Busca
las cosas de arriba, vive de esperanza, refúgiate en Dios.
Labra tu día como una obra de arte. Haz de tu día una vida en miniatura.
Busca a tu Dios antes del filo de la noche. Mañana puede ser demasiado tarde.
TEMPUS BREVE EST, dice
san Pablo, el tiempo es breve. ¿Qué tiempo? El
de esta vida mortal. Pero bien mirada la eternidad es más breve aún porque toda
ella se reduce a un instante: el del encuentro
amoroso con Dios. Sólo que ese instante, de tan intenso, no acabará
jamás. Por eso en vez de san Pablo yo prefiero a san Juan: TEMPUS PROPE EST: el tiempo está cerca. Pablo se
refiere a lo que dura aquí, Juan a lo que comienza allí. Pablo se fija en la
tardanza, Juan en la inminencia. [1 Corintios 7, 29; Apocalipsis 1, 3]
QUÉDATE CON NOSOTROS, porque
me visita el pasado en forma de tinieblas: el tiempo perdido, las ocasiones
desaprovechadas, los fallos irreparables, los trenes que dejé escapar y no
volverán. QUÉDATE PORQUE SE CIERNE LA NOCHE,
porque temo a los fantasmas que habitan mi corazón pusilánime. Contigo NO TEMERÉ EL ESPANTO NOCTURNO, dice el salmo, NI LA PESTE QUE SE DESLIZA CON LAS SOMBRAS.
¡Porque en ti nada se pierde! EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN, ¿A
QUIÉN TEMERÉ? Lo que
me arrebató el naufragio de la vida está a salvo en ti; lo que daba por perdido
me lo reservas para el día del encuentro. Y si me quitaste algo fue para
dármelo mejor a su hora. ¡Tonto de mí!: lo que yo
llamaba olvido eras tú. [Lc 24; Salmos 90 y 26]
“La muerte no es algo que pasa sino alguien que llega” (P. Urbano). ¿Y quién
llega? La parábola dice: ¡QUE LLEGA EL
ESPOSO! Pero morir también es exclamar “¡que
llego yo!” Porque la llegada es de ambos, de otro modo no habría
verdadero encuentro. Si no son dos los que llegan en realidad no llega ninguno.
Los que se aman se son fin recíprocamente, son puerto el uno para el otro. Por
tanto para que llegue Él debes llegar también tú…
AL INSTANTE, ESTANDO TODAVÍA HABLANDO, CANTÓ UN GALLO (Lc 22, 60) == ¿Qué pinta
este gallo aquí? ¿Y qué hace cantando a medianoche? Está aquí para
anunciar que Cristo, Sol de Justicia, amanece en las tinieblas: EL SEÑOR SE VOLVIÓ Y MIRÓ A PEDRO. Nunca te des
por perdido, por muy bajo que caigas. A lo más oscuro amanece Dios.
Pbro. Dr. Pablo Prieto
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