Va para dos meses que empecé a pedir paga por leer
mis posts. Paga chica o grande, depende. Chica porque una avemaría es apenas unos segundos.
Grande, porque el valor de la oración es inmenso.
En estos dos
meses son cientos, miles, las avemarías que se están rezando por tres
pequeñísimas parroquias de la sierra norte de Madrid: Braojos, Gascones y La
Serna del Monte.
Me preguntan por frutos, como si esto fuera la purga de Benito, instantánea en sus efectos. Las
cosas de Dios tienen otro ritmo y Él hará que tanta oración dé sus frutos
cuándo, dónde y como quiera. En eso confiamos.
Bien. Dicho esto, ¿se va notando algo? Algo se nota…
Lo primero que hice fue
empezar a celebrar misa a diario,
inexistente desde hace años. Celebro dos días entre semana en cada pueblo y los
domingos en los tres. Es verdad que en alguna ocasión he celebrado sin pueblo,
pero solo dos veces. Siempre hay
alguien. Hasta doce personas alguna vez.
Un día por semana se expone el Santísimo en cada parroquia. A veces he estado solo, pero
no pasa nada: en vez de rezar en mi casa, rezo mejor en el templo parroquial y
con el Santísimo delante. Últimamente
siempre hay alguien. El lunes, con una buena nevada, nos juntamos seis o
siete.
Desde hace unos días hemos puesto en circulación, en cada uno de
los pueblos, una capillita itinerante con la Virgen. En Braojos, con 202
empadronados, hay una lista de cuarenta domicilios, para empezar. Dos días en
cada casa. En La Serna, que en invierno apenas llega a los cincuenta
habitantes, la Virgen estará en cada casa una semana. Hay lista amplia de
familias. El próximo domingo comienza a moverse la capilla en Gascones. Se está
haciendo la lista.
Otro paso es recuperar fiestas
tradicionales. Últimamente hemos tenido bendición de animales en San Antón, la
fiesta de San Vicente mártir, la Candelaria y San Blas.
En cada pueblo he conseguido reunirme con una mínima junta parroquial. Interesantes sus propuestas.
Y en junio una gran misión
mariana con la Virgen Peregrina de Fátima y los Heraldos del Evangelio.
En lo personal, bien. Muy acogido. He recorrido bastantes casas de
los tres pueblos visitando familias. Y comer… ¡ay
comer! Pero si no hacemos otra cosa… Que si tengo esto en casa,
que si venga a probar la matanza, que mañana barbacoa, que no sabe las patatas
que hace mi mujer… Oiga, que si se viene al bar a tomar un vino con
nosotros.
Esto son sus avemarías. Estos son los frutos. Suyos, de la Virgen, no
míos. Yo soy el
privilegiado que toca los frutos en la respuesta de la gente. Pero quien mueve
sus corazones es la Virgen. Y quien “pincha” a
la Virgen son ustedes con su rezo diario por estas parroquias.
¿Frío? Ya se pueden imaginar. Todo.
Pero somos recios, y aquí aguantamos como leones desde Juana, la de La Serna,
Sole de Gascones o Cándido de Braojos, hasta el señor cura párroco, y pasando
por Socio, que está feliz.
Sigan rezando que nos hace mucha falta. Braojos,
Gascones y La Serna no son solo mis parroquias. Son las suyas también, sobre
todo, suyas. Entre todos las sacaremos adelante para mayor
gloria de Dios.
Jorge
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