VATICANO, 23 Ene. 17 / 05:44 am (ACI).- En esta ocasión, el Papa
Francisco reflexionó durante la homilía en la Misa de la Casa Santa
Marta sobre el sacerdocio
de Cristo y aseguró que la persona que blasfema está cerrada al perdón de Dios.
Francisco recordó que mientras los sacerdotes de la Antigua Alianza
tenían que ofrecer cada año sacrificios, “Cristo se
ofrece a sí mismo, una vez para siempre, para el perdón de los pecados”.
Así “nos ha llevado al Padre”, “ha recreado la
armonía de la creación”.
El Papa también recordó que Jesús “ora por
nosotros”. “Mientras nosotros rezamos aquí, Él ora por nosotros, por cada uno
de nosotros”.
“Cuántas veces, en efecto, se pide a los sacerdotes
que recen porque sabemos que la oración del sacerdote tiene una cierta fuerza”, señaló. Otra “maravilla” es
cuando Cristo regrese para “hacer el Reino
definitivo”.
“Existe esta maravilla, este sacerdocio de Jesús en
3 etapas: en la que nos perdona los pecados, una vez, para siempre; en la que
intercede ahora por nosotros; y la que sucederá cuando Él vuelva”.
“Nosotros sabemos –continuó–
que el Señor perdona todo si nosotros abrimos un
poco el corazón. ¡Todo! Los pecados y también todas las blasfemias que dirán,
pero quien blasfema contra el Espíritu Santo no será perdonado en eterno”.
A este punto, el Papa explicó que la “blasfemia
es imperdonable”. “Jesús como Sumo Sacerdote ha recibido una unción. ¿Y cuál ha
sido esta unción? La carne de María con la obra del Espíritu Santo. Y el que
blasfema sobre esto, blasfema sobre el fundamento del amor de Dios, que es la
redención, la re-creación; blasfema sobre el sacerdocio de Cristo. ‘Pero que
malo el Señor, ¿no perdona?’. ¡No! ¡El Señor perdona todo! Pero quien dice
estas cosas está cerrado al perdón. ¡No quiere ser perdonado! ¡No se deja
perdonar!”.
“Esto es lo feo de la blasfemia contra el Espíritu
Santo: no dejarse perdonar, porque reniega de la unción sacerdotal de Jesús, que
ha hecho el Espíritu Santo”. Y “no
es porque el Señor no quiera perdonar todo, sino porque este está tan cerrado
que no se deja perdonar: la blasfemia contra esta maravilla de Jesús”.
Por último, el Pontífice manifestó: “hoy nos
hará bien durante la Misa pensar que aquí en el altar se hace memoria viva,
porque Él estará presente ahí, desde el primer sacerdocio de Jesús cuando
ofrece su vida por nosotros; está
también la memoria viva del segundo sacerdocio porque Él orará aquí; pero
también, en esta Misa –lo diremos después del Padrenuestro– está el tercer
sacerdocio de Jesús, cuando Él regresará y la esperanza nuestra de la gloria”.
“Pidamos al Señor la gracia de que nuestro corazón
no se cierre, que no se cierre jamás a esta maravilla, a esta gran gratuidad”, terminó.
Por Álvaro de Juana
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