Estados Unidos tiene una
provisión en sus leyes muy sabia que poquísimos países tienen: una clarísima
lista de sucesión presidencial. Si hubiera un atentado terrorista masivo, por
ejemplo, el día de la inauguración presidencial en el que murieran casi todos
los integrantes de los poderes públicos allí presentes, hay once cargos que
asumirían plenamente la presidencia de la nación por orden de precedencia.
-Vicepresidente
-Presidente del Congreso
-Presidente pro tempore del
Senado
-Secretario de Estado
-Secretario del Tesoro
-Secretario de Defensa
-Fiscal General
-Secretario del Interior
-Secretario de Agricultura
-Secretario de Comercio
-etc, etc
No sólo eso. Durante esta
inauguración, cincuenta miembros de las secretarías no están presentes por si
pasara algo. Cincuenta miembros que pudieran dirigir el Gobierno en todos sus
niveles y departamentos. Y, además, hay un superviviente designado (uno de esos
once miembros) que no sólo no puede asistir a la ceremonia, sino que tiene que
estar en un lugar protegido y vigilado. Para que si hubiera un atentado, de
inmediato pudiera asumir la presidencia de la nación.
La posibilidad de un gran
atentado es una posibilidad real. Más naciones deberían copiar esta sabia
medida. No sólo eso. Las constituciones deberían proveer una medida para llenar
el vacío de dirección en caso de ausencia de todos los poderes. ¿Qué sucede si
no queda nadie de una larga lista de sucesión? No hay que dejar nada a la
improvisación en un tema tan delicado.
Tras un
atentado terrorista masivo, no es momento para celebrar unas elecciones. Hay
que dejar tiempo para que las cosas se calmen y la población pueda votar con
serenidad. Mientras tanto, no puede haber un vacío de poder cuando más falta
hace una dirección.
Post Data: Veis cómo no es tan difícil no hablar de Amoris Laetitia. Si uno se esfuerza, se puede.
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P.
FORTEA
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