lunes, 3 de diciembre de 2018

LOS SECRETOS DEL AYUNO EN ADVIENTO Y EN EL RESTO DEL AÑO


¿Estamos preparando nuestros corazones para el advenimiento de Jesús? ¿Estamos tratando de despegarnos del ruido que producen las promociones comerciales en esta época del año? Hay una forma de prepararnos espiritualmente y resistir la marea secular. Se trata de la práctica antigua de la Iglesia, que era obligatoria en los siglos pasados.
Estamos hablando del ayuno, que junto con la oración y la limosna, se asocian a los tiempos de espera antes de los grandes sucesos que rememora la Iglesia.
El ayuno es un acto penitencial que a muchos puede parecerles a contracorriente en estos momentos de esperanza y expectativa del adviento. Pero el Señor que vendrá no nos salvará a menos que nos arrepintamos de nuestros pecados. Y el ayuno es una forma de hacer espacio para Dios en nuestras vidas y demostrar nuestro arrepentimiento sincero por las caídas que tuvimos en el año. En vez de transformar el adviento en una loca carrera de compras y festejos, el ayuno nos permite luchar espiritualmente contra la tentación y ser más caritativos. Esto no significa que fuera el adviento o la cuaresma no luchemos contra el pecado. Sino que son momentos en que debemos reforzar esa batalla.
Es una forma de educarnos a responder con fe y devoción en lugar de responder con auto indulgencia.
Si nosotros ayunamos le damos otro significado a los preparativos de compras, decoraciones y fiestas paganas en que se ha transformado la Navidad. Y estamos dando un mensaje a nuestras familias y a nuestros amigos y conocidos. Podemos levantar la vista y mirar más allá, contemplando la llegada de un Dios que vino a vivir entre nosotros.

HUBO UNA VEZ UNA TRADICIÓN…
La razón por la que los celebrantes de misa se revisten de morado en Adviento y en cuaresma en occidente, es que hay una tradición penitencial en la Iglesia para estos dos períodos.
Sin embargo el adviento ha quedado despojado las prácticas penitenciales, porque la Iglesia Católica ya no recomienda ni ayuno y abstinencia. Pero antiguamente el adviento tenía una carga penitencial de ayuno y abstinencia similar a la cuaresma. En la época de San León Magno, en el siglo quinto, el ayuno era algo prescripto 4 veces al año para los católicos.

Él diría: “Se han reservado cuatro períodos del año como tiempos de abstinencia, para que a lo largo del año podamos reconocer que constantemente necesitamos purificación. Y que, en medio de las distracciones de la vida, siempre debemos esforzarnos por ayunar“.

Durante la Edad Media el ayuno de adviento era tan estricto como el de la cuaresma. Generalmente comenzaba en la fiesta de San Martín, el 11 de noviembre y salvo el domingo de Gaudete en el tercer domingo de adviento, el ayuno de carne era estricto. En algunos lugares hasta se prohibía la fruta y los huevos, y en los monasterios predominaba el pan. Los viernes solían ser días de ayuno hasta la noche, y luego pasó a ser un día de abstención de carne. La Iglesia Católica en occidente ha ido perdiendo esta práctica del ayuno en adviento. Y ha relajado las normas penitenciales en general, abrazando la auto indulgencia que predomina en la sociedad occidental. Esto no ha sucedido de la misma forma en la iglesia oriental. Tanto católicos como ortodoxos en oriente llaman al adviento una pequeña cuaresma, que comienza con el ayuno de Felipe, qué sucede luego de la fiesta del apóstol Felipe el 14 de noviembre. Este ayuno llega hasta el día antes de la Navidad y su disciplina es la abstención de carnes, lácteos, pescado, vino y aceite.

¿ES POSIBLE AYUNAR EN ADVIENTO EN OCCIDENTE HOY?
Occidente se ha transformado en una sociedad pagana y consumista, que impregna absolutamente todo. ¿Es posible que un occidental ayune mientras el resto se prepara para la fiesta hoy pagana de Navidad? Claro que es posible ayunar en adviento, tanto como orar, estudiar las escrituras y dar limosna. Porque el ayuno nos mantiene enfocados en la espiritualidad en lugar del paganismo comercial; nos disciplina.

