Las grandes transformaciones
morales del mundo actual tienen como centro el cambio en la moral sexual, que
ha desatado el aborto, el feminismo, la promoción de la homosexualidad y la
desintegración de la familia.
Desde fuera de la Iglesia se
suele decir que los cristianos están más obsesionados con el sexo que lo que lo
estuvo Jesús, e incluso dentro de la Iglesia los sectores progresistas acusan
de lo mismo a los sectores conservadores.
Esta
acusación es un recurso inteligente porque, además de socavar la moral sexual
tradicional también sugiere que aquellos que están preocupados con el tema
están actuando por alguna segunda intención secreta. ¿Voyeurismo? ¿Proyección?
¿Represión? Cualquiera que sea la causa precisa, definitivamente suena poco
saludable.
Por ejemplo Tom
Ehrich, católico progresista, en un artículo da por hecho que los cristianos
están obsesionados con el sexo y especula que este es el resultado de una especie de
adolescencia perpetua. La esencia de su argumento es que:
Nos
obsesionamos con el sexo, tema que el mismo Jesús ignoró. Nuestra presencia
pública se ha reducido a las luchas en torno al aborto y la homosexualidad. La agenda
política “cristiana” se ha convertido en nada más que en la elección de los
candidatos que se ocuparán correctamente del aborto y la homosexualidad.
JESUCRISTO TUVO ALGO QUE DECIR
SOBRE EL TEMA
Se
podría sugerir unas cuantas cosas en las que Jesucristo no tuvo nada que decir
al respecto,
pero el sexo no podría estar en la lista.
Él
reafirmó la enseñanza moral central de la fidelidad en decirle a la mujer
sorprendida en adulterio a “deja tu vida de pecado” (Juan 8:11), pero
luego fue mucho más lejos y afirmó que
“cualquiera que mira a una
mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón”. (Mateo 5:28).
Hay
también algún lenguaje más severo sobre arrancarse los ojos y cortar las manos
seguido con la discusión sobre el divorcio y la fornicación. Esto es en
cuanto al supuesto silencio de el Salvador sobre el tema del sexo.
NI EL ABORTO NI EL MATRIMONIO
GAY ESTÁ RELACIONADOS CON EL SEXO
Es
desconcertante la afirmación de que el aborto es una cuestión sexual para los
cristianos pro-vida. Hay un montón de maneras en que el movimiento
pro-vida considera aborto.
La
gente de Feministas por la Vida lo ven como un asunto de mujeres. La gente Secular
Pro-Life lo ven como un problema secular de derechos civiles.
El denominador común de todos
los grupos pro-vida, incluyendo los religiosos, sin embargo, es el tema de la
vida. No del sexo.
Tampoco el sexo es relevante para la política
cristiana en el tema de la homosexualidad.
El tema más destacado del día, el matrimonio gay, no tiene literalmente nada
que ver con quien puede tiene sexo con quién. Es sobre la definición de
institución social más importante de la sociedad la familia.
EL CENTRO DE LA PREOCUPACIÓN
SON LOS MÁS VULNERABLES
Lo que motiva a los cristianos
a oponerse al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo no es una
obsesión con el sexo, sino una obsesión con lo que fue siempre el centro de la
preocupación de Cristo: servir a las personas vulnerables y los más débiles, en
este caso, el no nacido y el recién nacido.
Los defensores de la legalización del aborto
quieren despejar el camino para tener sexo
sin la amenaza de incurrir en responsabilidad de concebir un niño.
La mayoría de los defensores del matrimonio entre
personas del mismo sexo ven la
institución del matrimonio como fundamentalmente para el beneficio y
satisfacción de los adultos (por lo tanto, la retórica sobre la
igualdad) en lugar de considerar las obligaciones de los padres con su
descendencia.
