Se calcula que podría haber entre 1.210 y
1.460 muertes al año en España por pseudoterapias.
Reiki, una de las pseudoterapias más peligrosas no
solo para la salud del cuerpo, sino para la del alma.
Los
titulares no se hicieron esperar en España, después de que la Asociación para Proteger
al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP)
publicase su Primer informe sobre fallecidos a causa de pseudoterapias
en España, elaborado
por Fernando Cervera, José Manuel Gómez y Fernando Frías, explica Luis
Santamaría del Río, en Portaluz.
La APETP
está integrada por diversas personas, tanto afectados y víctimas, como
científicos y profesionales del ámbito de la salud que pretenden “luchar contra la desinformación y las estafas
sanitarias que forman las terapias alternativas, complementarias o,
directamente, pseudoterapias con el objetivo de proteger al paciente de ellas”,
señalan en la presentación del referido informe. Una serie de pseudoterapias
que acaban llevando al enfermo en gran número de casos a una muerte segura, a
ingresar en sectas y que incluso los exorcistas piden combatir, pues a veces
son la apertura de alma a la acción del demonio, como en el caso del reiki.
CIFRAS
QUE IMPRESIONAN
En muchos
países, la confianza de un porcentaje nada desdeñable de la población hacia las
terapias naturales, complementarias o alternativas –según la nomenclatura que
se use en cada caso– hace posible que su incidencia en la sociedad sea cada vez
mayor, posibilitando así que haya muchos enfermos y familias afectados,
refieren desde APETP.
Hasta
ahora, los escépticos y críticos con las pseudoterapias habían recogido y
difundido casos sueltos publicados por los medios de comunicación: personas
que, habiendo abandonado su tratamiento médico, siguiendo los
consejos de un gurú o un curandero, en algunas ocasiones ha provocado su muerte. Una población especialmente vulnerable en este
sentido es la infantil, y se conocen muchos casos que tienen como víctimas
principales a los niños.
Pero los
expertos denuncian que “no se trata de casos
aislados”. Haciendo una trasposición de estudios, estadísticas y
encuestas a la realidad española, desde la APETP se calcula que entre 550 y 800 enfermos de cáncer pueden morir cada año por utilizar una
pseudoterapia como tratamiento principal, abandonando la medicina
convencional. Si a esto unimos la estimación de otras personas que pueden morir
por daños directos de las pseudoterapias, podríamos hablar de entre 1.210 y 1.460 muertes al año en España.
Aunque ha
habido una respuesta muy violenta contra este cálculo, que algunos estiman
exagerado –sobre todo los defensores de las pseudoterapias y sus “profesionales”–, lo cierto es que no extraña
cuando, como señalan los autores del informe, “como mínimo dos millones de españoles han
confiado erróneamente su suerte a una pretendida terapia alternativa que, sin
embargo, carece de probabilidades de éxito”, de acuerdo con estadísticas oficiales del
Gobierno.
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UNA
ESTAFA INTEGRAL
Los
autores del informe de la APETP afirman que “más
allá del evidente daño económico que tiene comprar terapias ineficaces –que
además suelen ser más caras que la medicina real–, […] esa supuesta inocuidad
no es cierta”. Y no sólo porque el paciente puede llegar a morir cuando
su problema de salud podría tener una solución accesible, sino porque también se dan otro tipo de daños: familiares, sociales, psicológicos y
espirituales.
Podemos
partir del daño físico, para observar consecuencias negativas de las
pseudoterapias en las personas cuando no las llevan a la muerte. Desde la APETP
señalan que puede producirse “por un abandono de
tratamiento, por un retraso en el tratamiento y la consecuente pérdida de
oportunidad terapéutica, o por daños directos ocasionados al paciente
por los efectos adversos de estas pseudoterapias o por su
interacción con la terapia farmacológica que estén recibiendo”.
Otro
elemento a tener en cuenta es “la creación de falsas esperanzas”, ya
que los enfermos están en situaciones a veces
desesperadas, y siempre con sufrimiento, ya que hay dolencias
crónicas, degenerativas o terminales que les hacen buscar cualquier recurso,
llegando a confiar en farsantes e iluminados.
Reiki
crístico, el objetivo es confundir y manipular a los posibles adeptos, muchas
veces desesperados buscando una solución a su enfermedad.
PSEUDOTERAPIAS…
¿O VERDADERAS SECTAS?