Benedicto XVI ha dicho al respecto: “En nuestros días, el ayuno parece haber perdido algo de su significado espiritual, y ha adquirido, en una cultura caracterizada por la búsqueda de bienestar material, un valor terapéutico para el cuidado del cuerpo.
El ayuno sin duda aporta beneficios al bienestar físico, pero para los creyentes, es, en primer lugar, una “terapia” para curar todo lo que les impide cumplir con la voluntad de Dios”.

Hay que dar el primer paso.
Y un buen primer paso es abstenerse de carnes, alcohol y golosinas los viernes, porque ese día ha sido mantenido tradicionalmente por la Iglesia como un día de penitencia.
Pero puedes ir un paso más allá y agregar otro día, que pudiera ser el martes. Los martes es uno de los días que pide ayuno Nuestra Señora en Medjugorje, junto con los viernes. Cuando tengas la tentación de comer esas cosas di una oración y pide ayuda a Nuestro Señor. Otra opción es saltearse una comida, en principio los viernes, los martes y eventualmente los restantes días de adviento. Pero si el ayuno de alimentos no lo consideras adecuado, puedes ayunar de medios de comunicación, o sea privarte de ver televisión o escuchar radio. O de medios digitales, como puede ser la computadora y el celular. Y todo este tiempo que ganas lo puedes usar para orar y leer las escrituras. También otra opción es pregúntale al Señor en oración de que puedes ayunar hoy o esta semana. Pero el ayuno no es algo que debamos encasillar en adviento o cuaresma, porque es un acto penitencial válido para todo el año.

HAY QUE ESTAR CONVENCIDO DE LAS VENTAJAS DEL AYUNO
El ayuno es una práctica importante para el equilibrio hormonal. Para despegarse de los apegos y lograr paz. Es una práctica penitencial para ayudar en situaciones difíciles. Pero requiere estar convencido de sus frutos. Y un método para cumplirlo, para no quebrarlo y desvirtuarlo. Es una excelente práctica ayuda para negarse a sí mismo. Y un método eficiente para nuestro crecimiento espiritual. También el ayuno puede realmente ayudar al cuerpo a encontrar un adecuado equilibrio bioquímico. Y aunque muchos podrían tomar el ayuno como un modo anticuado de vida, lo que la Iglesia ofrece es de hoja perenne.
Cuando éste se combina con los hábitos nutricionales adecuados y el ejercicio, un ayuno regular puede ayudar tanto al cuerpo como al alma.
Hoy en día, la dieta promedio se compone de comida rápida y aperitivos envasados, que llevan muy poco o ningún valor nutricional. Una rutina regular de ayuno puede ayudarnos a entender que la comida es realmente un combustible.
El ayuno permite llevar una vida interior unida a Dios y al mundo celestial con más fruto, porque libera de la tiranía de la materia.
Por eso los santos recomiendan el ayuno a todo aquel que quiere llegar a una mayor interioridad.

El Ayuno no es un fin en sí mismo sino medio para:
-fortalecer, estabilizar y desarrollar el auto control.
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-reconocer debilidad y dependencia en Dios.
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-conducirnos a libertad de corazón y mente, para liberarnos de los apegos terrenales
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-liberarnos de las cosas que nos atan: caprichos, gustos, excesivo auto cuidado, encaminarnos hacia la Paz.
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-practicar la pobreza de espíritu.
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-edificar la vida interior.
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-eliminar los excesos de nuestra vida para encontrar más espacio para Dios.
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-dar tranquilidad de espíritu para poder discernir mejor.

Veamos ahora cómo puedes incorporar el ayuno a tu vida sobre una base permanente.

LA PREPARACIÓN
Es importante desarrollar una estrategia antes de comenzar a ayunar.
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Esto comienza con el establecimiento de una meta realista.
Por ejemplo, debes comenzar de una manera simple, comer pan y agua es una de las comidas en un día de la semana. También debes seleccionar el día de tu ayuno. Recomiendo los días martes o viernes por ser estos los dos días católicos que tradicionalmente se ayuna para conmemorar la traición y crucifixión de Jesús. Y son los que pide la Reina de la Paz de Medjugorje. A medida que se crece en la disciplina del ayuno, se puede aumentar el ayuno en varias comidas al día o incluso en varios ayunos a la semana.