En ambos casos, los cristianos destacan que los niños necesitan protección en el útero y
necesitan la riqueza y los recursos de un padre y una madre en el hogar. No se
trata de sexo. Se trata de cuidar a aquellos que son dependientes e
indefensos.
LOS CRISTIANOS, FIELES A LA
DOCTRINA, SIEMPRE HAN MANTENIDO LA MISMA POSICIÓN, PERO AHORA LA SOCIEDAD
CAMBIÓ LA SUYA
Los cristianos no han virado a estos temas en los
últimos tiempo, sino que estos temas se volvieron centros de discusión, porque la sociedad laicista está tratando de
modificar una posición tradicional que los cristianos tuvieron desde siempre.
El
aborto es un tema muy divisivo porque los poderes occidentales han decidido
impulsarlo en todo el mundo desde la década de los ’70 y está matando millones
de vidas al año.
El matrimonio gay se convirtió
en un tema importante, no porque los cristianos decidieron al azar que sería un
tema divertido centrarse en él, sino debido a que la comunidad gay ha cambiado
sus puntos de vista sobre el tema en la década de 1990 y adoptó una estrategia
que hizo hincapié en la asimilación con la corriente principal y ser su brazo ejecutor.
Los
puntos de vista cristianos sobre las obligaciones de los padres hacia los hijos
no cambiaron de repente y se volvieron extremas. Ellos simplemente se convirtieron, en opinión de
la sociedad, en un inconveniente.
Desde entonces, el único problema real ha sido que los cristianos, en general, se niegan a
seguir las tendencias de estos tiempos. Incluso cuando se burlan de ellos por
estar obsesionados con el sexo.
Sin
embargo la Revolución Sexual continúa y se robustece.
¿PODRÁ EL CRISTIANISMO
SOBREVIVIR A ESTA SEGUNDA REVOLUCIÓN SEXUAL?
El adulterio, el divorcio, la
fornicación y la promoción de la homosexualidad están generando millones de
niños que no viven con su padre, condenados a mayor pobreza, mayor incidencia
de problemas psicológicos, de salud, financieros y de drogadicción. Y a la vez
que generan esos problemas a las personas, afectan a toda la sociedad en un
círculo vicioso que se amplía cada vez más.
Hay suficiente investigación
que correlaciona ambos elementos, sin embargo quien lo mencione públicamente
resulta estigmatizado y discriminado, aún dentro de nuestras propias
comunidades cristianas.
Cuando nos preguntamos si el cristianismo podrá
sobrevivir a esta segunda revolución sexual (la primera ola fue en la década de
los 60 del siglo XX) no estamos
hablando sobre si el cristianismo nominal podrá hacerlo, sino si podrá
sobrevivir el cristianismo basado en los mandamientos de Jesús.
Porque la otra forma de sobrevivencia es la que
está creciendo ahora, un ‘buenismo’ que
no se preocupa por lo que la gente hace a nivel privado, ni por las
consecuencias sociales de la expansión del círculo del pecado que su conducta
genera, que incide en el aumento de los problemas sociales y en que más
personas se verán excluidas de la salvación.
Un ‘buenismo’ que para ser compatiblemente
cristiano tiene que declarar que Dios
salva a todos, excepto a una docena en la historia que hicieron grandes
genocidios como Hitler, Stalin, Mao, Pol Pot, Kemal Ataturk, y siempre y cuando a último momento digan que
se arrepienten y aceptan a Jesús, pero que no predica cuales son las condiciones de tal arrepentimiento.
Leer también aquí ¿Qué pasa que la
Iglesia está Dejando de Interpelar al Mundo?
EL CRISTIANISMO SE REPLIEGA
¿Cuándo fue la última vez que
escuchaste una homilía que condene los males de la fornicación o adulterio, o
la cohabitación, o el divorcio, o tener hijos fuera del matrimonio, o tan sólo
que llame a dejar la homosexualidad?
El
control de estos pecados ha dejado de ser un valor central cristiano.
