[1] “¿Qué he de hacer yo de bueno para conseguir la
vida eterna?” —“Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”.
Por su
modo de actuar y su predicación Jesús, ha atestiguado el valor perenne del
Decálogo. El Decálogo contiene una expresión privilegiada de la ley natural. Lo
conocemos por la revelación divina y por la razón humana.
Los diez
mandamientos, en su contenido fundamental, enuncian obligaciones graves. Sin
embargo, la obediencia a estos preceptos implica también obligaciones cuya
materia es, en sí misma, leve.
•
Amarás a Dios sobre todas las cosas.
•
No tomarás el nombre de Dios en vano.
•
Santificarás las fiestas.
•
Honrarás a tu padre y a tu madre.
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No matarás.
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No cometerás actos impuros.
•
No robarás.
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No dirás falso testimonio ni mentirás.
•
No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
•
No codiciarás los bienes ajenos.
[1] Cf. CEC, 2075-2081.
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