EL AGUA
El agua ayuda a purificar nuestro cuerpo de toxinas, mientras que proporciona la hidratación básica que necesitamos para sobrevivir.
Cuando ayunes, asegúrate de llevarte una botella de agua durante todo el día y beber con frecuencia para mantenerte hidratado. Una tentación común puede ser deslizarse y tomar algún refresco durante el día. Sin embargo, debes mantenerse fuerte ante esa tentación. El pan y el agua van a satisfacer tus necesidades básicas.

EL PAN
Seleccionar un pan adecuado para ayunar es crucial para un éxito de ayuno. Puedes tener desde el típico pan que comemos procesado carente de valor nutricional, al preparado especialmente.
El pan debe ser abundante, pero austero.
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Para que el ayuno pueda brindarte la nutrición necesaria para completar las tareas del día y nada más.
Lo ideal, si puedes, es hornear tu propio pan.

LA ORACIÓN
Por ejemplo mientras estás calentando el pan que has horneado, toma un cuaderno y escribe tus intenciones de oración para ese día. Tal vez un amigo tuyo ha perdido un trabajo, un familiar está enfermo, o alguien te ha pedido sus oraciones. Mantén la lista contigo y ofrece tus oraciones para estas personas durante todo el día.
A medida que avanza el día, busca oportunidades adicionales para orar, especialmente durante las comidas.
Tal vez puedas asistir a misa todos los días, o hacer una parada para visitar el Santísimo Sacramento durante un tiempo. La oración intencional durante el ayuno nos ayuda a recordar que el ayuno no es puramente una práctica ascética. El privarnos de alimentos es para crecer en nuestro acercamiento con Dios y no para demostrar las pruebas a las que somos capaces de someter nuestros cuerpos. El hambre que experimentamos mientras ayunamos infunde en nosotros la verdad de que nada en este mundo nos puede satisfacernos excepto Dios.

LAS TENTACIONES
Mientras una persona se acerca más a Dios en oración es sometida a muchas más tentaciones. Hay quienes presumen ante sus amigos sobre lo bueno que son para el ayuno.
Jesús nos advirtió en el Evangelio que ese tipo de personas son hipócritas.
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Porque el propósito del ayuno es acercarnos a Cristo y no atraer hacia nosotros la atención de otros y demostrar nuestra propia grandeza.
Otra tentación puede ser la comida gratis.
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Al igual que la carne se vuelve más disponible y atractiva durante la Cuaresma en los días viernes, de la misma forma te esperarán más tentaciones para comer durante el ayuno.
Un compañero de trabajo te puede ofrecer un snack o informarle sobre lo que quedo de la comida en la sala de descanso. Así que mantente alerta contra estas tentaciones y enfoca tu mente en otras cosas. Cuanto menos se piense en la comida durante el día, más fácil será ayunar.

CÓMO ROMPER EL AYUNO
Termina tu día de ayuno con una oración.
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Dale gracias a Dios por el día y luego prepara una comida de tamaño normal.
Otra tentación puede ser el hecho de atiborrarse de comida después de comer menos durante el día, pero esto no es beneficioso.
Come tu comida lentamente y con plena atención. Dale gracias a Dios por el don de la comida y por la gracia que nos dio del ayuno. Al igual que cualquier otro hábito, el ayuno puede ser difícil de empezar y es posible que desees dejar de hacerlo. Cuando ayunes tendrás días buenos y otros en los que te dará hambre fácilmente. ¡No te desanimes, sino persevera! Dios tiene grandes gracias para los que ayunan y nos ayudará a acercarnos a él si es que lo buscamos a través de la disciplina del ayuno.

LO QUE LOS PADRES DE LA IGLESIA DIJERON ACERCA DEL AYUNO
Para afianzar la posibilidad de comenzar con el ayuno y perseverar, tal vez vengan bien algunas frases de padres de la Iglesia.