En
un tiempo se podía esperar que un predicador prestara atención prolongada a
estos pecados.
Y se podía esperar que los condenara inequívocamente.
Sin embargo, hoy en día, tanto los pastores como los sacerdotes parecen cada vez más decididos a
evitar hablar de ellos así como de las consecuencias sociales y económicas de
estas prácticas, que son cada vez más evidentes y graves.
Por supuesto, el cura viejo y desaliñado despotricando sobre el libertinaje sexual se
convirtió en materia de caricatura, y como ningún cura quiere ser visto
como pasado de moda, porque la mayoría quiere ser moderno y atractivo para la
juventud, nunca se oyen prédicas sobre los pecados del sexo ilícito.
De
hecho, las iglesias y los sacerdotes que se consideran altamente ortodoxos o
bíblicos o tradicionalistas o conservadores, se describen a sí mismos y por otros como
“fundamentalistas”, y aun así evitan el problema de la libertad sexual fuera de
control.
La mayoría de las revistas y
periódicos cristianos no publican artículos sobre esto y los encuentros del
clero no discuten cómo controlarlo. Ninguna iglesia ni ningún sacerdote hoy soñarían con amonestar o
censurar, por no hablar de excomulgar, a un miembro debido a la mala conducta
sexual.
Sin embargo, es cada vez más visible que estos pecados están causando estragos en toda
nuestra sociedad.
A nuestro alrededor podemos ver, si estamos
dispuestos a abrir nuestros ojos, las consecuencias sociales del sexo sin
control. La decadencia sexual en la
música popular en la cultura, en la televisión y los vídeos es sólo la
manifestación más obvia. Cada uno de nosotros podrá hacer una lista de
los programas de TV que promocionan todo tipo de estas conductas que
técnicamente y de acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, son pecados,
incluso mortales.
FUNESTOS RESULTADOS SOCIALES
Más allá del lamento, sus consecuencias son de
concretas y serias. La gran
proliferación de hogares monoparentales está teniendo consecuencias
devastadoras en nuestra sociedad, la economía y la política.
Las
epidemias de la cohabitación y el divorcio fuera de control han dejado a millones de niños
sin padre.
La falta del cuidado de la
crianza ha extendido la delincuencia, el abuso de sustancias y el absentismo
escolar en nuestras comunidades.
Estos
problemas están ahora llevando a la bancarrota a las generaciones futuras con una “crisis
financiera” que será atribuible casi en su totalidad a los efectos
multiplicadores en la delincuencia y la anomia social del gasto social.
Las
universidades y secundarias se han convertido en poco más que predios de
entrenamiento de la laxitud sexual, donde nada de esto se puede cuestionar so pena de
perder prestigio, posición y trabajo.
De
hecho, ahora domina el adoctrinamiento no sólo en la educación sexual, sino la
ideología política sexual a través de disciplinas como “estudios de la mujer” y
“estudios queer”, que califican a todo conocimiento alternativo
como agravios sexuales-políticos.
El
lado tiránico de esta cultura orgiástica se está convirtiendo en demasiado
evidente para ignorarlo, a pesar de años de negación. Y el corolario
inevitable de esta indulgencia licenciosa es el autoritarismo.
Esto ahora se manifiesta claramente en una agenda política impulsada por los mismos
radicales sexuales que promueven esta cultura.
Nadie se atreve públicamente
si quiera a analizar los pro y los contra de estas políticas públicamente,
porque inmediatamente le caerán encima los medios de comunicación, los
periodistas y los políticos, tachándole de intolerancia y haciéndole pagar un
alto precio por no aplaudir la apertura total.
LOS CRISTIANOS, EN GENERAL, NO
SABEN QUÉ HACER CON ESTE AUTORITARISMO
Tienen miedo de cuestionar y existe la tentación de jugar a lo seguro
apoyando mecánicamente a los proveedores de la nueva indulgencia, porque son tantos los problemas por los que la
Iglesia está cada vez más aislada, que posiblemente no quiera abrir otros
frentes cuyos contendores mas furiosos serán muchos de los que se sientan en
los bancos de los propios templos.
