ROMA, 07 Abr. 16 / 05:04 pm (ACI).- El P. Jean Marie Benjamin es
un francés que tuvo un intenso e inolvidable encuentro con el Padre Pío de
Pietrelcina en la década de 1960. Después de esa ocasión que lo marcó para
siempre, dejó de ser músico de cabaret para convertirse en sacerdote.
En 1968 Benjamin tenía poco más de 20 años, llevaba una vida libertina en París y trabajaba como
músico en un cabaret. Quería dedicarse por completo a la música. Para entonces
ya había grabado dos discos y estaba componiendo su primera sinfonía.
Un día, según contó a ACI Stampa –agencia en italiano del Grupo ACI– fue
a cenar a casa de un amigo y en la biblioteca encontró un libro sobre el Padre
Pío. Recordó que al ver la foto del fraile en la tapa este “atrajo su mirada”.
Pidió el libro prestado, lo leyó en una noche y decidió ir a buscarlo a San
Giovanni Rotondo en Italia.
Cuando llegó a la ciudad, conoció en el hospedaje a Marco, un profesor
de literatura que también quería ver al Padre Pío. Este le aconsejó que si
quería confesarse con el fraile capuchino debía ir a la Misa de las 5:00 a.m. y
conseguir un boleto. También le comentó que él ya no confesaba a extranjeros
porque lo agotaba pero lo animó a que lo intentara.
Al día siguiente Benjamín fue a la Misa. Recordó que el Padre Pío estaba
en una silla de ruedas, se le veía viejo, encorvado, doblado por el dolor de
los estigmas y pese a eso “todos tenían los ojos puestos en él. La emoción era
grande”.
El momento de la consagración “era imposible de describir. No hay
palabras ni expresiones para decir con exactitud lo que estaba pasando”, porque
además los pájaros que estaban en las ventanas del templo se quedaban en
silencio.
Benjamín no pudo conseguir un boleto sino hasta que Marco le dio el suyo
que ya no iba a usar. Sin embargo, el fraile de los estigmas no confesó durante
los tres días siguientes porque estaba muy cansado y mal de salud.
El domingo 8 de marzo cuando abrieron la puerta del templo, Benjamín
corrió y se sentó en la primera fila para la confesión.
Cuando llegó su turno, el Padre Pío le preguntó,
lentamente como si supiera que no entendía el italiano, “¿Hace cuánto tiempo
que no te confiesas?”. Benjamin le contó su historia en francés. El sacerdote
repitió la pregunta y él contestó que no lo recordaba.
“El Padre Pío alzó la mano derecha, la izquierda
y la movió tres, cuatro veces, haciendo un ruido que me pareció largo. Después
me dijo el día, el mes y el año de mi última confesión. Fue un 13 de julio del
año 1961 en Costa de Marfil, cuando viajé a África con mis padres”, relató a
ACI Stampa.
Tras un largo silencio, el joven pidió la
bendición del Padre Pío y este le dijo mirándolo fijamente a los ojos: “Anda a
ver a un sacerdote francés”. Benjamín tocó sus estigmas y sintió “un calor
impregnante” y la fuerte presencia de Dios.
Volvió a París sintiéndose renovado por el
encuentro con el Padre Pío que le “había dado como una fuerza nueva”, sobre
todo “en mi interior”.
El 23 de septiembre de 1968 falleció el Padre Pío
y la noticia entristeció a Benjamin que no lo podía creer y lloró. Entonces
recordó el pedido que le hizo el fraile capuchino de buscar a un sacerdote
francés para confesarse.
“No lo había hecho y ni siquiera lo había
pensado. Así que fui a tomar un metro para bajarme en cualquier estación,
caminar y entrar en la primera iglesia”, recordó.
Así lo hizo. Bajó en Notre Dame des Victoires,
entró en la primera iglesia y vio dos confesionarios vacíos. Entró a uno y le
dijo al sacerdote: “Padre le digo la verdad, no solo he venido a confesarme
sino también vengo de parte del Padre Pío”.
El sacerdote escuchó el relato de Jean Marie y
le dijo: “es muy bello todo lo que te ha sucedido. Además, nadie te había dado
mi nombre para que vengas a buscarme. Te habrá guiado el Padre Pío. ¿Sabes por
qué estoy convencido? Porque soy el Padre Reveilhac y soy el responsable en
Francia de la recolección de fondos en Francia para la Casa del Alivio del
Sufrimiento, como se llama el hospital del Padre Pío. Además desde hace 30 años
voy dos veces al año a San Giovanni Rotondo y veo al Padre Pío”.
El P. Reveilhac se convirtió en el director
espiritual de Jean Marie Benjamin y lo ayudó a crecer en la fe y en la vida
espiritual. El joven sintió el llamado al sacerdocio, pero el
presbítero le dijo que debía esperar porque su vocación aún no había madurado.
“La respuesta fue dura pero con el tiempo
entendí que el P. Reveilhac tenía razón: no sabía si podría cambiar mi estilo
de vida inmediatamente, dejar la música, la composición, el estudio de
grabación, los conciertos”, comentó.
Poco a poco fue dedicándose a otras actividades.
Desde 1983 a 1988 Benjamín fue funcionario de la Oficina de las Naciones Unidas
en Génova, una de sus responsabilidades fue organizar eventos del Fondo de las
Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
En marzo de 1988 dejó su puesto y regresó a San
Giovanni Rotondo. Ahí tomó la decisión de ser sacerdote. Fue ordenado el 26 de
octubre de 1991. Ese mismo año se convirtió en el asistente del Cardenal
italiano Antonio Casaroli, que era enviado especial del Vaticano para misiones
diplomáticas y Secretario de Estado Emérito.
Dejó el cargo en 1994 y al año siguiente produjo
su primera película sobre el Padre Pío, que fue difundida por la Radio
Televisión Italiana (RAI).
En 1998 viajó a Irak para hacer un documental sobre
las culturales ancestrales y al ver la precaria situación de la población que
sufría los efectos de la radiación que emitía el uranio, utilizado en las armas
de Estados Unidos e Inglaterra, decidió dedicarse al trabajo humanitario y
denunciar a los medios que ignoraban este drama.
Viajó varias veces a ese país de Medio Oriente
entre 1998 y 2003. Producto de ese viaje publicó tres libros y produjo dos
documentales.
A lo largo de su vida también ha producido
varios conciertos y piezas corales incluido un CD CD de música pop sobre Irak.
Ha compuesto la banda sonora para varias películas francesas e italianas.
En 2003 organizó el encuentro en Italia entre el
Papa Juan
Pablo II y Tareq Aziz, el primer ministro iraquí. Actualmente
continúa dedicándose al trabajo humanitario en Irak y a diversos temas sobre el
medio ambiente.
Traducido y
adaptado por María Ximena Rondón. Publicado originalmente en ACI Stampa.
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