EL PAPA CLEMENTE I (MUERTO A LOS 99 O 101)
Por lo tanto “dejemos que ellos con el ayuno y la oración hagan sus acciones, y no sólo con palabras elegantes, bien organizadas y coordinadas de un ordenado aprendizaje, sino como hombres que han recibido el don de la curación de Dios con confianza y para la gloria de Dios. Porque sus ayunos y oraciones y la observancia permanente, juntamente con sus otras buenas obras mortifican las obras de la carne por el poder del Espíritu Santo– Dos epístolas de virginidad, 12

DIDAJÉ (LA ENSEÑANZA DE LOS DOCE APÓSTOLES) (70-140 dC)
“Antes del bautismo, por otra parte, el que bautiza y el que es bautizado deben ayunar, y todos los que puedan también. Se le tiene que decir al que es bautizado que ayune durante uno o dos días de antelación y sus ayunos no deben imitar a los de los hipócritas”- Didajé, 7

EL PASTOR DE HERMAS (90-140 dC)
“El ayuno es muy bueno, siempre que se observen aquí los mandamientos del Señor… En primer lugar, estar en guardia contra toda mala palabra y todo mal deseo, purificar el corazón de todas las vanidades de este mundo. Al protegerse contra todas estas cosas, su ayuno será perfecto. Y lo hará de la siguiente manera. Después de haber cumplido con lo que está escrito, en el día en que usted ayune podrá comer sólo pan y agua. Estime el precio de los platos que se hubiera comido y ese dinero lo podría entregar a una viuda o un huérfano o a alguna persona que lo necesite. Por lo tanto va a exhibir humildad en su mente, de modo que el que ha recibido el beneficio de su humildad, pueda llenar su propia alma, y orar por UD. ante el Señor. Si usted observa el ayuno, como yo os he mandado, su sacrificio será aceptable a Dios, y este ayuno será anotado. Así su servicio es realizado de una forma noble y sagrada, y aceptable para el Señor”- Pastor de Hermas, libro 3, Similitud 5, Capítulo 3”

TERTULIANO (160 – 220 dC)
Vamos a ayunar hermanos y hermanas, no sea que por ventura mañana estemos muertos. Abiertamente reivindiquemos nuestra disciplina. Claros estamos que los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Por supuesto que no quienes están en el fondo con la carne, pero sí quienes están en el cuidado, en el afecto, en el trabajo, y en la voluntad misma. No es que la delgadez no agrade; pues no es por el peso que Dios no nos concede la carne, lo hace para tener el Espíritu a la medida” – El Ayuno, 17

MACARIO DE EGIPTO (300-391 DC)
Esta es la marca del cristianismo: por mucho que un hombre se afane, y por muchas buenas acciones que éste realice, el sentir que no ha hecho nada, si al ayunar dice: ‘Esto no es ayuno’, y al rezar ‘Esto no es oración’ e incluso si es justo delante de Dios, dice ‘Yo no soy justo; Yo no tomo dolores, sino sólo lo hago un poco todos los días’”Abba Macario el Grande, Homilía 26

SAN BASILIO EL GRANDE, (330-379 dC)
El ayuno da luz a los profetas y fortalece a los poderosos; el ayuno hace legisladores sabios. El ayuno es una buena garantía para el alma, un compañero firme para el cuerpo, un arma para el valiente, y un gimnasio para los atletas. El ayuno repele tentaciones, unge a la piedad; es el compañero de la vigilancia y el artífice de la castidad. En la guerra lucha con valentía, en paz enseña quietud” – Homilía sobre el ayuno

SAN AGUSTÍN (354-430 dC)
El ayuno limpia el alma, levanta la mente, somete la propia carne al espíritu, hace al corazón contrito y humilde, dispersa las nubes de la concupiscencia, extingue el fuego de la lujuria, y enciende la luz verdadera de la castidad. Te hace entrar de nuevo en ti mismo – Sermón, sobre la oración y el ayuno, LXXII
Así que la próxima vez que sientas la necesidad de llenar su estómago con esa pila de galletitas después de la cena o no perseverar en el ayuno que habías comenzado, piensa en lo que tus predecesores apostólicos han instado a hacer y cómo esta disciplina del ayuno podría ayudarte en el la vida espiritual.

Fuentes:
Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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