miércoles, 8 de agosto de 2018

EL FRUTO DE SUS AVEMARÍAS


Va para dos meses que empecé a pedir paga por leer mis posts. Paga chica o grande, depende. Chica porque una avemaría es apenas unos segundos. Grande, porque el valor de la oración es inmenso.
En estos dos meses son cientos, miles, las avemarías que se están rezando por tres pequeñísimas parroquias de la sierra norte de Madrid: Braojos, Gascones y La Serna del Monte.
Me preguntan por frutos, como si esto fuera la purga de Benito, instantánea en sus efectos. Las cosas de Dios tienen otro ritmo y Él hará que tanta oración dé sus frutos cuándo, dónde y como quiera. En eso confiamos.
Bien. Dicho esto, ¿se va notando algo? Algo se nota…
Lo primero que hice fue empezar a celebrar misa a diario, inexistente desde hace años. Celebro dos días entre semana en cada pueblo y los domingos en los tres. Es verdad que en alguna ocasión he celebrado sin pueblo, pero solo dos veces. Siempre hay alguien. Hasta doce personas alguna vez.
Un día por semana se expone el Santísimo en cada parroquia. A veces he estado solo, pero no pasa nada: en vez de rezar en mi casa, rezo mejor en el templo parroquial y con el Santísimo delante. Últimamente siempre hay alguien. El lunes, con una buena nevada, nos juntamos seis o siete.
Desde hace unos días hemos puesto en circulación, en cada uno de los pueblos, una capillita itinerante con la Virgen. En Braojos, con 202 empadronados, hay una lista de cuarenta domicilios, para empezar. Dos días en cada casa. En La Serna, que en invierno apenas llega a los cincuenta habitantes, la Virgen estará en cada casa una semana. Hay lista amplia de familias. El próximo domingo comienza a moverse la capilla en Gascones. Se está haciendo la lista.
Otro paso es recuperar fiestas tradicionales. Últimamente hemos tenido bendición de animales en San Antón, la fiesta de San Vicente mártir, la Candelaria y San Blas.
En cada pueblo he conseguido reunirme con una mínima junta parroquial. Interesantes sus propuestas.
Y en junio una gran misión mariana con la Virgen Peregrina de Fátima y los Heraldos del Evangelio.
En lo personal, bien. Muy acogido. He recorrido bastantes casas de los tres pueblos visitando familias. Y comer… ¡ay comer! Pero si no hacemos otra cosa… Que si tengo esto en casa, que si venga a probar la matanza, que mañana barbacoa, que no sabe las patatas que hace mi mujer…  Oiga, que si se viene al bar a tomar un vino con nosotros.
Esto son sus avemarías. Estos son los frutos. Suyos, de la Virgen, no míos. Yo soy el privilegiado que toca los frutos en la respuesta de la gente. Pero quien mueve sus corazones es la Virgen. Y quien “pincha” a la Virgen son ustedes con su rezo diario por estas parroquias.
¿Frío? Ya se pueden imaginar. Todo. Pero somos recios, y aquí aguantamos como leones desde Juana, la de La Serna, Sole de Gascones o Cándido de Braojos, hasta el señor cura párroco, y pasando por Socio, que está feliz.
Sigan rezando que nos hace mucha falta. Braojos, Gascones y La Serna no son solo mis parroquias. Son las suyas también, sobre todo, suyas. Entre todos las sacaremos adelante para mayor gloria de Dios.
Jorge

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