lunes, 18 de mayo de 2020

ARZOBISPO COMPARTE SU MEJOR RECUERDO DE SAN JUAN PABLO II


El Arzobispo de Piura (Perú), Mons. José Antonio Eguren, compartió el recuerdo que más lo impresionó del Papa San Juan Pablo II, al cumplirse hoy 100 años de su nacimiento.
“De él tengo muchos hermosos recuerdos desde la época en que era un joven sacerdote, pero hay uno que me impresionó de manera especial y que quisiera hoy compartir con todos ustedes. Fue en la celebración de Pentecostés en Roma el año 1998. La Providencia quiso que estuviera sentado muy cerca de este gran y santo Pontífice durante la Santa Misa”, dijo el Prelado en la homilía de la Misa que presidió el domingo 17 de mayo.
“Después de la comunión, pude observar y oír como San Juan Pablo II, fijando fuertemente sus ojos en la muchedumbre reunida esa mañana en la Plaza de San Pedro, y desde ahí prolongando su mirada al mundo entero, repetía ésta oración de manera continua, en voz baja pero firme: ‘Ven Espíritu Santo, ven, ven’
Mons. Eguren dijo que “era una oración llena de piadosa unción y de súplica intensa a la vez, que traslucía su anhelo por un cielo nuevo y una tierra nueva donde las Bienaventuranzas del Reino fueran una realidad viva y operante en todo el mundo”.
En su homilía, el Arzobispo animó a preguntarse por algunas cuestiones fundamentales, especialmente ante la pandemia del coronavirus: “¿Amo al Señor y traduzco este amor a Él en amor a mi prójimo? ¿Cómo está mi vida de caridad para con los demás, especialmente con los que en estas horas pasan más necesidad, como son los enfermos, los encarcelados y los hambrientos? ¿He aprovechado este tiempo de ‘cuarentena’ para perdonar a quien me ha ofendido o para pedirle perdón a aquel a quien le he hecho algún daño? ¿Cómo está mi amor y solicitud por mi esposo, esposa, padres, abuelos, hijos, hermanos y amigos, conocidos y desconocidos?”.
El Arzobispo de Piura explicó que en toda esta tarea que le es propia a cada fiel, el Espíritu Santo guía y muestra el camino, ya que su misión es “la de defendernos y ayudarnos a comprender la Palabra del Señor para que conociéndola la amemos y vivamos”.
“¡Qué confortador es tener la certeza que en estos tiempos de pandemia, el Espíritu de Jesús, el Espíritu Santo, alma de la Iglesia, está con nosotros para defendernos y para obrar entre el Señor y nosotros una amistad íntima, profunda y total”, resaltó.
Para concluir su homilía, el Prelado peruano propuso rezar la oración que hizo San Juan Pablo II en Pentecostés de 1998:
“¡Ven Espíritu Santo, ven, ven!
Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu, que renueve la faz de la Tierra.
De esta Tierra hoy marcada por el dolor, el sufrimiento y la muerte.
Que tu Espíritu lo renueve todo; que dé consuelo a los afligidos, salud a los enfermos, vida eterna a los fallecidos, y a todos la esperanza en un futuro de vida.
¡Ven Espíritu Santo, ven, ven!”.
Redacción ACI Prensa

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