Porque ya los
cristianos que osan alzar alguna vez su voz, se encuentran
siendo acusados de “odio” y “fanatismo” y amenazados con castigo por
los políticos y los medios por criticar la agenda homosexual por
ejemplo.
Es verdaderamente diabólico cómo este descuido se
vuelve sobre nosotros y nos corrompe también. Porque como no somos capaces de
controlar el pecado, el pecado nos controla. Al negarnos a enfrentar el pecado
en términos de Dios, y en lugar de
volver a etiquetar a estas cosas por su nombre bíblico, permitimos que el
pecado nos aliste como sus agentes.
Entonces llegamos a que los radicales han hecho
redefinir el pecado. En lugar de la definición bíblica que se establece en el
lenguaje bíblico claro, ahora lo hemos redefinido ideológicamente, con una
jerga politizada. La indulgencia sexual
ya no es un pecado contra Dios.
Los pastores y sacerdotes hoy en día son mucho más propensos a tratar los pecados sexuales
en la forma que se ha redefinido y politizado por la ideología secular radical.
Los pastores y sacerdotes deben saber precisamente lo que constituye la
fornicación y el adulterio, porque la Biblia lo dice. Pero es más seguro predicar acerca del “acoso
sexual” y sobre la “violencia contra la mujer”, aunque sean hechos muchísimo
menos frecuentes que la fornicación y el adulterio, porque hoy las feministas
tienen mucho más poder en la sociedad y no hay nadie que defienda a pobres
párrocos aislados.
Por lo tanto la misma fe cristiana se transforma
poco a desde la teología y la moralidad
a la ideología política.
La crisis actual de la iglesia no es de una
doctrina imprecisa o falsa, sino que la
iglesia falla ahora en el coraje de aplicar su doctrina en la cara de una
inmoralidad sexual desafiante y politizada, apoyada por los medios de
comunicación y el sistema político todo.
¿Por
qué los pastores ahora evaden los pecados básicos que afectan a todas las
congregaciones y los pecados más críticos que amenazan con abrumar a nuestra
sociedad?
¿Por qué tienen que permanecer mudos a la simple sugerencia de que deberían
hacerlo o balbucear excusas poco convincentes y palabras equívocas evasivas?
La respuesta es que están asustados porque no
tienen respaldo. Ningún pastor o
sacerdote quiere tocar el tema del pecado sexual, porque va a enojar a las
mujeres liberales que controlan la mayoría de las congregaciones. Esto
no significa una condena, sino simplemente un reconocimiento de la realidad.
Esta
misma dinámica que sucede a los sacerdotes se produce entre los periodistas y los
profesores universitarios.
LOS MALES DE LA IDEOLOGÍA DE
GÉNERO
La libertad sexual es el corolario inevitable de la
ideología de género porque los
radicales entienden que la libertad sexual transfiere poder a los que pueden
utilizar una identidad sexual como apalancamiento: las mujeres politizadas y
los homosexuales.
“Mi
generación dejó pasar todas esta confusión sexual sin sentido, el feminismo
radical, y la ruptura de la familia y que siguieran adelante, sin darse
cuenta que hemos herido gravemente a las generaciones actuales”, dice el
cardenal Leo Burke.
“La Iglesia
no ha reaccionado de manera efectiva a estas fuerzas culturales destructivas
y en su lugar se ha vuelto demasiado influenciada por el feminismo radical”.
Y la
primera víctima de la feminización es el coraje, la valentía que se
exige ante todo a los hombres, incluyendo el clero.
Esta es la razón por la que la fe cristiana y la ideología sexual radical están hoy en curso
de colisión directa, y por qué los radicales creen que la fe cristiana ha de
perder.
