Encíclica Humani Generis, Pío XII
(1950):
…Porque las verdades tocantes
a Dios y a las relaciones entre los hombres y Dios se hallan por completo fuera
del orden de los seres sensibles; y, cuando se introducen en la práctica de la
vida y la determinan, exigen sacrificio y abnegación propia.
Ahora bien: para adquirir tales verdades, el entendimiento humano encuentra
dificultades, ya a causa
de los sentidos o imaginación, ya por las malas concupiscencias derivadas del pecado original. Y así sucede
que, en estas cosas, los hombres
fácilmente se persuadan ser falso o dudoso lo que no quieren que sea verdadero.
DISCURSO DE APERTURA DEL CONCILIO VATICANO II,
JUAN XXIII (1962):
No es que falten doctrinas
falaces, opiniones y conceptos peligrosos, que precisa prevenir y disipar; pero
se hallan tan en evidente contradicción con la recta norma de la honestidad, y
han dado frutos tan perniciosos, que ya los
hombres, aun por sí solos, están propensos a condenarlos, singularmente
aquellas costumbres de vida que desprecian a Dios y a su ley, la
excesiva confianza en los progresos de la técnica, el bienestar fundado
exclusivamente sobre las comodidades de la vida.
1ª CARTA DE SAN
PABLO A LOS CORINTIOS:
Pues el hombre natural no capta lo que es propio
del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque solo se puede juzgar con el
criterio del Espíritu. 1 Cor 2,14
Guárdanos,
Señor, en tu verdad.
Luis Fernando
Pérez Bustamante
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