las del Oriente, las de Egipto, las de Libia y las que se hallan en el centro del mundo; pues, del mismo modo que el sol, creatura de Dios, es uno e idéntico en todo el mundo, así también la predicación de la verdad brilla en todas partes e ilumina a todos los hombres que quieren llegar al conocimiento de la verdad.
Contra los herejes, San Ireneo de Lyon
Así era la Iglesia en el siglo II. Una misma fe, una misma predicación independientemente de dónde estuviera. Así ha sido la Iglesia durante 20 siglos. Ciertamente ha sufrido el embate de cismas y herejías, pero dentro de ella la fe era la misma. 
Hoy esa Iglesia prácticamente se ha desvanecido. No digo que haya dejado de existir -los mártires dan testimonio de su existencia-, pero no es visible en amplias zonas del mundo. Basta ver lo que predican buena parte de los obispos alemanes y lo que predican los polacos. No profesan la misma fe. Y dentro de la propia Iglesia en Alemania no es igual lo que predica el cardenal Kasper que lo que predica el cardenal Woeki. No es lo mismo lo que predica el cardenal holandés Eijk que lo que predican la mayoría del resto obispos holandeses. Etcétera.
De hecho, quien tiene como ministerio confirmar a los hermanos en la fe, no solo no confirma sino que causa confusión entre muchos fieles. Amoris Laetitia, cambio en el Catecismo, ataque constante al mandado de hacer prosélitos (discípulos) en todo el mundo, pacto sincretista con un imán que se ofrece al resto de religiones, eco-idolatría, ceremonia pagana de adoración a la Pacha Mama en el Vaticano, etc. Han secuestrado la fe, la Iglesia. 
Están consiguiendo que entendamos por qué Cristo se preguntó si habría fe en la tierra a su regreso (Luc 18,8). Ya se encargan ellos de que quede muy poca. Mas sabemos que el propio Señor impedirá que se pierda uno solo de los elegidos (Jn 6,39). Quien por gracia permanece fiel a la fe recibida, es y será luz en medio de las tinieblas que asolan a la propia Iglesia y al mundo. En los fieles, en quienes no doblan su rodilla al Baal de la apostasía liberal y modernista, se cumplirá la promesa de Cristo de que las Puertas del Hades no prevalecerán.
Cuéntanos, Señor, entre tus elegidos.
Luis Fernando Pérez Bustamante

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