Considera
que la Escuela de Bolonia es apostasía disfrazada
Gerhard Müller,
cardenal Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha
escrito un artículo, «Poder y sinodalidad», en el que advierte contra el
intento de imponer en la Iglesia, especialmente desde Alemania, la agenda
rupturista de los sectores más progresistas del catolicismo en los años
posteriores al Concilio Vaticano II.
(InfoCatólica) «Difícilmente se
puede asumir que una entidad como el Camino Sinodal en Alemania
pueda reclamar el Espíritu Santo para sí mismo con el fin de suspender,
corregir y reinterpretar la autoridad de la Sagrada Escritura, la
Tradición Apostólica y las decisiones infalibles del Magisterio». Esa es una de las afirmaciones
más contundentes del cardenal Müller en su artículo sobre la sinodalidad en la Iglesia.
El purpurado alemán considera que la Escuela de
Bolonia (*) es apostasía disfrazada:
«La
interpretación del Concilio Vaticano II difundida por la así llamada «Escuela
de Bolonia» fue una agenda para la refundación de la Iglesia
católica de acuerdo con las ideas de la Ilustración y la crítica
religiosa: en otras palabras, la transformación de la Iglesia de Dios en una
iglesia civil sin la divinidad de Cristo. No es otra cosa que apostasía
disfrazada, porque los obispos y el Papa «son los únicos sucesores de los
apóstoles y vicarios de Cristo, que no tienen el derecho a fundar otra iglesia,
transmitir una fe diferente y administrar otros sacramentos que aquellos
instituidos por Cristo» (Santo Tomás de Aquino, Summa Teológica III, q.64 a.2 ad
3). ¿De dónde recibirían los arquitectos de su propia iglesia la autoridad para
adoctrinar, integrar y, en el caso de desobediencia, excomulgar a los
fieles de Cristo, apartarlos de los magisterios dados a ellos por Cristo y
ridiculizarlos en los medios de comunicación contrarios a la Iglesia?»
El Prefecto emérito
de la Congregación para la Doctrina de la Fe, advierte de la deriva que está
teniendo lugar en amplios sectores de la Iglesia:
«En lugar de
afrontar intelectual y espiritualmente los grandes retos teológicos y
antropológicos del proceso de descristianización, muchos están difundiendo la
nueva edición de la agenda de los años 70, por ejemplo la abolición
del celibato, el acceso de la mujer al sacerdocio, la comunión interreligiosa
aún cuando persista la separación en la fe, el reconocimiento de la uniones
sexuales fuera del matrimonio, y querer modernizar la Iglesia».
Y sentencia:
«Aunque esté
justificado hablar del principio sinodal en la interacción entre obispos,
sacerdotes y laicos, no deberíamos pasar por alto su defecto original. Éste
consiste en el error político de considerar que en la Iglesia el problema principal gira
en torno al poder que ahora tiene que ser limitado «democráticamente».
Hablar de «división de poderes en la Iglesia» es populismo e ignorancia
teológica».
(*) Escuela
de Bolonia: Forman parte de ella los teólogos, filósofos e historiadores afines a
las tesis del Instituto de Bolonia, fundado por don Giuseppe Dossetti y por el
profesor Giuseppe Alberigo, del que salió la «Historia
del Concilio Vaticano II» más leída en el mundo, en cinco volúmenes
completados en el 2001 y editados en siete idiomas. Plantean que el Concilio
Vaticano II supuso una ruptura con la Tradición, mostrándose a favor de tal
hecho.
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