Junto a
esto, no podemos olvidar el carácter claramente sectario de
muchas de estas pseudoterapias,
que hacen vivir al enfermo –convertido ahora en adepto– en una realidad
paralela totalmente irreal, aislándolo de sus redes sociales principales
(familia y amigos, sobre todo) y haciéndolo dependiente de un líder o un grupo
concreto.
Un
ejemplo claro de este sectarismo es la Bioneuroemoción, una peligrosa pseudoterapia creada por el psicólogo español Enric Corbera, que bebe de
fuentes New Age como el libro Un Curso
de Milagros (canalizado por una mujer que dijo recibir mensajes de Jesús) o
la descodificación biológica.
Entre sus
prácticas, incluye la “cuarentena”, que lleva al paciente a aislarse de su familia,
allanando así el camino para la
manipulación psicológica. Ya se conocen casos de muertes
provocadas por abandonar los tratamientos y seguir a Corbera, como el de la
española Maribel Candelas.
EL
DICTAMEN DE UN EXPERTO
En el año
2009, mucho antes de que se extendiera esta gran preocupación actual por las
pseudoterapias, el psicólogo uruguayo Álvaro Farías, integrante de la Red
Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) y autor del libro Sectas y manipulación mental, estudió de forma exhaustiva este fenómeno
enmarcándolo en la denominada Nueva Era (New Age).
En un
artículo que recoge el portal Oropel, Farías señalaba ya hace una
década que, para entender el auge de estas propuestas terapéuticas
alternativas, hay que tener en cuenta que “la New Age hunde sus raíces en el intento de
encontrar puntos de contacto entre ciencia y religión, entre la razón y la
magia, entre Oriente y Occidente”.
En este
marco se habla de la inminencia de una Nueva Era (la de Acuario), de una
concepción impersonal, difusa y energética de Dios (que ahora pasa a ser “lo
divino” compartido por todos los seres), de la práctica del channeling (contacto
espiritual con seres sobrenaturales o extraterrestres) … Y así, como afirmaba
este psicólogo, “el mayor problema con todo esto es la utilización perversa de estas
creencias y técnicas”, que no serían
asumidas en libertad por la persona, sino como resultado de un proceso de
manipulación psicológica.
Según
Álvaro Farías, “en este tipo de ‘terapias’, los
límites terapéuticos se diluyen y los pacientes terminan por transformarse en
verdaderos creyentes o adeptos,
se establece una co-dependencia donde el ‘terapeuta’ y sus pacientes
transforman la experiencia terapéutica en un sistema cerrado donde predomina la
perversión”, dándose unas relaciones totalmente sectarias.
Flores
de Bach, otra pseudoterapia sin ninguna base científica
EL
LADO ESPIRITUAL
No podemos olvidar las consecuencias espirituales que tienen las
pseudoterapias. Si el
ámbito de la búsqueda de sentido, una faceta fundamental del ser humano, está
en el origen de su éxito y de su capacidad de atracción –como uno de los
factores–, también este ámbito se ve gravemente afectado por la práctica de estas técnicas.
Ya la
Santa Sede advirtió sobre ello en 2003, en su informe pastoral sobre la Nueva
Era (Jesucristo, portador del agua de la vida),
donde se afirma que “la sanidad holística se centra
en el importante papel que desempeña la mente en la curación física”, y
por eso en las pseudoterapias New Age “se dice que
la fuente de la sanación está dentro de nosotros mismos, que la podemos
alcanzar cuando estamos en contacto con nuestra energía interior o con la
energía cósmica”.
¿Qué consecuencias pueden tener el aprendizaje y la realización de estas
pseudoterapias? Por un
lado, la apertura de la persona a la acción extraordinaria
del demonio, ya que se han adoptado posturas que caen directamente en la
práctica de la magia y la adivinación, por
mucha ornamentación y terminología científica o psicológica que lleven. La experiencia contrastada de muchos exorcistas muestra esta realidad, sobre todo en pseudoterapias tan extendidas como
el reiki.
Por otro
lado –y éste es el efecto espiritual más importante–, las pseudoterapias,
como todas las corrientes de la Nueva Era y los diversos métodos del potencial
humano, llevan al hombre a considerarse divino por naturaleza, sin necesidad de
Dios ni de su perdón o su salvación, cerrando su camino al encuentro con Él. Un endiosamiento que no sólo le puede llevar a
la muerte física, sino también a la muerte eterna.
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