Rod
Dreher, en The American
Conservative, cuestiona abiertamente si la misma cristiandad
occidental puede sobrevivir a la revolución de la sexualidad, al igual que el
ex arzobispo de Canterbury en el Daily Telegraph. La pregunta exige una
respuesta de una manera u otra.
Tenemos que preguntarnos qué es lo que queda
todavía cristiano.
Si hemos perdido nuestra
voluntad para hacer cumplir la moralidad sexual en nuestras congregaciones, si
los pastores no defienden los mismos matrimonios que ellos mismos han
consagrado, o no hacen cumplir la disciplina en las parejas de hecho, entonces
¿en qué sentido la fe cristiana todavía tiene algún significado práctico en
nuestra vida común?
Nos
quejamos de que el cristianismo está siendo “desterrado de la plaza pública”, pero
difícilmente podemos sorprendernos cuando no hemos tenido el estómago para
defender a nuestros propios feligreses, congregaciones y comunidades en contra
de ls violaciones de la ley de Dios.
Pero el
resto de nosotros no somos más valiente que el clero. Pocos de nosotros
expresan desaprobación moral cuando nos encontramos con amigos que están en
cohabitación o cometen adulterio o se divorcian de sus cónyuges e hijos.
“La religión
es esencial para la regulación sexual en casi todas las sociedades”, escribe el
estudioso homosexualista Dennis Altman.
“De hecho, es muy posible que la función social primordial de la religión
sea el control de la sexualidad“.
Abdicar
de su responsabilidad de regularlo en el nombre de Dios nos deja vulnerables no
sólo a la anomia social, sino también frente a los que van a intervenir y
regularlo para sus propios fines, imponiendo sanciones y la racionalización de sus
medidas invocando diversas alternativas, teologías generalmente politizadas.
“Irónicamente, los países que rechazaban la religión en nombre del comunismo tendían a
adoptar su propia versión del puritanismo sexual, que a menudo se
emparentaba a las religiones que asaltaban”.
Quizás sea hora de que tengamos el coraje de
admitir que el cura viejo desaliñado
que predicaba en contra del sexo ilícito era un hombre sabio y sensible,
y más fiel que nosotros que nos burlamos de él. Tal vez deberíamos empezar a
fomentar el autocontrol que exigía y el coraje que desplegaba.
Tal vez también es el momento de recuperar algo de
respeto por la sabiduría de los ancianos y abandonar el mundo de Pinocho donde
los jóvenes (junto con sus impulsos) son adorados como un logro en sí mismo,
mientras que los ancianos, a los que la
Biblia establece como figuras de autoridad, se espera que mantenga sus voces
mudas.
Tal vez también es el momento
de desprenderse de las palabras políticamente obligatorias (“Nadie es quien
para juzgar”) y aceptar que la libertad sexual abierta nos pone en una
trayectoria que sólo extiende el caos, la ruina de más vidas, destruye nuestra
libertad, y debilita nuestra civilización.
Fuentes:
- http://forosdelavirgen.org/91360/sexualidad-150405/
- http://forosdelavirgen.org/81700/grandes-poderes-mundiales-estan-cambiando-el-mundo-a-traves-de-la-revolucion-sexual-2014-09-18/
- http://www.firstthings.com/web-exclusives/2014/04/are-christians-obsessed-with-sex
- http://www.firstthings.com/web-exclusives/2014/08/against-obsessive-sexuality
- http://www.firstthings.com/web-exclusives/2014/12/why-christians-care-about-sex
- http://www.crisismagazine.com/2015/can-christianity-survive-sexual-revolution
- http://volokh.com/2013/09/13/state-v-brewington-oral-arguments/
- http://www.huffingtonpost.com/johann-hari/the-strange-strange-story_b_136697.html
- http://touchstonemag.com/archives/article.php?id=14-01-026-f
- http://www.theamericanconservative.com/articles/sex-after-christianity/
Foros de la Virgen María
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